Voy a escribir hoy sobre dos ermitas románicas casi desconocidas de la comarca de la Ribagorza. Se sitúan ambas en el valle del Isábena, en su vertiente occidental, en la margen derecha del río. La primera se conoce como ermita de la Virgen de Casihuertos y se encuentra dentro del término de El Soler, uno de los pequeños núcleos pertenecientes al municipio de Graus. La segunda se halla junto a las ruinas de una antigua aldea denominada los (o els) Pueys, incluida en el término de Roda de Isábena.
El Soler es una pequeña localidad situada a poco más de diez kilómetros de Graus. Desde la capital ribagorzana se llega por la carretera A-1605, tomando un desvío a la izquierda justo a la entrada del llamado puente de Torrelabad. En El Soler destaca su iglesia parroquial de San Marcos, que conserva el ábside original románico y fue una de las últimas restauraciones de mosén José María Lemiñana antes de su fallecimiento. Sobre los restos de los antiguos molinos harinero y de aceite de la población, escribió no hace mucho Julio Alvira Banzo un magnífico artículo, titulado “El Soler y el recuerdo de sus molinos”, en su sección “Cuaderno de viaje” de este suplemento dominical.
Para acceder a la ermita de Casihuertos, tras dejar a nuestra izquierda la iglesia de San Marcos en una pequeña explanada, hay que tomar, también a la izquierda, una pista de tierra que arranca justo antes de cruzar el pequeño puente sobre el barranco de las Mellas que lleva al caserío de El Soler. A poco más de dos kilómetros y a la derecha de la pista, en un pequeño tozal, bastante escondida y apenas visible desde el camino, se encuentra la ermita de la Virgen de Casihuertos.
Se trata de una construcción arruinada cuya techumbre se derrumbó hace ya tiempo sobre el interior de su planta rectangular. Conserva, sin embargo, el ábside románico orientado canónicamente al este, los dos muros laterales hasta el arranque de la bóveda caída y la pared occidental rematada con una espadaña de un solo ojo, bajo la que se abre la puerta de arco de medio punto que da acceso al interior del templo. Las paredes interiores están encaladas y no muestran ningún tipo de decoración. En el exterior destaca la existencia de dos contrafuertes en cada uno de los muros laterales. Podría pensarse que la ermita pertenece a un románico algo tardío, quizás ya del siglo XIII. Es una construcción muy desconocida que no figura siquiera en el famoso libro de Manuel Iglesias Costa sobre el arte religioso del Alto Aragón oriental.
A unos cincuenta metros más al sur y en el extremo más elevado del pequeño cerro en que se encuentra la ermita, se observa un amontonamiento de piedras y una pequeña parte de la base de lo que parecen los restos de una antigua torre de vigilancia. El lugar domina bastante territorio en dirección al sur, en el curso bajo del río Isábena que cierra por su parte meridional la sierra del Castillo de Laguarres. Tal vez ermita y torre fueran parte de un mismo recinto fortificado, constituyendo un eslabón más de la línea fronteriza cristiano-musulmana de los tiempos medievales.
Aunque en algunos mapas el lugar es mencionado como Casihurtos, parece más propia y acertada la denominación de Casihuertos, topónimo seguramente procedente de “casa de los huertos”. No muy lejos de la ermita, en dirección sudoeste, se encuentran el barranco de los Huertos y la casa de los Huertos. A ésta última pertenecería probablemente la ermita y de ahí vendría la denominación Virgen de la casa de los Huertos, que derivaría después a Casihuertos.
Si seguimos nuestro paseo en dirección al norte, nuestro camino desemboca en lo alto de un cerro donde hay un almacén de reciente construcción. Ya por una pista mejor acondicionada llegamos enseguida a la antigua aldea de Santa Creu, hoy deshabitada y en ruinas. Desde allí, por otra buena pista de tierra, podemos descender hasta Torrelabad, muy cerca del río Isábena y de El Soler, el pequeño pueblo del que habíamos partido para nuestra excursión a Casihuertos.
Todavía menos conocida que la ermita de la Virgen de Casihuertos es la de San Martín de los Pueys. A la antigua aldea de los Pueys se accede también desde la carretera A-1605 que sube desde Graus, pero un poco más al norte. Hay que coger una pista de tierra que arranca entre los Kms 23 y 24 de dicha vía, un poco antes de la curva que da inicio a la llamada subida de la Huerta, junto a la casa de ese nombre. Después de recorrer unos tres kilómetros, llegamos a las ruinas de la antigua aldea. La ermita se encuentra a la izquierda de la pista, enfrente de las ruinas de una casa que según algunos mapas se denomina casa de San Martín. Si seguimos unos metros por el camino, nos encontraremos con el GR-18.1 que lleva de Güel a Roda de Isábena. Junto a este camino se encuentran las ruinas de otra casa que al parecer era la denominada los Pueys. No he podido confirmar si ambas casas pertenecían a la misma familia, pero el conjunto es ahora conocido como los Pueys, topónimo del habla ribagorzana oriental que corresponde al castellano los Pueyos, tan frecuente, sobre todo en singular, en la geografía aragonesa, y derivado claramente del término latino “podium” (elevación de terreno). No he logrado saber cuándo el lugar quedó despoblado, pero algunas personas mayores recuerdan haber oído decir que las misas no empezaban en Roda hasta que los amos de los Pueys no llegaban a la catedral.
Lo primero que sorprende al ver la ermita de San Martín dels Pueys es la amputación del antiguo ábside para abrir en su lugar una amplia entrada a su interior. Situada en una propiedad particular, ha sido acondicionada para su uso como garaje y almacén agrícola. Es de planta rectangular con una espadaña de doble ojo sobre su pared occidental. La antigua puerta, hoy casi tapada por la vegetación, se abre en el muro meridional y es de arco de medio punto con grandes dovelas. Antes de la entrada que ha sustituido al viejo ábside, se abren dos pequeñas capillas laterales que dan a la construcción la forma de cruz latina. Tanto el tejado que cubre la bóveda de la ermita como el de estas dos pequeñas capillas laterales son hoy de chapa.
Se trata de una construcción románica en su origen, pero difícil de fechar para quienes no somos expertos en la materia. Son muy pocos los autores que han escrito sobre el arte religioso de estas tierras los que dan noticia de esta escondida ermita, que se encuentra junto a las ruinas de una antigua casa fuerte, de la que queda en pie uno de los muros de lo que podría haber sido una torre defensiva. Un poco más arriba quedan las ruinas de lo que sería una segunda casa. Ambas constituirían una pequeña aldea que se denominaba probablemente Els Pueys, aunque en algunos mapas aparece como los Pueos.
Quede constancia en este modesto artículo de la existencia, en unos recónditos rincones de la comarca de la Ribagorza, de dos ermitas que son aún hoy casi completamente desconocidas para los aficionados y estudiosos del arte románico altoaragonés.
Carlos Bravo Suárez
Fotos: Ermita de Casihuertos -cuatro primeras fotos-, restos de la torre defensiva junto a la ermita de Casihuertos y ermita dels Pueys - cuatro fotos-, y restos de la torre de la casa fuerte situada junto a la ermita de San Martín.