“Mis
días con los Kopp” es la primera novela de Xita Rubert Castro, joven escritora
nacida en Barcelona en 1996 y criada entre Cataluña y Galicia. Hija del
conocido filósofo catalán Xavier Rubert de Ventós, Xita comenzó sus estudios de
Literatura en Barcelona y se licenció en Filosofía y Literatura por la
Universidad de Warwick, tras realizar estancias de estudios en universidades
como La Sorbona en Paris. Actualmente se doctora en Literatura Comparada becada
por la Universidad de Princeton, donde imparte clases sobre las relaciones
entre filosofía, literatura y medicina. Ha recibido varios premios en la
modalidad de teatro y por algunas de sus narraciones breves, entre las que
destaca “Flores para el bailarín”, finalista del Premio de Relato Ana María Matute
y editada en el libro conjunto “Patas de astracán y relatos finalistas”. Ha
escrito artículos e impartido conferencias sobre Clarice Lispector, Leonardo da
Vinci o Martin Heidegger en diversas revistas e instituciones extranjeras y
españolas. Ahora, Anagrama acaba de publicar “Mis días con los Kopp”, su
primera novela, que ha sido muy bien acogida por la crítica.
“Mis
días con los Kopp” es una novela corta, que, según su propia autora, iba a ser
de inicio un relato breve. En la novela aparecen prácticamente solo cinco
personajes. Está narrada en primera persona por la joven Virginia, de
diecisiete años. Ella y su padre, Juan, se desplazan al norte de España para
encontrarse con los Kopp, matrimonio inglés formado por Andrew y Sonya. Andrew,
compañero de Juan desde su época universitaria, va a recibir un premio por su
labor cultural, entregado por los Reyes de España, y el padre y la hija
españoles van a acompañarlos y a pasar unos días con ellos. Sin embargo, los
Kopp llevan consigo a su hijo Bertrand, un joven aparentemente enfermo, con
alguna deficiencia psíquica, al que los padres presentan como escultor y
performer, obsesionado por la idea de que las esculturas son efímeras. La joven
Virginia se va a sentir progresivamente atraída por la ambigüedad de Bertrand,
que se mueve entre la demencia y la creación artística y que puede mostrarse
tan violento como tierno. En su proceso
de despertar e iniciación propio de la adolescencia, Virginia se va a dejar
arrastrar hacia un laberinto de sensaciones encontradas, un territorio nuevo
para ella, peligroso y excitante a la vez, ambiguo e inexplorado.
Además
de en Bertrand, la novela también se adentra en los personajes del matrimonio
Kopp y en la relación de Virginia con su padre. Andrew Kopp es presentado como un
artista e intelectual que, a pesar de su prestigio, mantiene una vena
transgresora y provocadora que puede parecer en cierto modo infantil y poco
adecuada a su edad y status. El lector juzgará si la broma que lleva a cabo en
el relato se ajusta más a la transgresión o a un capricho de persona consentida
por su situación intelectual, social y económica. No sé cuánto de crítica y
reproche hay por parte de la autora a ese tipo de comportamientos. En cualquier
caso, lo mejor de la novela es su ambigüedad y ausencia de juicio moral por
parte de la narradora y, a través de ella, de la autora del libro.
Sonya
es una mujer más altiva y distante, siempre preocupada por esconder las
posibles deficiencias psicológicas de su hijo bajo el manto de la genialidad artística.
Bastante protagonismo tiene también en la novela la estrecha relación de
Virginia con su padre, de quien la narradora, haciéndose omnisciente en este
plano, nos desvela su futura enfermedad que va a cambiarlo todo. Este aspecto,
según la propia novelista, le sirvió para alargar algo el relato inicial y
convertirlo en una novela corta. Aunque no siempre está muy clara la frontera
entre ambos géneros.
A
pesar de su brevedad, la novela aborda varios temas, domina con maestría la
ambigüedad y, además, está escrita con una prosa exquisita y una sintaxis
perfectamente elaborada. Algo muy meritorio en una escritora de tan solo 26
años, que demuestra una madurez literaria y un oficio sorprendentes. Como se
dice acertadamente en su promoción: “En su primera novela, Xita Rubert escribe
con la misteriosa sabiduría que emerge del caos para preguntarse si acaso
crecer es adentrarse en una ficción sin retorno. ‘Mis días con los Kopp’ es una
sugestiva novela de iniciación del siglo XXI que afronta con inteligencia la enfermedad,
el fingimiento social y el desamparo. Una singularísima historia que nos
anuncia la llegada de una nueva narradora con una voz poderosa y llena de
matices”. Sin duda, el debut literario
de Xita Rubert y su sólida formación lingüística y literaria permiten augurarle
un brillante porvenir como escritora. Estaremos atentos a su evolución.
“Mis
días con los Kopp”. Xita Rubert. Anagrama. 2022. 152 páginas.
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