domingo, 2 de noviembre de 2025

"MORIR EN LA ARENA", CRÓNICA GENERACIONAL DE UNA CUBA EMPOBRECIDA Y TRISTE


Leonardo Padura (La Habana, 1955) es actualmente, sin duda, el mejor escritor cubano vivo. Además de libros de relatos, ensayos, artículos periodísticos y guiones de cine, es autor de una quincena de novelas, diez de las cuales están protagonizadas por el policía Mario Conde, convertido luego en vendedor de libros de segunda mano. Además de esta exitosa serie negra, Padura ha firmado novelas tan destacadas como “La novela de mi vida” o la extraordinaria “El hombre que amaba a los perros”, basada en la historia del español Ramón Mercader, el asesino de León Trotski que vivió sus últimos años en La Habana. Ahora acaba de publicar “Morir en la arena”, otra gran novela que lo consolida como el gran cronista contemporáneo de la historia de Cuba. Con setenta años recién cumplidos, el escritor sigue viviendo en el barrio de La Habana en el que nació, aunque sus libros ya no se editen en la isla y sus lectores cubanos tengan que leerlos en ediciones piratas.

A partir de un hecho real (un parricidio ocurrido en una familia cercana a la del escritor), Padura construye un complejo y conflictivo relato familiar, ambientado en una Cuba empobrecida y triste, cuyos habitantes sobreviven a duras penas a las estrecheces económicas: frecuentes apagones, carencia y carestía de alimentos básicos y sueldos y pensiones miserables. La historia arranca en 2023, cuando Eugenio (Geni), con setenta años y por enfermedad terminal, va a salir de la cárcel en la que ha cumplido condena por haber matado a su padre en 1992. El parricida va a retornar a la casa familiar donde, en dos viviendas separadas por un muro, viven respectivamente Rodolfo y Nora, los dos personajes principales de la novela que, por la abundancia de otros personajes, podríamos considerar casi coral. Rodolfo y Nora, ambos ahora sesentones, fueron novios de adolescentes, aunque ella acabó casándose con Geni, con quien tuvo una hija que vive en Estados Unidos. Rodolfo, que acaba de jubilarse, fue abandonado por su mujer y tiene otra hija, Aitana, que emigró a Barcelona donde le ha ido bien la vida y es madre de la joven Karla, independentista y simpatizante de Alianza Catalana. Rodolfo y Nora, como tantos otros cubanos, subsisten gracias a los envíos económicos de sus hijas desde el extranjero. Con la vuelta de Eugenio y la visita de Aitana a la isla, se produce un complejo reencuentro familiar a cuyo desenlace el lector asistirá impaciente.

La novela va alternando capítulos en tercera persona, que siguen a Rodolfo, Nora, Eugenio o Aitana, con otros en primera persona narrados por Raymundo Ferrero, escritor y único amigo, ya desde la infancia, del parricida Geni. Su hijo Humberto es el único personaje exitoso de la novela, un balawabo o santero, que en una Cuba que se desmorona vive con lujos impensables para sus compatriotas: un moderno apartamento, un Audi, estancias en hoteles o cenas en los mejores restaurantes turísticos. El borracho y maltratador Fermín y la pusilánime Lola, padres de Rodolfo y Geni, tienen también su presencia e importancia en la novela.

Pero “Morir en la arena” es también una crónica generacional de los últimos cincuenta años de la historia de Cuba. Así lo ha explicado el propio Padura en un artículo reciente: “Y es que se trata de la historia de una generación que, al llegar a sus años finales viviendo en Cuba, se encuentra en una situación realmente calamitosa, tanto en sentido económico como existencial. Después de tantos años de trabajo, de esfuerzos, de sacrificios, de haber estudiado y trabajado, de haber incluso participado en guerras, pues llegan a un final en el que son más pobres que nunca, más vulnerables, como se suele decir ahora. Porque, además, muchos de ellos, han visto partir a sus hijos y sufren ese desgarramiento que puede complicarse con la soledad. Y mientras, a su alrededor, todo se está desintegrando o ya se desintegró: ellos también forman parte de esa desintegración. Son esas personas que tienen mi edad y que se han jubilado con una pensión de 2000 pesos en un país donde hace falta mucho, mucho más dinero para vivir”.Como la novela triste que es, ‘Morir en la arena’ responde a una exigencia civil que he asumido como escritor. Contar y preservar así la memoria de una época, mi época vital, la de una generación a la que se le prometió el horizonte y, como suele ocurrir con el horizonte, se le alejó, y tanto, que se difuminó. Qué tristeza”.

La novela recorre la triste historia cubana reciente: la intolerante ortodoxia marxista, el miedo a la disidencia, el inmovilismo político incluso tras la caída del muro de Berlín (Geni estaba allí) y de la Unión Soviética, los cubanos que fueron enviados a la guerra de Angola (Padura la cubrió como como periodista y Rodolfo volvió de ella con "el mal de la tristeza culposa"), los balseros y la inmigración a Estados Unidos desde Nicaragua, el desmoronamiento de un falso sueño y la actual miseria imperante. Hay una frase muy ilustrativa de uno de los personajes: "Todo lo que nos contaron sobre el comunismo era mentira y todo lo del capitalismo era verdad". Pero también hay en la novela una búsqueda de la redención y una hermosa historia de amor otoñal. Padura ha escrito otra extraordinaria novela. Tal vez la mejor de su larga y brillante carrera.

“Morir en la arena”. Leonardo Padura. Tusquets Editores. 2025. 384 páginas

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