La exquisita editorial Impedimenta acaba de publicar en nuestro país “La chica que vive al final del camino”, una novela de culto del llamado gótico norteamericano cuya edición originaria en Estados Unidos data de 1973. De esta novela clásica de la literatura de misterio estadounidense solo había una edición española en Círculo de Lectores, del año 1974, con el título de “La niña de las tinieblas” y hoy muy difícil de encontrar.
El autor de la novela es Laird Koenig, escritor y guionista de cine, nacido en Seattle en 1927 y fallecido el pasado 30 de junio en California. Además de “The Little Girl Who Lives Down The Lane”, Koenig escribió también, en 1970 y en colaboración con Peter L. Dixon, la novela “The Children Are Watching”, de la que hay edición española de 1974 en Noguer con el título de “Los niños vigilan”. Impedimenta anuncia ahora la próxima edición de esta primera novela de Laird Koenig, hoy prácticamente inencontrable en su traducción española.
De las dos novelas conocidas de Koenig se hicieron en su momento adaptaciones cinematográficas. “The Children Are Watching” fue llevada a la gran pantalla en 1978 con el título “Attention, les enfants regardent”, producida y protagonizada por Alain Delon. Su segunda novela, “La chica que vive al final del camino”, también fue llevada al cine en 1976, protagonizada por una jovencísima Jodie Foster, Mort Shuman y Martin Sheen, y con el guion del propio autor del libro. La reciente edición española de la novela ha sido traducida del inglés por el escritor Jon Bilbao, cuya obra narrativa ha sido editada también por Impedimenta y de quien hemos reseñado aquí varios de sus libros.
“La chica que vive al final del camino” transcurre en una pequeña población del nordeste de Estados Unidos muy próxima al Océano Atlántico. En una de esas casas típicas de algunas localidades de Nueva Inglaterra, con porche, escaleras de madera, jardín trasero, chimenea y amplios ventanales, se han instalado un importante poeta inglés, con varios libros publicados, y su hija de trece años. La niña, llamada Rynn, es lectora de la poeta Emily Dickinson y muestra una inteligencia y una perspicacia muy superiores a las propias de la edad. Al padre, que supuestamente está siempre encerrado en su cuarto escribiendo o traduciendo, nadie consigue verlo. Eso levanta las sospechas de la señora Hallet, su casera, y su psicopático hijo Frank, pertenecientes a una bien situada y poderosa familia autóctona empeñada en marcar siempre distancias con los emigrantes que llegan al lugar. La niña recibe cada vez más inoportunas visitas de ambos y de un policía de origen italiano, que pretende protegerla de las malas intenciones del pervertido Frank Hallet. Un joven cojo y aprendiz de mago se convierte en aliado y amigo íntimo de Rynn.
La novela se inscribe literariamente en el llamado género gótico norteamericano. Según escribe Eduardo Suárez Fernández-Miranda, en la revista “Cine y Literatura”, al referirse a esta novela, “el gótico en literatura y, más concretamente, el gótico suburbano norteamericano, tiene como características fundamentales mostrar en sus obras que la engañosa tranquilidad y monotonía domésticas que parecían ser señal distintiva de los suburbios no eran sino un tenue velo que cubría los secretos macabros y sobrenaturales que acechaban en el interior de los hogares”. De todas maneras, no hay nada sobrenatural ni mágico en esta novela, que, en mi opinión, podría adscribirse con toda propiedad y sin más en la literatura de misterio. Laird Koenig juega de manera magistral con los tiempos y los ritmos de la tensión e intriga crecientes y rodea siempre el relato de una calculada ambigüedad, que alcanza su punto máximo en el desenlace de la novela.
“La chica que vive al final del camino” es, desde luego, un clásico atemporal de la literatura estadounidense y, a pesar de los cincuenta años transcurridos desde su publicación, su lectura no pierde un ápice de interés y mantiene intacta una calidad literaria excepcional. Con muy pocos personajes y un espacio narrativo que se reduce principalmente a la casa, con sus espacios interiores y las luces y sombras que se proyectan desde el exterior, Laird Koenig consiguió crear con esta novela una verdadera obra maestra de la literatura de misterio, en la que no deja de subyacer, en cualquier caso, una crítica latente a la sociedad estadounidense, que pretende esconder y tapar algunos ominosos vicios de quienes pertenecen a las familias que detentan el poder económico y social.
Hay que agradecer a la editorial Impedimenta su buen gusto literario al publicar en nuestro país esta magnífica narración en el cincuenta aniversario de su edición original en Estaos Unidos. Estaremos atentos a la anunciada próxima publicación de la primera y anterior novela del recientemente fallecido Laird Koenig.
“La
chica que vive al final del camino”. Laird Koenig. Impedimenta. 2023. 272
páginas.
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