Si hay en nuestras letras un escritor prolífico y con un enorme éxito y reconocimiento nacional e internacional ese es Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951). Periodista, corresponsal de guerra durante más de veinte años, miembro destacado de la Real Academia Española de la Lengua, navegante, el escritor cartagenero es autor de más de una treintena de novelas y de centenares de artículos periodísticos. Con más de veinte millones de lectores en el mundo, traducido a cuarenta idiomas, muchas de sus obras han sido llevadas al cine y la televisión. Autor de prácticamente una novela por año, Pérez-Reverte, en un nuevo cambio de registro narrativo, acaba de publicar “El problema final”, un brillante homenaje a Sherlock Holmes, el mítico detective londinense creado por Arthur Conan Doyle, y a la novela clásica de misterio.
“El problema final” transcurre en el mes de junio de 1960 en la idílica isla griega de Utakos, frente a Corfú, donde un temporal mantiene aisladas a nueve personas alojadas en el único y pequeño hotel isleño. Una joven turista inglesa, que ha viajado hasta allí con una amiga, aparece muerta en extrañas circunstancias en el interior del pabellón de la playa. Enseguida se producen dos nuevas y enigmáticas muertes con evidentes signos de violencia. Ante la imposibilidad de la llegada de la policía griega mientras dure el temporal, los residentes deciden que sea Basil Rathbone, el más famoso de los actores que encarnaron a Sherlock Holmes en la gran pantalla, y que se encuentra casualmente hospedado en el hotel, quien se haga cargo de la investigación. El actor, ya en el ocaso de su carrera cinematográfica, deseoso de revivir añorados tiempos pasados, acepta el encargo y recibe la ayuda del español Paco Foxá, un escritor de literatura de quiosco que también se halla de vacaciones en el hotel. Foxá es un gran conocedor de las novelas de Sherlock Holmes y junto al vetusto actor va a revivir la figura literaria del doctor Watson, compañero inseparable del detective británico. Ambos iniciarán una investigación, basada en el clásico razonamiento lógico y deductivo holmesiano, que mantendrá la intriga y la atención de los lectores hasta la última página de la novela.
Ya desde su título, sacado de un relato del propio Arthur Conan Doyle, todo en “El problema final” constituye un tributo a la novela policiaca y de misterio de corte clásico. No hay nada aquí de la novela negra tan de moda en estos tiempos, ni sangre a borbotones, ni puñetazos, ni persecuciones, ni tacos, ni expresiones soeces, ni nada que se le parezca. Se trata de una novela-problema, de un misterio que debe resolverse como un problema matemático, con gente educada que conversa mucho y se trata de usted. A la manera de las novela del Sherlock Holmes de Conan Doyle y de otros maestros del género, como Agatha Christie, Ellery Queen, John Dickson Carr y otros. Y para ello, Pérez-Reverte toma prestados muchos de los elementos canónicos de este tipo de novelas. Uno de ellos, muy presente en “El problema final”, es el enigma clásico del crimen inverosímil cometido en una habitación cerrada.
Como ha expresado con precisión el propio escritor, en la novela pueden observarse dos niveles: “el nivel de novela policial, de enigma, y el del lector con enciclopedia audiovisual y lectora”. Porque en el libro hay una abrumadora presencia de citas y referencias literarias y cinematográficas que demuestran la vasta documentación y el apabullante grado de lecturas y conocimiento del tema presentes en la concepción de la novela. Aunque hay referencias a numerosos autores, Reverte ha resumido así parte de su procedimiento literario en una entrevista reciente: “Y tomé dos elementos fundamentales: el ambiente es Agatha Christie, pero los personajes y el desarrollo son Sherlock Holmes. Introduje a Holmes, con una cuña, dentro de Agatha Christie. Y luego metí yo mi iniciativa, mis caprichos, guiños, bromas. Hay incluso bromas personales que solo conozco yo...”. Es decir, la novela es también, y sobre todo, un divertimento, un juego de ajedrez, un pulso cómplice entre el novelista y el lector.
Y todo ello escrito en una prosa impecable, con una trama que es un preciso mecanismo de relojería y que contiene mucha conversación, mucho diálogo entre sus personajes. Porque esta es posiblemente la novela más dialogada de Pérez-Reverte. Una novela como las de antes pero con envoltura y estructuración modernas, en la que cada página es una intriga, una emoción, una sorpresa. Que se lee como un suspiro porque el lector no puede abandonar su lectura hasta llegar al final y resolver el problema.
“El problema final”. Arturo Pérez-Reverte. Alfaguara. 2023. 328 páginas.
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