Monesma, cuyo nombre completo es Monesma de Benabarre, es una pequeña localidad situada en la zona oriental de la comarca altoaragonesa de la Ribagorza. Desde la pasada década de los sesenta, con la denominación conjunta de Monesma y Cajigar, constituye con esta población vecina un municipio propio que abarca un extenso territorio hoy bastante despoblado y envejecido.
Desde sus orígenes medievales Monesma es un claro ejemplo de una población con hábitat disperso. Está constituida por un buen número de aldeas y una serie de mases o casas aisladas que en su mayor parte quedaron deshabitadas hace ya varias décadas. Entre las aldeas o pequeñas agrupaciones de Monesma pueden citarse Noguero (tres casas), Latorre (cuatro casas), El Puyol (cinco casas), La Colachoa (dos casas) y Las Badías. Este último lugar, con tres casas, la iglesia, la escuela y el ayuntamiento, ejercía las funciones de centro administrativo y religioso de la población, aunque hoy sólo mantiene en activo el pequeño cementerio junto a su espaciosa plaza central. Las Badías es un pueblo plaza, con todos sus edificios en torno a ese espacio público. Dentro de la progresiva ruina de todo el núcleo, la iglesia parroquial de San Vicente, del siglo XVIII, aún mantiene su integridad. Entre los mases o casas aisladas de Monesma se encuentran Mora, Vigo, Farré, Quisanell, Albano, Pericó, Puig Mas, Salaña, Pilara, Bonet, Sastre, Gordo o Llera.
Toda esta población diseminada y dispersa tiene como principal referencia geográfica e histórica el llamado tozal de Monesma, un cerro alargado, muy visible desde la lejanía, en cuya cima, situada a 1232 metros de altitud, se encuentran los restos del que fue importante castillo medieval de la localidad.
Para llegar hasta los restos del castillo de Monesma hay que llegar antes hasta la pequeña aldea de El Puyol, donde todavía permanece una casa habitada por un matrimonio mayor. A El Puyol se puede acceder por una estrecha carretera desde Castigaleu, pueblo al que llegan dos carreteras, una desde el valle del Isábena por el oeste desde Lascuarre y otra por el este desde Luzás y Tolva. Hasta el castillo de Monesma también se puede llegar andando por el GR-1, siguiendo con alguna dificultad las marcas rojiblancas de este sendero histórico desde Las Badías hasta El Puyol, por la arcillosa ladera occidental del tozal que alberga la fortaleza. Se haya accedido hasta aquí por carretera o andando, desde El Puyol sólo se puede subir al castillo por una corta pista de tierra que se recorre andando en alrededor de un cuarto de hora.
El castillo medieval de Monesma fue un amplio recinto fortificado que posiblemente tendría muchas semejanzas con otros mejor conservados y algo más amplios como el sobrarbense de Muro de Roda. En la actualidad conserva algunos restos de sus murallas, una parte del ábside románico de la que sería la iglesia castrense y la base de la antigua torre defensiva de vigilancia. Desde esta sobresaliente atalaya se domina una impresionante panorámica de toda la zona meridional de la comarca ribagorzana. Algo hacia el norte, no demasiado lejos y recortándose en lo alto de otro cerro elevado, destaca el tozal de San Esteban del Mall, con el mallo rocoso en un extremo y los restos de la inacabada fortaleza medieval en el contrario.
Situada en el extremo meridional del cerro del castillo, la torre defensiva del recinto de Monesma, de la que sigue en pie solamente una altura de unos tres metros, es una peculiar y poco usual construcción mixta que combina una parte de planta circular con una prolongación de planta cuadrangular. En el otro extremo del recinto quedan los restos del ábside semicircular de la antigua capilla del castillo, que posiblemente se integraría como un cubo defensivo de la muralla por su parte nororiental. Conserva íntegra, de las tres que tendría en su origen, una ventana de doble derrame bajo un arco de medio punto. Si la parte más antigua del castillo data tal vez de los inicios del siglo XI, la construcción de esta iglesia podría fecharse a finales de esta misma centuria o más probablemente ya en los inicios del siglo XII.
En la parte central del recinto, junto a un pequeño aljibe o balsa, se levanta la ermita de Santa Valdesca, posiblemente construida, o quizá reconstruida, en el siglo XIX, utilizando las viejas piedras de la iglesia castrense o de la antigua fortificación medieval. Tiene orientación norte-sur con una puerta dovelada de arco de medio punto que se abre al mediodía. En el lado norte hay otra antigua puerta hoy cegada. En un sillar sito sobre el arco central de la actual puerta de acceso aparece inscrita la fecha de 1850. A la ermita de Santa Valdesca se sigue subiendo en romería anual el último domingo de mayo.
La primera referencia a Monesma como Monte Mesma parece datar del año 980. Algunos historiadores creen que el castillo de Monesma pudo ser fortificado a principios del siglo XI, en tiempos del rey pamplonés Sancho III el Mayor. En los primeros tiempos cristianos, durante la primera centuria del segundo milenio, perteneció a los condes del Pallars. En el siglo XII pasaría a manos de los barones de Erill, una de las primeras y más poderosas familias pallaresas de ese periodo medieval e impulsores de la construcción de las magníficas iglesias románicas del valle de Boí. En el siglo XIII el castillo queda bajo la jurisdicción del monarca aragonés Jaime II, que lo integra plenamente en el condado de Ribagorza. Al parecer, durante el siglo XVI el castillo aún permanecía en activo y los condes de Ribagorza lo tenían cedido en feudo a la familia Mur.
Hoy los restos del castillo de Monesma languidecen en lo alto de un lugar alejado y remoto, distante de cualquier ruta importante de comunicación, reservando a quien hasta él se acerca una de las mejores vistas de la comarca de la Ribagorza, en cuyos lejanos orígenes medievales constituyó sin duda un bastión defensivo de primer orden.
Carlos Bravo Suárez
Artículo publicado hoy en Diario del Alto Aragón
Imágenes: Restos de la torre del castillo, ábside de la iglesia castrense, ermita de Santa Valdesca y ábside de la iglesia del castillo, tozal de Monesma desde el oeste y Las Badías desde el GR-1.
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