domingo, 21 de septiembre de 2025

"LOS NIÑOS DE ALTAMAR", LUCES Y SOMBRAS DE UNA VIDA AVENTURERA


 

Peter Tangvald (1924-1991) fue un navegante noruego que alcanzó una considerable fama en los medios de comunicación internacionales entre los años sesenta y principios de los noventa del pasado siglo. Perteneciente a una relevante familia escandinava, su padre se hizo rico con la venta de material de esquí, deporte en el que destacó en su juventud, en una importante tienda del centro de París. Peter vivía en los barcos a vela que él mismo construía y pasó parte de su existencia navegando por todos los mares y océanos del planeta. Se casó siete veces y muchos de sus hijos nacieron en alta mar. Durante su vida, gozó del favor de la prensa y se rodeó de un aura de hombre valiente, aventurero y magnético, que vivía en el límite de la libertad extrema. Sin embargo, su trayectoria vital también estuvo envuelta en el misterio y la tragedia, y muchos aspectos de su biografía y su personalidad empezaron a ser cuestionados tras su muerte. Ahora, Virginia Tangvald, una de sus hijas, ha intentado reconstruir la historia de su padre y de su familia en “Los niños de altamar”, un libro que está teniendo un gran éxito en Francia, donde ha recibido numerosos premios. En España, acaba de ser publicado por la editorial Lumen, con traducción del francés de Regina López Muñoz.   

Virginia Tangvald nació en altamar, en el mar de las Antillas, en 1986, creció en Canadá y actualmente vive en París. “Los niños de altamar” es su primera novela. Ella misma ha dirigido un documental homónimo que se estrenó en el Festival Nouveau Cinéma de Montreal, donde ganó el Premio del Público a la mejor película francófona. Ahora, está trabajando en una segunda novela. Virginia fue la última hija de Peter Tangvald, y su madre, Florence, la séptima y última de sus esposas. Florence, que tenía entonces 19 años, abandonó a su marido, de 62, cuando Virginia era un bebé de pocos meses. Cinco años después, en 1991, Peter Tangvald murió en extrañas circunstancias cuando su barco naufragó en las costas de la isla de Bonaire, al sur del Caribe. En ese accidente pereció también la niña Carmen, hermana de Virginia e hija de Peter con una esposa anterior. Milagrosamente sobrevivió Thomas, otro hijo del famoso aventurero, que luego también fue navegante solitario y desapareció misteriosamente unos años más tarde, en 2014, en las costas de la Guayana francesa. La muerte de su hermano Thomas, a quien Virginia había conocido unos años antes, impulsó a ésta a investigar sobre la vida de su padre y su familia. El resultado es el libro que nos ocupa.

Aunque catalogado en principio como novela, “Los niños de altamar” mezcla varios géneros literarios: el libro de memorias, la novela de aventuras (dentro de un género de tanta tradición como son las aventuras en el mar), la novela de intriga y hasta el libro de iniciación. En cualquier caso, se trata, sobre todo, de una entrañable y exhaustiva investigación familiar. Virginia Tangvald se lanza a un rastreo minucioso de las huellas de su padre y su familia. Viaja  a Puerto Rico, las Antillas, Canadá, Andorra, la Guayana francesa, Marsella o París. Habla con pescadores, periodistas que escribieron sobre su padre, marineros legendarios que lo trataron y navegaron con él, lee cuadernos de bitácora, diarios, artículos de hemeroteca, expedientes policiales… Y cuanto más a fondo indaga más inquietante se torna la figura del padre y se va derrumbando ante ella la imagen épica y romántica que de él se fue creando en vida.

Las pesquisas familiares de Virginia abarcan también a las mujeres de su padre y a sus hermanos, nacidos de diferentes madres. Como ya se ha dicho, Peter Tangvald se casó siete veces. Y cada una de sus mujeres era más joven que la anterior. Dos de sus esposas murieron en circunstancias extrañas y nunca del todo aclaradas: una cayó por la borda de la embarcación y se ahogó en el mar; otra fue asesinada en un ataque de piratas en las costas de Borneo. Virginia indaga en ambas muertes y sus resultados no le disipan las dudas. De sus hermanos es Thomas, y en menor medida Carmen, el que más aparece en el libro. Virginia lo visita y queda en shock cuando, más tarde, conoce su misteriosa desaparición tras salir con su barco desde el puerto de Cayena. En Thomas parecen coincidir el afán de libertad extrema y las pulsiones de muerte que encontramos en su padre. Además de las historias familiares, la narradora intercala episodios de su vida más personal: su inquietud creciente, su desarraigo o sus relaciones con un famoso y algo excéntrico músico canadiense.

El libro comienza con la reconstrucción de la muerte del padre en su extraño naufragio en unas costas que conocía como la palma de la mano. Y continúa con un recorrido por diferentes lugares del mundo en busca de las piezas que permitan reconstruir con fidelidad el puzzle de su familia. El resultado es un libro apasionante y cautivador, con todos los ingredientes de una historia singular que proporcionan una lectura intensa y gratificante. Que arroja luz sobre la vida de un personaje complejo y una familia nada común. Y sirve a la vez a su autora como una catarsis personal, que le permite romper falsos hechizos y expulsar sus demonios interiores.

“Los niños de altamar”. Virginia Tangvald. Lumen. 2025. 192 páginas

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