domingo, 2 de junio de 2024

NUEVOS CUENTOS DE MARIANA ENRÍQUEZ


 

Mariana Enríquez (Buenos Aires, 1973) es una escritora de culto y una de las voces más destacadas de la literatura argentina actual. Hasta el punto de convertirse en un fenómeno social en su país y, como si fuera una estrella del rock, llenar los teatros donde lee sus textos, presenta sus libros o es entrevistada. Enríquez es periodista y docente y ha publicado las novelas “Bajar es lo peor” (1995), “Cómo desaparecer completamente” (2004), “Este es el mar” (2017) y, sobre todo, “Nuestra parte de noche”, obra con la que ganó Premio Herralde de Novela en 2019 y que la consagró internacionalmente. Además de cultivar otros géneros literarios, la escritora es apreciada especialmente por sus libros de cuentos: “Los peligros de fumar en la cama” (2009), “Las cosas que perdimos en el fuego” (2016, y reseñada en esta sección) y “Un lugar soleado para gente sombría”, recientemente publicada en nuestro país, como todos sus libros anteriores, por Anagrama.

“Un lugar soleado para gente sombría” contiene, igual que sus otros dos libros de relatos, doce cuentos que pueden inscribirse de manera general en el denominado género de terror. Pero este género adquiere en la narrativa de la escritora argentina unas características y connotaciones propias y personales. En estos cuentos se produce una equilibrada simbiosis entre la realidad y la fantasía. Se parte de un relato que describe realidades cotidianas en barrios urbanos o poblaciones rurales, con problemas de delincuencia, drogadicción, inseguridad, enfermedad o despoblación y abandono, a los que se van incorporando elementos de terror y fantasía, que se van adueñando de la narración y elevan la inquietud en el lector. Y este tránsito se hace de manera fluida, sin cambios demasiado bruscos ni violentos. Como si esos terrores ya estuvieran dentro de la realidad y formaran parte o surgieran de ella. Pareciendo en ocasiones que esos horrores crecientes fueran, en cierto modo, producto de los propios miedos que los personajes llevan dentro de ellos mismos.

En “Mis muertos tristes”, una mujer, que vive en un barrio cuyos habitantes se sienten asediados por la creciente delincuencia, habla con los fantasmas de su madre y de algunas víctimas de la violencia que la inseguridad ciudadana desencadena. “Los pájaros de la noche” parte de algunas leyendas de la región de Paraná, según las cuales algunas mujeres eran castigadas y convertidas en pájaros. “La desgracia en la cara” hace referencia a la enfermedad monstruosa que se transmite entre las mujeres de una familia. En “Julie”, uno de mis relatos preferidos, se nos presenta a una familia argentina que vive en Estados Unidos y vuelve a Argentina, de cuya sociedad y sus defectos no dejan que quejarse, para tratar el extraño caso de su hija y sus supuestas relaciones sexuales con fantasmas. En “Metamorfosis”, encontramos de nuevo la relación de una mujer madura con su cuerpo enfermo. También la enfermedad protagoniza “La mujer que sufre”. “Un lugar soleado para gente sombría”, que da título al libro, transcurre en Los Ángeles y tiene como tema principal la muerte de la joven Elisa Lam, personaje real cuyo cadáver apareció en el tanque de agua del céntrico Hotel Cecil de la ciudad californiana. “Los himno de las hienas” es un relato en el que el horror surge de un lugar donde ocurrieron hechos siniestros durante la dictadura militar argentina. En “Diferentes colores hechos de lágrimas”, título de una canción del grupo musical The Velvet Underground, son los vestidos de mujeres maltratadas los que se impregnan y transmiten el terror. Un hecho trágico de la infancia persigue a los personajes en “Cementerio de heladeras”. “Un artista local” es el relato que más me ha gustado del libro. Tiene la atmósfera de algunos cuentos de Lovecraft y transcurre en un pueblo perdido, arruinado desde que el tren dejó de pasar por él, donde llueve sin parar y vive un extraño pintor. Cierra el libro “Ojos negros”, una historia angustiante en un centro de acogida de personas sin hogar.

Aunque los relatos de Marina Enríquez pueden inscribirse en la brillante tradición cuentista argentina, cuya lista integran, entre otras, figuras tan destacadas como Julio Cortázar, Jorge Luis Borges, Silvina Ocampo, Adolfo Bioy Casares o Roberto Arlt, las influencias temáticas de la escritora son sobre todo anglosajonas. De autores como Stephen King, Thomas Ligotti, Jack Kerouac, Comarc MacCarthy, Edgar Allan Poe, Henry James o H. P. Lovecraft. Y con concomitancias evidentes con escritoras argentinas coetáneas como la magnífica Samanta Schweblin. También son destacables las influencias musicales. La escritora es una gran aficionada a la música rock y, al final del libro, cita algunos discos y canciones que la acompañaron mientras escribía el libro.

En cualquier caso, los cuentos de Mariana Enríquez tienen un toque personal e intransferible y una ambientación específica que los hacen únicos, distintos y sumamente sugerentes. Unas magníficas narraciones en las que no es fácil establecer con nitidez la frontera entre la realidad y la fantasía. La escritora argentina se ha convertido por mérito propio en una de las maestras más reconocidas del relato de terror contemporáneo.

“Un lugar soleado para gente sombría”. Mariana Enríquez. Anagrama. 2024. 232 páginas.


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