El
origen del mundo. Pierre Michon. Anagrama. 2012. 83 páginas.
Después de Los once, reseñada el pasado año
en esta misma sección, la editorial Anagrama ha publicado recientemente en
España “El origen del mundo”, una nueva novela del prestigioso escritor francés
Pierre Michon. Aunque inédito en español hasta la fecha, el libro se publicó originalmente
en Francia en 1996 con el título de Le grande Beune, el nombre del río junto
al cual se halla Castelnau, una pequeña población francesa de la región de Dordoña
en la que transcurre el relato.
El origen del mundo responde a las
características de la narrativa de Michon, un escritor muy apreciado por la
crítica y por los más exquisitos gourmets de la literatura gala. De nuevo una
novela muy corta, escrita en un estilo
cuidado y hermoso, de frase larga y cadencia musical prolongada, llena de
matices y sugerencias. Y de nuevo aquí, lo particular y lo universal, lo
irracional y lo reflexivo, el mundo y la carne, el mito y la razón.
La novela se sitúa en el año 1961, en un
pueblecito de la Francia
rural, rico en cuevas prehistóricas que esconden pinturas rupestres, al que
llega un joven maestro de veinte años para hacerse cargo de la escuela rural.
En el único hotel de la localidad es acogido por la vieja Hélène, una mujer
recia y amable que gobierna con instinto maternal a los rudos pescadores que
frecuentan su establecimiento. Junto al hotel, hay un pequeño estanco regentado
por Ivonne, una mujer cuya rotunda belleza carnal subyuga al joven maestro
desde el primer momento y despierta en él un ardiente deseo sexual.
Esta
turbadora mujer es presentada, en un largo párrafo literariamente magnífico (“No
creo en las bellezas que se van revelando poco a poco; sólo me importan las
apariciones”) por un narrador que ha quedado deslumbrado a primera vista. En un
ambiente de lluvias persistentes, ríos brumosos y bosques que encierran
impenetrables misterios, Ivonne se convierte en el irrefrenable objeto de deseo
y de lujuria del joven maestro. Entra entonces en juego, el mito, la metáfora,
la vuelta al origen. La visita al interior de la cueva -útero simbólico de ida
y vuelta y origen primitivo de la vida-, las pinturas de los cazadores prehistóricos
-crueles y ya artistas a la vez-, la fuerza primigenia y destructora del deseo,
el apetito y el deseo irracionales, la belleza y la bestialidad que parecen
mutuamente alimentarse.
No espere el lector, sin embargo, una novela
con mucha trama y muchos sucesos en las escasas ochenta páginas que tiene el
libro. Todo es apunte, metáfora, símbolo y sugerencia, en una exquisita y
formidable combinación de brevedad y contenido denso, de realismo brutal y
poesía. El origen de la vida cuyo cordón umbilical nos une de manera irracional
e inevitable con la animalidad primitiva de la que procedemos. El gran río que
nos lleva.
Carlos
Bravo Suárez
2 comentarios:
Hola Carlos!
Pues nada, que he descubierto que además de trabajar educando, vivir tu familia, patearte media Montaña, mantener vivo tu "facebook" con bonitas fotografías,... además de éso, resulta que todavía tienes tiempo de publicar artículos como éste!
¡Increíble! Pués nada... ¡¡¡Felicitarte!!!
Un abrazo y un beso desde la Ribagorza catalana :-)
Yolanda del Pont de Suert (en horas bajas y padeciendo "una fascitis plantar" ;-)
Muchas gracias por tu comentario, Yolanda. Siento mucho que tengas esa dolencia en el pie, con lo que a ti te gusta caminar.
Espero que te recuperes cuanto antes y podamos coincidir pronto en alguna excursión.
Un beso y mucho ánimo.
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