domingo, 31 de mayo de 2020

LA FORASTERA


Publicada recientemente por Alfaguara, “La forastera” es la última novela de la escritora Olga Merino (Barcelona, 1965). La autora barcelonesa había publicado anteriormente las novelas “Cenizas rojas” (Ediciones B, 1999), “Espuelas de papel” (Punto de Lectura, 2005) y “Perros que ladran en el sótano” (Alfaguara, 2012). En 2006, obtuvo el Premio Vargas Llosa NH por el relato breve “Las normas son las normas”. Con “La forastera”, Merino parece consolidarse como una de las voces más destacadas de la narrativa española actual.

“La Forastera” es una novela ambientada en la España rural, la ya archiconocida España vacía, según el afortunado término acuñado hace unos años por Sergio del Molino. La protagonista del relato es Ángela, a la que llaman también Angie, por la canción de los Rolling, una mujer de cincuenta años que se instala con sus dos perros en una casucha destartalada situada a las afueras de un pequeño pueblo de la Andalucía interior, donde vivía su familia antes de emigrar a Barcelona. En un barrio obrero de la capital catalana, pasó Ángela su infancia y juventud con sus padres y un hermano heroinómano, al que el padre acabó echando de casa y terminó muriendo de sobredosis. Angie emigró después a Londres para trabajar como au pair y allí vivió una apasionada y desmesurada aventura amorosa con un pintor obsesivo de los colores que acabó suicidándose.

Y es que el suicidio, uno de los temas recurrentes del libro, parece perseguirla, pues al poco de llegar al pueblo encuentran colgado de un árbol el más importante cacique y terrateniente del lugar, cuyo padre también se había suicidado unos años antes en la misma fecha. Ángela va conociendo algunas cosas del pasado de su propia familia que ignoraba hasta entonces, a la vez que se relaciona con algunos magníficos personajes secundarios como Andrés, el moderno cura del pueblo; el emigrante africano Ibrahima; el cumplidor capataz Dionisio; Tomás, el dueño del bar del pueblo; o la cotilla sacristana Teodora. Ángela es una mujer solitaria, independiente y libre, amén de algo estrafalaria, que tendrá que luchar denodadamente para no ser víctima de las habladurías y para no acabar siendo sometida a las presiones sociales y políticas de los nuevos caciques del lugar, que han cambiado las hectáreas por el ladrillo. Una España que sigue teniendo muchos de sus tintes negros y opresores.

“La forastera” es un relato crepuscular que algunos críticos y la propia promoción editorial del libro han querido relacionar con el western. La misma autora señala en una entrevista reciente algunas concomitancias entre su novela y este género: “el paisaje crepuscular, los personajes en el límite, los caciques, los forajidos de otra manera, la línea del horizonte siempre presente y un orden caduco a punto de romperse”. Otra característica destacada del libro es el uso por parte de la narradora, la propia Ángela en primera persona, de un léxico muy variado en el que coexisten un registro más moderno, incluso marginal en algún momento, entreverado de letras de canciones de rock en inglés, con un lenguaje rural en vías de extinción que la autora confiesa rescatar del habla de los mayores.  El estilo es de frase corta y muy directo, con logradas descripciones y con un realismo a veces bastante crudo y descarnado, en el que flota de manera más o menos explícita la violencia que envuelve el ambiente y muchas de las situaciones relatadas. Es una historia árida y dura, como lo es el paisaje en que transcurre y lo acaban siendo en buena medida los personajes que la pueblan.

Olga Merino se inscribe así, con personalidad propia sin duda, en una corriente de literatura rural que hunde sus raíces en Miguel Delibes, Julio Llamazares o Jesús Moncada, y que están continuando con brillantez otros autores de su generación como María Sánchez, Emilio Gancedo, Rafael Navarro de Castro, Jesús Carrasco o, en clave más humorística, Santiago Lorenzo con “Los asquerosos”. En cualquier caso, “La forastera” es una novela muy recomendable, algo triste, o melancólica, como prefiere calificarla su autora, que describe un mundo oscuro que tal vez está extinguiéndose, pero que nunca parece acabar de desaparecer del todo de nuestra curtida piel de toro. En cualquier caso, la novela no es del todo desesperanzadora, pues su protagonista, a pesar de lo mucho que se deja en el empeño, no sucumbe del todo a las fuertes presiones (“y no es el viento”) que la cercan sin tregua.

“La forastera”. Olga Merino. Alfaguara. 2020. 240 páginas.

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