Aunque por la complejidad de su trama y su perfecta estructura no lo parezca, “Morir no es lo que más duele” es el primer libro de Inés Plana. Una ópera prima que, además, ha sido editada por Espasa, perteneciente al Grupo Planeta. Inés Plana nació en Barbastro en 1959, estudió Ciencias de la Información en Barcelona y vive desde hace años en Madrid, donde dirige la revista “Vivir bien”. Ahora, ha conseguido algo muy poco frecuente y difícil: que una primera novela sea convertida por la editorial Planeta en una de las apuestas literarias de la temporada, con unas cifras de lanzamiento reservadas habitualmente a autores ya consagrados.
“Morir no es lo que más duele” es un intenso thriller, algo truculento y con un punto de melodrama, pero construido sin fisuras, con una trama compleja en la que encajan todas las piezas del puzzle, unos personajes bien definidos y llenos de matices y una intriga y un ritmo que enganchan al lector de principio a fin. La historia transcurre en 2007 en una zona de urbanizaciones de las afueras de Madrid y en algunas poblaciones de la sierra de Gredos, en la provincia de Ávila, aunque hay algunos saltos geográficos puntuales a Lloret de Mar o Santa Pola, en la costa mediterránea. Comienza el relato con la aparición en un bosque del cadáver de un hombre ahorcado al que han arrancado los ojos. Se trata de un profesor de un instituto próximo en uno de cuyos bolsillos de su chaqueta encuentran una nota con el nombre de Sara Azcárraga, una chica alcohólica y solitaria que vive cerca del lugar del crimen y de la que iremos descubriendo las verdaderas causas de su fragilidad y desamparo. El teniente de la Guardia Civil Julián Tresser, verdadero protagonista de la novela, y el cabo Guillermo Coria se hacen cargo de la investigación, que por momentos se retrotraerá a unos hechos sucedidos varias décadas atrás e irá deparando al lector, y a los propios investigadores, una sorpresa tras otra, proporcionando a la intriga sucesivas vueltas de tuerca y giros inesperados.
Según ha contado la autora, la idea de la novela empezó a surgir en su cabeza cuando en un viaje en tren vio desde la ventanilla a un hombre colgado de un árbol. Luego, en los últimos cinco años, ha ido escribiendo en su tiempo libre una historia densa y compleja con diversos planos de lectura: los traumas del pasado, las sorpresas de la investigación, el enfrentamiento con un pasado familiar inesperado y doloroso, la maldad desde la infancia, el deseo de venganza, el contraste entre el mundo urbano y el rural e incluso las historias sentimentales, una incipiente y otra en su fase terminal, de los dos guardias que investigan el caso.
Como ya he dicho, la novela transcurre por tierras madrileñas y abulenses pero, aunque muy puntualmente, asoman algunas breves referencias a los orígenes altoaragoneses de su autora, cuyo padre era nacido en Graus. De esa misma población ribagorzana son los padres de la sargento Baldellou, que trabaja en la comandancia de la Guardia Civil de Gerona y que ayuda a los investigadores cuando se desplazan a Lloret de Mar para hacer unas pesquisas relacionadas con el caso que los ocupa. La sargento le dice al cabo Coria que se llama Marieta, nombre muy presente en el folklore y la tradición grausina. Como también lo es Mosqueta, sobre el que el padre de la autora, Santiago Plana, escribió un cuento en lengua ribagorzana. En la novela se hace referencia a un “Paco el Mosqueta, el borrachín oficial del pueblo”.
“Morir no es lo que más duele” es una excelente novela de debut, convertida en un sorprendente éxito de ventas. Un éxito que obtuvieron antes escritoras como Dolores Redondo, María Oruña o Eva García Sáenz de Urturi, que también ambientaron sus intrigantes relatos en geografías bien documentadas y conocidas de primera mano por las autoras. Inés Plana anuncia ya una segunda novela en la que el atormentado teniente Tresser volverá a ser protagonista. La esperaremos con impaciencia.
“Morir no es lo que más duele”. Inés Plana. Espasa Libros. 2018. 442 páginas.
2 comentarios:
Carlos,muchas gracias por esta intensa y extensa crítica tan positiva de mi novela. Estoy feliz y agradecida. Gracias también por subrayar esos pequeños homenajes que hago a Graus, al que mi padre amaba y yo sigo amando. Inés Plana.
Gracias a ti, Inés, por los buenos ratos que he pasado leyendo tu libro. Y también por el ejemplar dedicado que ya recibí hace unos días.
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