“La
casa herida” es uno de los grandes clásicos de la literatura alemana del siglo
XX. Fue publicado en 1966 y recientemente ha sido reeditado en Alemania con
motivo de la celebración del centenario del nacimiento de su autor, Horst
Krüger (Magdeburgo, 1919 – Frankfurt, 1999). Hace unos meses, ha sido publicado
en España por Siruela, en su colección Nuevos Tiempos, con traducción de Virginia
Maza Castán.
Horst
Krüger estudió Literatura y Filosofía en Berlín y Friburgo y trabajó como
periodista durante gran parte de su vida. Tuvo una amplia trayectoria literaria
y sus libros están dedicados en su mayor parte a los viajes y a un completo y
complejo trabajo de reconstrucción de la memoria de la sociedad alemana desde
el ascenso del nazismo en los años treinta hasta los años sesenta del pasado
siglo. “La casa herida” es su obra maestra y un verdadero hito de la literatura
alemana contemporánea. Su reciente reedición ha sido recibida en Alemania como
un verdadero acontecimiento cultural.
Porque,
como se dice en su promoción, “La casa herida” es “un libro fundamental en la
historia de las letras germánicas de posguerra en el que Krüger no solo
relataba con agudeza su propia infancia bajo el Tercer Reich, sino que proponía
al mismo tiempo una lúcida radiografía de toda una clase social, de esa pequeña
burguesía a la que su familia y él mismo pertenecían, «el prototipo de hijo de
esos alemanes inocuos que nunca fueron nazis, pero sin los cuales los nazis
nunca hubieran podido hacer su trabajo»”.
Escrito
en primera persona, “La casa herida” es una autobiografía fragmentada del
autor, pues este elige algunos episodios de su vida y omite voluntariamente
otros. El libro comienza con la visita del autor al barrio berlinés de Eichkamp
y a la casa donde pasó la infancia y juventud con su familia, de clase media
más o menos acomodada, amante de la ley y el orden, creyentes en Dios y en el trabajo, y encajonados
en un clasismo que aceptaban ajustándose al nivel social que ocupaban y en el
que se movían, mirando con desprecio a los más pobres y con envidia a quienes
estaban por encima de ellos. Sus padres no eran nazis, más bien apolíticos,
pero recuerda a su progenitor leyendo “Mi lucha” y aceptando sumisamente el
avance imparable del nazismo.
Un
episodio de su vida que tiene importante presencia en el libro es el suicidio
de su joven hermana y la desaforada respuesta religiosa de la madre ante esa
tragedia. También su fugaz coqueteo juvenil con la resistencia antinazi o su
condición de soldado alemán al final de la Segunda Guerra Mundial y su relación
con el ejército estadounidense. Y su posterior trabajo como periodista y su
asistencia a los juicio de Auschwitz en 1965, un año antes de la publicación
del libro, donde se juzgó a veintidós personas por los crímenes perpetrados por
iniciativa personal en el campo de concentración y exterminio de Auschwitz
durante la Segunda Guerra Mundial. El autor observa con estupor que es incapaz
de diferenciar a los fiscales de los acusados.
El
libro nace del intento de explicarse a sí mismo y a sus lectores cómo buena
parte de los alemanes asistieron impasibles y consintieron sin rechistar el
ascenso del nazismo. Por eso, en buena medida, “La casa herida”
constituye “el relato de cómo paso a paso fueron seducidos por la visión
mesiánica de Hitler e intoxicados por las promesas del nacionalsocialismo, y se
entregaron cómodamente a su delirio, y conforma un drama aún más escalofriante
por su falta de violencia, tanto más condenable por su total ausencia de maldad
consciente”.
“La
casa herida” es un libro muy recomendable, en el que se ejemplifica con el caso
particular de Krüger y su familia a esa sociedad alemana que no supo o no quiso
ver lo que el nazismo de verdad significaba. Pero no se trata de un libro
político, sino de una magnífica novela en la que se abordan también otros temas
y se relatan diversos episodios con enorme fuerza narrativa y con una
encomiable capacidad de síntesis. La edición de Siruela se cierra con un
apéndice del también escritor y guionista alemán Martin Mosebach, en el que
reflexiona sobre el libro, su génesis y varios aspectos de su contenido. Hay
que celebrar que esta importantísima novela alemana y europea de nuestro tiempo
haya sido editada ahora en nuestro país. Su lectura puede considerarse en
cualquier momento un ejercicio muy necesario que resulta siempre aleccionador.
“La casa herida”. Horst Krüger. Siruela.
2021. 272 páginas.
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