miércoles, 18 de abril de 2018

LOS RESTOS DE LA ERMITA DE SAN ANDRÉS DE AGUILAR

 Ábside de las ruinas de la ermita de San Andrés
 Ruinas de San Andrés (nave)

 Camino de Santaliestra a Aguilar
 Iglesia de Aguilar
 Ermita de San Saturnino


 Vista de Aguilar desde San Saturnino
 Vista de Cotiella desde San Andrés
 Vista del meandro del Ésera en Santaliestra

La extensa comarca de Ribagorza todavía depara alguna sorpresa inesperada a los buscadores de restos románicos. Así nos sucedió a los firmantes de este artículo hace unas fechas, cuando tras una larga caminata dimos con las ruinas de la ermita de San Andrés, o San Andreu, en lo alto de la sierra de Galirón, a más de una hora de subida andando desde el despoblado Aguilar, en el municipio de Graus.

A Aguilar sólo se puede acceder también andando. Nosotros lo hicimos desde Santaliestra, por un hermoso camino de herradura tras algo más de una hora de caminata. Desde allí subimos, siguiendo diversos hitos de piedras y sin camino claro, hasta la ermita románica de San Saturnino, una sólida construcción, posiblemente del siglo XII, que se conserva en pie a 1.110 m. de altitud, en el extremo meridional de la sierra de Galirón, en la margen izquierda del río Ésera. Sobre ella se publicó un artículo hace unos años en este mismo diario (“La ermita de San Saturnino de Aguilar”, Carlos Bravo Suárez, 13-6-2010), en el que se hacía una breve referencia a los restos de la ermita de San Andrés, situados al norte de San Saturnino, en los que el autor del artículo había estado unos años antes. Eran unos restos muy exiguos y envueltos en vegetación, sobre los que no podía precisarse mucho más ni ayudaban a revelarlo las pocas fotografías tomadas aún en papel en aquel tiempo.

Años después, hace pocas fechas, decidimos ir en busca de esos restos. Tras más de dos horas de camino, siempre en subida desde Santaliestra, dimos con ellos. Se hallan a 1.224 m. de altitud, a algo menos de un kilómetro al norte de San Saturnino, siguiendo la cresta de la sierra de Galirón, en la cúspide de un pronunciado promontorio rocoso y escondidos entre la vegetación. Tras desbrozar con una hoz su perímetro y parte de su interior, pudimos medir sus dimensiones y comprobar, por la existencia de una parte del arranque de su ábside, que se trata de una antigua construcción románica.

Perduran en ella los arranques de todos sus muros, que son de aparejo rústico de mediano calibre formando hiladas más o menos uniformes. El grosor de sus paramentos oscila entre los 0.70 y 0.80 metros. Se trata de un edificio de nave única y planta rectangular con cabecera semicircular orientada al este. De la puerta de acceso no queda rastro, aunque parece que debió de abrir al sur, descentrada hacia los pies, ya que es el único tramo del perímetro que, derrumbes al margen, parece interrumpirse. La cabecera es la zona peor conservada del edificio, pero aun así, en su flanco nordeste se aprecia perfectamente el inicio de la curvatura del ábside que la confirma como románica. Dado lo exiguo de los restos, no resulta sencillo aventurarse con su cronología, pero teniendo en cuenta que, según la tradición popular, es anterior a la de San Saturnino, y esta aparece frecuentemente fechada en el siglo XII, tal vez la de San Andrés pueda ser del siglo XI o de los inicios del XII.

Curiosamente las festividades de San Saturnino y San Andrés se celebran en los días 29 y 30 de noviembre respectivamente. Con frecuencia la ermita de San Saturnino aparece también denominada como de San Andrés. Es posible que en el pasado las dos ermitas estuvieran dedicadas cada una a un santo diferente y que, tras la ruina de la de San Andrés, se unificaran las dos advocaciones en la ermita de San Saturnino. Hay que decir que San Andrés era la segunda fiesta de Aguilar y que en ese día se subía en romería hasta la ermita de San Saturnino. El año 1972 fue el último en que tuvo lugar dicha celebración.

Ambas ermitas están en un paraje con vistas extraordinarias, con un dominio privilegiado de casi toda la baja Ribagorza y con extraordinarias vistas de Cotiella, Posets y Turbón, ahora con sus cumbres aún nevadas. Hemos querido con estas líneas dar a conocer la existencia de los restos de la ermita de San Andrés, también llamada de San Andreu por los antiguos habitantes de Aguilar, una construcción prácticamente inédita que no aparece en ninguno de los libros y catálogos de los estudiosos del arte románico altoaragonés.

Carlos Bravo Suárez y Cristian Laglera Bailo

(Artículo publicado en Diario del Alto Aragón)

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