Me he despertado con la noticia
del horror de anoche en París. Todos, salvo los fanáticos deshumanizados que
han perdido la razón, condenamos y estamos entristecidos por estos actos de
barbarie salvaje. Los valores de nuestra civilización europea, nuestras
democracias, que emanan de los principios de la Ilustración, pueden ser siempre
mejorables y perfeccionados; pero, hay que decirlo sin vacilación ni duda
alguna, son valores superiores a los que, en nombre de falsas pretensiones
religiosas, defienden quienes quieren devolvernos a estados pasados y
afortunadamente ya superados hace tiempo por nuestra civilización occidental.
Unidos en la tristeza y la repulsa, debemos luchar juntos contra cualquier
intento que pretenda hacernos retroceder al fanatismo irracional y a la
barbarie más inaceptable y espantosa.
Carta publicada ayer en los diarios El Mundo, La Vanguardia, Heraldo de Aragón y Diario del Alto Aragón.
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