Ruinas de San Andrés (nave)
Camino de Santaliestra a Aguilar
Iglesia de Aguilar
Ermita de San Saturnino
Vista de Aguilar desde San Saturnino
Vista de Cotiella desde San Andrés
Vista del meandro del Ésera en Santaliestra
La extensa comarca de
Ribagorza todavía depara alguna sorpresa inesperada a los buscadores de restos
románicos. Así nos sucedió a los firmantes de este artículo hace unas fechas,
cuando tras una larga caminata dimos con las ruinas de la ermita de San Andrés,
o San Andreu, en lo alto de la sierra de Galirón, a más de una hora de subida
andando desde el despoblado Aguilar, en el municipio de Graus.
A
Aguilar sólo se puede acceder también andando. Nosotros lo hicimos desde
Santaliestra, por un hermoso camino de herradura tras algo más de una hora de
caminata. Desde allí subimos, siguiendo diversos hitos de piedras y sin camino
claro, hasta la ermita románica de San Saturnino, una sólida construcción,
posiblemente del siglo XII, que se conserva en pie a 1.110 m. de altitud, en el
extremo meridional de la sierra de Galirón, en la margen izquierda del río
Ésera. Sobre ella se publicó un artículo hace unos años en este mismo diario
(“La ermita de San Saturnino de Aguilar”, Carlos Bravo Suárez, 13-6-2010), en
el que se hacía una breve referencia a los restos de la ermita de San Andrés,
situados al norte de San Saturnino, en los que el autor del artículo había
estado unos años antes. Eran unos restos muy exiguos y envueltos en vegetación,
sobre los que no podía precisarse mucho más ni ayudaban a revelarlo las pocas
fotografías tomadas aún en papel en aquel tiempo.
Años
después, hace pocas fechas, decidimos ir en busca de esos restos. Tras más de
dos horas de camino, siempre en subida desde Santaliestra, dimos con ellos. Se
hallan a 1.224 m. de altitud, a algo menos de un kilómetro al norte de San
Saturnino, siguiendo la cresta de la sierra de Galirón, en la cúspide de un
pronunciado promontorio rocoso y escondidos entre la vegetación. Tras desbrozar
con una hoz su perímetro y parte de su interior, pudimos medir sus dimensiones
y comprobar, por la existencia de una parte del arranque de su ábside, que se
trata de una antigua construcción románica.
Perduran en ella los arranques de todos sus
muros, que son de aparejo rústico de mediano calibre formando hiladas más o
menos uniformes. El grosor de sus paramentos oscila entre los 0.70 y 0.80
metros. Se trata de un edificio de nave única y planta rectangular con cabecera
semicircular orientada al este. De la puerta de acceso no queda rastro, aunque
parece que debió de abrir al sur, descentrada hacia los pies, ya que es el
único tramo del perímetro que, derrumbes al margen, parece interrumpirse. La
cabecera es la zona peor conservada del edificio, pero aun así, en su flanco
nordeste se aprecia perfectamente el inicio de la curvatura del ábside que la
confirma como románica. Dado
lo exiguo de los restos, no resulta sencillo aventurarse con su cronología,
pero teniendo en cuenta que, según la tradición popular, es anterior a la de
San Saturnino, y esta aparece frecuentemente fechada en el siglo XII, tal vez
la de San Andrés pueda ser del siglo XI o de los inicios del XII.
Curiosamente las festividades de San Saturnino y San Andrés
se celebran en los días 29 y 30 de noviembre respectivamente. Con
frecuencia la ermita de San Saturnino aparece también denominada como de
San Andrés. Es posible que en el pasado las dos ermitas estuvieran dedicadas
cada una a un santo diferente y que, tras la ruina de la de San Andrés, se
unificaran las dos advocaciones en la ermita de San
Saturnino. Hay que decir que San Andrés era la segunda fiesta de Aguilar y que
en ese día se subía en romería hasta la ermita de San Saturnino. El año 1972
fue el último en que tuvo lugar dicha celebración.
Ambas ermitas están en un paraje con vistas extraordinarias, con
un dominio privilegiado de casi toda la baja Ribagorza y con extraordinarias
vistas de Cotiella, Posets y Turbón, ahora con sus cumbres aún nevadas. Hemos
querido con estas líneas dar a conocer la existencia de los restos de la ermita
de San Andrés, también llamada de San Andreu por los antiguos habitantes de
Aguilar, una construcción prácticamente inédita que no aparece en ninguno de
los libros y catálogos de los estudiosos del arte románico altoaragonés.
Carlos Bravo Suárez y Cristian
Laglera Bailo
(Artículo publicado en Diario del Alto Aragón)
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