Este fin de semana, entre excursión y excursión y robando algo de tiempo al sueño, he terminado de leer “Mountain Bull”, la primera novela de Brian Panowich (New Jersey, 1972). Fue publicada en Estados Unidos en 2015 y editada en España por Siruela en 2017 con traducción de Rubén Martín Giráldez. La misma editorial acaba de publicar recientemente “Como leones”, la segunda narración del autor estadounidense, que fue bombero en Georgia antes de convertirse en escritor de éxito.
Quienes seguís mis reseñas conocéis mi afición por la narrativa estadounidenses en sus más destacados autores y diversidad de corrientes. En estos últimos años, he leído y reseñado unas cuantas narraciones de un nuevo género que ha venido en denominarse “country noir”, lo que podría traducirse como novela negra rural, ambientada, no en las grandes ciudades como suele ser habitual en un género de origen tan urbano, sino en el mundo campestre, en una parte de lo que suele conocerse como la América profunda. Descubrí este género con la deslumbrante “Los huesos del invierno”, de Daniel Woodrell, publicada por Alba Editorial en 2013. Leí después “La muerte del pequeño Shug”, del mismo autor, y otras novelas como la magnífica “No hay cuervos”, de John Hurt o, más recientemente, “Kentucky seco”, el libro de relatos de Chris Offut, publicado hace unos meses por Sajalín Editores. Por citar solamente algunos títulos que me vienen ahora a la cabeza.
“Mountain Bull” es uno de los referentes iniciales del “country noir” estadounidense cuya lectura tenía pendiente desde hacía un tiempo. Desde luego, la novela encaja perfectamente en el género pues narra la historia de las últimas generaciones de los Burroughs, una familia que controla de manera despótica y cruel algunos negocios turbios de la región que da título al libro, ubicada en una zona montañosa del estado de Georgia. Los Burroughs han pasado de la destilación clandestina de bourbon durante la ley seca al cultivo de marihuana y la fabricación de metanfetaminas en los tiempos más recientes. Son pueblerinos “palurdos” y embrutecidos que no entienden otra ley más que la violencia para imponer su indiscutida autoridad y tienen un sentido familiar y mafioso del control de sus negocios ilegales. El libro se inicia con un árbol genealógico de la familia que resulta útil para consultar a lo largo de la lectura. Sus 26 capítulos van intercalando diferentes años de un periodo que va desde 1942 hasta 2015 y nos permiten conocer los métodos de diferentes miembros de la familia en distintos momentos del pasado y el presente. Aunque el grueso del relato se sitúa en 2015, año de publicación de la novela.
Las cosas cambian en la familia cuando Clyton, uno de los Burroughs, decide, animado por su mujer, convertirse en el nuevo sheriff del condado. Además, empujado por Simon Holly, un brillante agente federal que aparece en la zona, pretende negociar con su hermano Halford, una verdadera mala bestia, una salida digna de los negocios sucios que controla. Con una prosa directa y sin tapujos, un vocabulario muy coloquial y unos capítulos no demasiado largos, Panowich crea un relato tenso, fluido y violento en el que van encajando todas las piezas. Hasta la de la desgraciada prostituta Angel, cuyo seguimiento inicial despista al principio al lector pero que luego tiene su importante papel en el relato. Todos los personajes están muy logrados y, aunque la mayoría son masculinos, también lo están algunas de las mujeres como Angel (Marion de nombre real), Annette y Katy, la mujer de Clyton. Hay también una verdadera banda sonora de música country-rock americana, con referencias a canciones de grupos míticos como The Band o emblemáticos de la música sureña como Lynyrd Skynyrd.
Me ha gustado mucho esta novela que, eso sí, contiene muchos pasajes de gran violencia que en algunos momentos recuerdan, aunque en el ámbito rural y en contextos diferentes, escenas de las películas de Tarantino. Terminada esta primera novela, acabo de empezar “Como leones”, la segunda narración de Brian Panowich, que acaba de ser publicada en España de nuevo por Siruela. En este caso, con traducción de Virginia Maza. Parece que el protagonista de este nuevo relato es otra vez el sheriff Clyton Burroughs. Si las excursiones y el sueño me lo permiten, espero leerla en pocos días y contaros por aquí mis impresiones. Y, de esa sí, al ser de este mismo año, hacer una reseña para la prensa.
"Bull Mountain". Brian Panowich. Siruela. 2017. 280 páginas.
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