Tras el enorme éxito obtenido por su anterior novela “Patria” (Tusquets, 2016), Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959) ha publicado recientemente “Los vencejos”, una larga novela de más de setecientas páginas que ha sido recibida con gran expectación.
Hay que empezar diciendo que “Los vencejos” nada tiene que ver con “Patria” y que quienes esperaban que el autor guipuzcoano, afincado en Alemania, iba a continuar abordando el conflicto en el País Vasco con la valentía y objetividad con que lo hizo en su anterior narración pueden sentirse tal vez algo decepcionados. “Patria” fue una novela excepcional y vino a llenar un escandaloso vacío en la literatura española en el tratamiento del problema vasco, poniendo el foco en las verdaderas víctimas del fanatismo nacionalista y el terrorismo asesino tan presentes durante décadas en aquella comunidad. “Los vencejos” no tiene nada que ver con todo ello. Aramburu ha dado un giro a su narrativa y ha escrito una novela diferente, con un cambio radical de temática y enfoque. Y sería un error comparar una novela con la otra pues ambas se mueven en parámetros totalmente diferentes.
“Los vencejos”, que transcurre casi íntegramente en Madrid, tiene como protagonista a Toni, un profesor de instituto que imparte la asignatura de Filosofía, cincuentón y desencantado, que vive solo con su perra Pepa y que ha programado su suicido para dentro de un año. Inicia así un diario en el que, a lo largo de 365 textos agrupados en doce capítulos, va contando sus impresiones y sus vivencias presentes y pasadas. Conocemos así su relación con su mujer, Amalia, de la que se separó no muy amistosamente; con su hijo, Nikita, que llega a tatuarse una esvástica en la espalda; con su padre, su madre y su hermano; con sus suegros… Y con su único amigo, al que llama Patachula, que perdió una pierna en el atentado del 11-M y con quien se toma las cervezas y conversa sobre los temas de actualidad política y social de nuestro país. Toma protagonismo en la última parte del libro Águeda, una antigua novia de Toni, a la que el profesor rechazó por su poco atractivo físico pero que se incorpora luego a las tertulias con Patachula. Aunque su ex mujer y los familiares tienen un importante papel en partes del relato, Patachula y Águeda son los dos personajes secundarios más logrados de la novela.
En buena medida, “Los vencejos” pretende ser una crónica social y política de la España de estos últimos años. Son muchos los temas de actualidad que, de una u otra manera, aparecen en el libro: el feminismo, la relación entre hombres y mujeres, el papel del hombre ante el nuevo rol de la mujer, el lesbianismo, el auge del independentismo catalán, la aparición de nuevos partidos más extremos como Vox y Podemos, la situación de la enseñanza o, aunque no tanto como podría parecer, el suicidio. Y, aunque el autor nunca ideologiza su novela, hace opinar a su narrador y a otros personajes sobre estos temas y muestran con frecuencia posiciones contracorriente, alejadas de la ortodoxia y la corrección política imperantes. Obviamente, y algunos críticos parecen no observarlo, aunque el libro esté escrito en primera persona, las opiniones vertidas por el narrador, o por los diferentes personajes, no tienen por qué coincidir con las del autor.
Aunque “Los vencejos”, cuyo título hace una referencia simbólica a la libertad que representan para el narrador estas aves permanentemente aéreas, es una novela de más de setecientas páginas, se lee con mucha facilidad y fluidez. Está escrita en una prosa sencilla, con muchas expresiones coloquiales y mucho diálogo y estructurada en secuencias diarias breves. El libro no se hace largo al lector y eso que solamente hay dos cuestiones que mantienen en lo fundamental la intriga del relato: saber si el narrador cumplirá su promesa de suicidarse en la fecha prevista y descubrir la autoría de las notas anónimas que recibe continuamente en su buzón.
A mí, el Aramburu que más me gusta es el que trata la situación en el País Vasco: las novelas “Patria” y “Los años lentos” y el libro de relatos “Los peces de la amargura”. Pero un novelista necesita cambiar de registros y de temática y Aramburu es un escritor con una ya dilatada obra literaria que incluye novelas, relatos, ensayo, poesía y traducciones. “Los vencejos” engrosa esa larga lista y se lee con facilidad y ganas. No es una obra maestra, pero es una novela más que aceptable.
“Los
vencejos”. Fernando Aramburu. Tusquets Editores. 2021.704 páginas.
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