“La
habitación de Nona”. Cristina Fernández Cubas. Tusquets Editores. 2015. 192
páginas.
Cristina
Fernández Cubas (Arenys de Mar, Barcelona, 1945) es una de las más destacadas
escritoras de cuentos de la literatura española actual. En este género, ha
publicado “Mi hermana Elba” (1980), “Los altillos de Brumal”
(1983), “El ángulo del horror” (1990),
“Con Ághata en Estambul” (1994) y “Parientes pobres del diablo” (2006). En
2009, recopiló sus relatos en el volumen “Todos los cuentos”, que recibió diversos
premios. La escritora barcelonesa ha publicado también un par de novelas (“El
año de Gracia” y “El columpio”), la obra
de teatro “Hermanas de sangre” y el libro de memorias “Cosas que ya no existen”.
Tras la muerte de su marido, el filósofo y escritor Carlos Trías Sagnier, Fernández
Cubas ha estado varios años en un silencio literario que rompió en 2013 cuando
publicó, con el pseudónimo de Fernanda Kubbs, la novela “La puerta
entreabierta”. Con “La habitación de Nona”, ha vuelto, tras nueve años de
ausencia, a su género favorito del relato breve.
“La
habitación de Nona” contiene seis narraciones cortas y toma su título de la
primera de ellas. En todas encontramos las características habituales del
universo literario de la autora: ambientes más o menos inquietantes, misterios,
sorpresas y terrores en un principio inadvertidos, conductas psicológicas
ambiguas o extrañas, personajes solitarios y enigmáticos, espacios cerrados y a veces angustiosos. Y, sobre todo en este
libro, el protagonismo de la infancia y los recuerdos familiares y la presencia
del tiempo como un todo en que el hoy y el ayer pueden mezclarse sin solución
de continuidad. Dos citas de Einstein, una al inicio del libro y otra en uno de
sus cuentos, son reveladoras de la concepción de la realidad y el tiempo dominante
en estas narraciones: “”La realidad es simplemente una ilusión, aunque muy
persistente” y “Su marido me ha precedido; pero como físico usted sabrá que
para mí no existe pasado ni presente”.
Excepto
uno de ellos, el más autobiográfico “La nueva vida” cuya protagonista es una
mujer madura, en todos los demás los personajes principales son niñas de
alrededor de 13 años. En “La habitación
de Nona”, una de estas niñas intenta penetrar en el mudo cerrado de su envidiada
hermana, a la que sus padres siempre han considerado como “muy especial” y
parecen dar un trato diferente. “Hablar con viejas” tiene estructura de relato
clásico y recuerda en cierto modo a “Hansel y Gretel” y otros cuentos de ogros.
Tal vez el mejor relato del libro sea “Interno con figura”, inspirado en un
cuadro, que sirve de portada a la edición de Tusquets, del pintor decimonónico
italiano Adriano Cecioni, cuya reciente exposición en Madrid fue a visitar la
autora del libro que aparece aquí también como narradora para explicarnos cómo
ha escrito este cuento. “El final de Barbro” narra la venganza final de tres
niñas cuyo padre viudo ha sido seducido por una mujer más joven, una atractiva
nórdica de ojos azules y melena rubia recogida en una cola de caballo. “La
nueva vida” es el más autobiográfico de los relatos del libro y parece
impregnado por el recuerdo del marido muerto de la escritora, que funde
presente y pasado en un intento de superar la trágica realidad que la ahoga. En
“Días entre los Wasi-Wano”, una niña y su hermano van a pasar una temporada a
un pueblo con sus tíos, una pareja joven sin hijos, viajera y algo “hippie”,
pero con un conflicto oculto a la idealización infantil.
Tal
vez algo irregulares, pero en todo momento interesantes y escritos con estilo
primoroso y buen ritmo narrativo, estos seis relatos breves devuelven a
Cristina Fernández Cubas, tras un largo silencio ocasionado por la dolorosa pérdida
de su marido, al género literario que mejor domina. Esperemos que la próxima
entrega ya no se haga esperar tanto como la que aquí acabamos de reseñar.
Carlos Bravo Suárez
No hay comentarios:
Publicar un comentario