Pan,
educación, libertad. Petros Márkaris. Tusquets Editores. 2013. 256 páginas.
Tras Con el agua al cuello y Liquidación
final –ambas reseñadas en su momento en esta sección–, el escritor griego
Petros Márkaris (Estambul, 1937) cierra su Trilogía de la Crisis con su última
novela Pan, educación, libertad. Un
nuevo caso del comisario Kostas Jaritos en una Grecia hundida en una profunda
crisis económica, ética y social.
En un ejercicio de
política-ficción, Pan, educación,
libertad se inicia en la Nochevieja de 2013 después de que Grecia se haya
declarado en absoluta bancarrota. El país ha abandonado el euro para volver a la
dracma –como España a la peseta–, y los funcionarios llevan tres meses sin
cobrar su sueldo. En esa situación crítica, el comisario Jaritos y su maltrecho
equipo de colaboradores deberán investigar los asesinatos sucesivos de un
importante empresario de la construcción, un catedrático de Derecho y un
influyente sindicalista. Los tres participaron en los sangrientos sucesos de la
Universidad Politécnica de Atenas que en 1973 supusieron el final de la
dictadura militar en el país helénico.
Márkaris sitúa de nuevo la
acción en una Atenas convulsionada por la crisis y las continuas
manifestaciones y enfrentamientos que colapsan con frecuencia la plaza Sintagma
y el centro de la ciudad. Describe con crudeza, pero también con abundantes dosis
de ironía, la quiebra económica y social del país, los apuros económicos
cotidianos de buena parte de la sociedad, el alarmante incremento de la
pobreza, las nuevas formas de solidaridad entre los necesitados, el auge de la extrema
derecha y el racismo o el anquilosamiento de buena parte de la izquierda. Y, en
esta novela, el escritor griego ajusta cuentas con la llamada generación de la
Politécnica, que sacó provecho descaradamente de su pasado antifascista y de
sus orígenes progresistas para instalarse en el poder, copar los mejores
puestos, colocar a los suyos y a sus familiares y dominar todos los ámbitos de
la sociedad griega, desde la universidad hasta los sindicatos. Una generación
que vivió en la abundancia y el despilfarro y se aprovechó sin escrúpulos del
dinero que llegaba procedente de los fondos europeos que, en vez de servir para
la cohesión social del país, contribuyó al enriquecimiento de unos pocos y a la
ruina de la mayoría. El tejemaneje, asegura el comisario Jaritos, es un
verdadero oficio griego.
De nuevo las investigaciones
policiales se ven entreveradas de situaciones familiares que dan a la novela
ese toque cotidiano que caracteriza al escritor heleno. Su mujer, Adrianí, se
enfrenta con energía y coraje a una falta de ingresos que obliga a ajustar en
extremo los gastos de la economía doméstica y que lleva al propio policía a tener
que sustituir el coche por el autobús. También Katerina, la hija de Jaritos,
tendrá un papel importante en la novela en su nueva condición de abogada.
Y en lo que se refiere a la
trama policiaca, el lector encontrará de nuevo el entretenimiento de una
intriga bien dosificada que, obviamente, no será resuelta hasta las últimas páginas
del libro. Márkaris sigue consolidándose como uno de los referentes
indispensables de la novela negra europea y como uno de los escritores que
mejor saben abordar literariamente la crisis económica que padecen los países
del sur de Europa. Porque, aunque las situaciones de Grecia y España no sean
hoy idénticas, hay bastantes similitudes y paralelismos en los comportamientos
políticos y en la historia reciente de ambos países.
Carlos Bravo Suárez
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