La hija del veterinario. Barbara Comyns. Alba Editorial. 2013.
200 páginas.
Aunque pasó en Ibiza,
Barcelona y Andalucía algunos años de su vida, Barbara Comyns (1909-1992) es
una escritora inglesa apenas conocida en nuestro país. Recientemente Alba
Editorial ha publicado Y las cucharillas
eran de Woolworths y La hija del
veterinario, dos de las once novelas que componen su obra narrativa.
La hija del veterinario, que se publicó
en Inglaterra en 1959, se convirtió en el más conocido de sus relatos, del que se
hicieron adaptaciones teatrales, una serie para la BBC y hasta un exitoso musical.
La actual edición española del libro incluye un breve prólogo, escrito en 1980,
en el que la propia escritora hace una rápida semblanza de su vida hasta ese
momento. Sus recuerdos de infancia, con un padre autoritario y bebedor y una
madre enferma, parecen haber servido de inspiración para algunos aspectos y
personajes de esta novela, que mezcla el realismo más crudo con algunos sorprendentes
elementos fantásticos.
La hija del
veterinario está contada en primera persona por Alice, una joven que vive
con un padre despótico y bebedor que trabaja como veterinario y una madre
enferma que muere casi al inicio de la narración. Tras quedarse viudo, el padre
lleva a casa a una camarera vulgar y egoísta cuya presencia incomoda a Alice.
La joven decide entonces aceptar el ofrecimiento para cuidar a la madre de un
educado y dulce pretendiente al que ella lama Ojitos y por quien parece sentir
más aprecio que verdadero amor.
La
novela tiene así un arranque de corte melodramático y estilo dickensiano, con
descripciones realistas de las angustias y miserias materiales cotidianas de
buena parte de la sociedad inglesa de la época, los años 50 del pasado siglo XX.
El lector vive el relato a través de los ojos puros e inocentes de la joven Alice,
que va descubriendo el predominio de la maldad y la ambición en el estrecho y
limitado mundo que la rodea. Su delicada mirada, con sus miedos, sus anhelos y sus
decepciones, nos va guiando a lo largo de las doscientas páginas del libro, escrito
con una prosa fácil y fluida que hace atractiva y muy ágil su lectura.
La
joven descubre, sin embargo, que posee una “peculiaridad” que la convierte en
diferente y extraña, y también en objeto de un repentino interés con fines
lucrativos. Ese aspecto más fantasioso del libro, que contrasta con su tono
realista inicial, va adquiriendo un mayor protagonismo en la última parte del
relato y lleva a este a un inesperado y sorprendente desenlace.
Barbara
Comyns es una novelista aún por descubrir en nuestro país. Esta novela deja al
lector con ganas de conocer algo más de su narrativa, que tiene al parecer un
marcado carácter autobiográfico. Esperemos que la editorial Alba continúe con
su encomiable labor de difundir su obra entre nosotros.
Carlos Bravo Suárez
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