“La
poda” es la primera novela de Laura Beatty (Londres, 1963). Fue publicada en
Inglaterra en 2008 y obtuvo varios premios literarios importantes. Ahora, tras
su éxito internacional, la exquisita editorial Impedimenta la ha publicado en
nuestro país, con traducción del inglés a cargo de Ce Santiago. Laura Beatty estudió
Filología Inglesa en Oxford y más tarde se especializó en Griego Antiguo. Ha
publicado un par de novelas más que no han sido traducidas al español. Ha
trabajado como periodista y escrito varios relatos cortos. Durante un tiempo
vivió en Salcey, uno de los pocos bosques medievales que quedan en Inglaterra,
y actualmente vive entre la ciudad inglesa de Bath y su casa en Grecia.
“La
poda” está protagonizada por Anne, una joven inglesa de 15 años, desgarbada y
larguirucha, que, cansada de la vida con su caótica familia que la ignora y
ningunea, decide irse a vivir al bosque, donde aprenderá a sobrevivir en la
naturaleza, convirtiéndose en buena medida en una vagabunda. “Poco a
poco, aprende a buscar comida y a cazar con sus propias manos; a construir una
casa con los materiales que el propio bosque le regala, y a descifrar el
hipnotizante coro griego de los árboles. Observa a los zorros y a los ciervos,
sobrevive a su primer y terrible invierno, y conoce la amarga y cálida belleza
del amor. Pero en el bosque escucha otras voces: la noche y sus rumores, un
hombre armado con una pistola, niños que chapotean en las charcas… y pronto el
sonido de unas motosierras lejanas, que presagian senderos bajo los árboles y
pasarelas bajo el dosel de las ramas. La ciudad que poco a poco empieza a
cercarla”.
La
idea principal de la novela es tal vez la constatación de que la huida a la
naturaleza es hoy en cierta manera imposible, pues esa naturaleza en su estado
puro y salvaje ya no existe. Al menos en los países occidentales y modernos,
como la Inglaterra actual en que transcurre el relato. Así lo dice la narradora:
“Era irrespirable. Por todas partes letreros que tenías que leer. Bicicletas,
caballos, corredores. Y en el lado más apartado, una tarde, dos chicos haciendo
motocrós, arrasando el sotobosque, ilegal”. Anne busca la fusión con la naturaleza y aprende
a conocerla y a convivir con ella de una manera entre utilitaria y panteísta.
En cualquier caso, la presencia de otras personas le resulta necesaria y con
ellas vive interesantes experiencias. Así, Steve y su madre, que viven junto al
vertedero y con los que Anne traba amistad, o el ambiguo guarda forestal que la
protege en cierto modo, pero cuyo comportamiento no siempre se ajusta a las
obligaciones de su cargo.
Cristóbal
Ruitiña hace un espléndido resumen de la novela en un artículo de “Zenda”: “Siglo
y medio después de la publicación del Walden de Thoreau, Walden ya no existe.
Esta es la tesis central de esta novela que es, pues, una narración sobre la
huida a la naturaleza cuando la naturaleza ya no está. A ella se va Anne, una
joven inglesa de 15 años, que ya no soporta más a su familia. No puede vivir
rodeada de su indiferencia, su solipsismo y su cacharrería. Se diría, por
tanto, que su familia no es sino un trasunto de la civilización urbana. Y Anne,
que antes lo ha frecuentado ocasionalmente, un día se escapa al bosque cercano
para instalarse definitivamente en él. Es un lugar muy poco virgen ya, asediado
por las prácticas agropecuarias, los guardabosques y los turistas y que hasta
tiene un punto limpio en los márgenes, un vertedero al que van a parar todas
las sobras de la civilización urbana que, por cierto, Anne aprende a aprovechar
evidenciado así la utilidad que, en el fondo, les otorga”.
Aunque
a veces puede parecer que la novela se decanta por un mensaje ecológico
demasiado simplista e ingenuo, lo verdaderamente interesante y nuclear del
relato es la lucha por la supervivencia de la protagonista en un medio natural
que, junto a su cautivadora belleza idílica, muestra también, y en no poca
medida, su lado hostil, duro y adverso.
“La poda” puede enmarcarse en esta tendencia a la vuelta a la naturaleza tan presente en nuestros días, pero lo hace de una manera original y mostrando de forma crítica las dificultades que ello entraña y los aspectos desfavorables que presenta esa misma naturaleza, regida por sus propias leyes, que no tienen como prioridad lo individual sino la lucha descarnada por la supervivencia de sus miembros. Y en esa lucha por sobrevivir en un medio tan armónico como despiadado se va forjando la personalidad en desarrollo de la desgarbada Anne.
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