“Todos los hombres tristes llevan abrigos largos” es la primera novela de Rebeca Argudo, brillante periodista que publica con regularidad ingeniosas y contundentes columnas de opinión en diversos diarios nacionales. Siempre alejada de la imperante y asfixiante corrección política al uso, la escritora, que vive a caballo entre Mallorca y Madrid, acaba de hacer, por encargo de la editorial Harper Collins, su primera incursión en la narrativa. Y supera la prueba con solvencia y buena nota.
Llama la atención al lector el largo título de la novela. A decir de su autora, se trata simplemente de una frase de su agrado y que tiene poco que ver con la historia que cuenta el relato. “Todos los hombres tristes llevan abrigos largos” está narrada en primera persona y en modo epistolar. La narradora, Paula, deja a su antiguo amante, Martín, unas páginas sobre la mesa de la cocina, encabezadas por la frase LÉEME. Él todavía no lo sabe, pero si lo hace, encontrará en esas líneas las respuestas a un montón de preguntas que se ha hecho o que se está haciendo, a las que se hará y las que hubiera preferido no hacerse. Y, si decide leerlo, si finalmente hace caso a una indicación precisa en un momento inusitado, es muy probable que, al llegar a la palabra FIN, su vida haya cambiado para siempre. Porque en esas páginas, que son también las que el lector tiene ahora entre sus manos, su novia le hace la más sorprendente de las confesiones: en sus vidas razonablemente felices, llenas de amigos intelectuales, gin-tonics y muebles de diseño, ha tenido lugar el más absurdo y atroz de los sucesos. Además de la introducción, el libro se divide en tres partes que giran en torno a ESE DÍA, así con mayúsculas, con un antes y un después respecto a ese momento crucial de su relación.
Como ya sabíamos por sus magníficos artículos, Rebeca Argudo escribe muy bien. Así que la buena prosa, la elegancia estilística y la cuidada sintaxis estaban garantizadas en la novela. Pero además el relato está bien construido, es original y construye una trama entretenida y bien resuelta. La narración se mueve entre el thriller, el enredo emocional, la novela femenina (que no feminista) y la comedia negra, con un delicioso tono tragicómico lleno de elocuencia, vivacidad y frescura. Con un lenguaje agudo y mordaz, en la novela encontramos amor y desamor, enredos amorosos, infidelidades y engaños, reuniones y cenas de amigas, celos… y una inesperada situación final muy sorprendente. Aunque si hubiera que elegir el tema central del libro podría decirse que plantea el dilema de qué hacer cuando descubrimos los secretos más íntimos de nuestros allegados. Todo contado con mucho humor e ironía y con un magistral equilibrio entre la puntual gravedad y el divertimento literario que envuelve todo el relato. Como escribe Karina Sainz Borgo estamos ante “un thriller delirante, como el gazpacho de Rossy de Palma, al borde de un ataque de nervios”. Pedro Narváez también acierta al asegurar que “la novela es tremendamente divertida, delirante, y a la vez, conserva un poso triste”.
Además de la siempre nerviosa y algo neurótica Paula y el impenitente conquistador Martín, destacan las amigas de la narradora, en especial la enigmática y misteriosa Ana. O el personaje que, sin un nombre concreto, es denominado como El Escritor, objeto de una sátira mordaz en un despiadado retrato algo hiperbólico para acentuar su ridiculización. Aunque su autora no parece coincidir demasiado con esa apreciación, algunos críticos han querido ver similitudes entre “Todos los hombres tristes llevan abrigos largos” y novelas como “Bonjour tristesse”, de Françoise Sagan, o “El diario de Bridget Jones”, de Helen Fielding, y sus correspondientes adaptaciones cinematográficas. Otros han encontrado en la novela reminiscencias a la española de la estadounidense Patricia Highsmith. Tal vez se den algunas de estas concomitancias, pero si algo destaca en el libro que reseñamos es su fresca y singular originalidad.
Y lo que es indudable es que “Todos los hombres tristes llevan abrigos largos” supone un brillante debut narrativo de Rebeca Argudo. Y que, a partir de ahora, además de leer con deleite sus jugosas columnas periodísticas, quedamos a la espera, ojalá no demasiado larga, de su segunda novela.
“Todos
los hombres tristes llevan abrigos largos”. Rebeca Argudo. Harper Collins.
2023. 208 páginas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario