Aunque escriba prácticamente
una reseña literaria cada semana en este periódico, uno no se considera crítico
literario sino un lector voraz que redacta unas líneas más o menos acertadas tras
la lectura de muchos de los libros que lee. Libros para cuya elección no sigue
un procedimiento único ni un determinado criterio fijo. Uno elige los libros
porque cree que le van a gustar. Y, como uno ya tiene una larga experiencia
como lector, suele dar en el clavo con relativa frecuencia, aunque no siempre.
Hay autores de los que uno es devoto o simple seguidor y son valores seguros
que no acostumbran a decepcionar. A otros libros uno llega porque alguien de
confianza o próximo que también lee se los recomienda. Y, como desde hace ya
unos años uno se fue a vivir de una gran ciudad a una población más pequeña, uno
no siempre lee lo que quiere sino lo que puede y logra hacer llegar hasta sus
manos.
Y, entre lo que uno ha leído
últimamente y ha reseñado o tiene intención de reseñar en este diario, ha
habido algunos libros que le han gustado especialmente. Siempre he tenido
cierta inclinación por la narrativa estadounidense y por escritores como Philip
Roth, John Updike o Don DeLillo. De este último se han publicado recientemente
en nuestro país su primera y ya lejana novela “Americana” y su colección de
relatos “El ángel Esmeralda”. Uno de los grandes descubrimientos de estos
últimos años ha sido Marilynne Robinson, de la que se han publicado aquí dos de
sus tres novelas editadas en USA: “Gilead” y “En casa”, ambas extraordinarias.
Pendiente de lectura tengo “Tres noches”, de Austin Wright. “Las poseídas”, de
la argentina Betina González, es la novela hispanoamericana más destacable que
he leído últimamente.
De la narrativa europea he
disfrutado como siempre con lo último en nuestro país de Patrick Modiano:
“Barrio perdido” y “Flores de ruina/Perro de primavera”. De entre mis lecturas más
recientes me han gustado mucho otras dos novelas francesas: “Nada se opone a la
noche”, de Delphine de
Vigan, y “Las solidaridades misteriosas”, de Pascal Quignard. Otras novelas
europeas recomendables son “El sentido de un final”, del inglés Julian Barnes;
“Antigua luz”, del irlandés John Banville; “Apuntes de un vendedor de mujeres”,
del italiano Giorgio Faletti; “Liquidación
final”, del griego Petros Márkaris; o “La huella del pájaro”, del alemán
Max Bentow. Un auténtico descubrimiento ha sido Hjalmar Söderberg, un autor
sueco de principios del siglo XX del que se han publicado recientemente en
España sus dos mejores novelas: “El juego serio” y “Doctor Glas”. Y otra gran
sorpresa de la narrativa del primer tercio del pasado siglo ha supuesto la
lectura de “Los mutilados”, del judío checo Hermann Ungar, una verdadera obra
maestra.
De
la literatura española reciente me han gustado “Las lágrimas de San Lorenzo”,
de Julio Llamazares; “La
ridícula idea de no volver a verte”, de Rosa Montero; “Todo lo que era sólido”, de Antonio Muñoz Molina; “Absolución”,
de Luis Landero; “Intemperie”, de Jesús Carrasco; “El guardián invisible”, de
Dolores Redondo; “Ayer no
más”, de Andrés Trapiello; “El
tango de la Guardia Vieja”, de Arturo Pérez-Reverte, “Las
leyes de la frontera”, de Javier Cercas; y, sobre todo, “La hija del Este”, de
Clara Usón, último Premio de la Crítica. Tengo ya preparada la lectura de “En
la orilla”, de Rafael Chirbes.
Debo
confesar que últimamente he leído a pocos autores aragoneses. Aunque ya editados
el pasado año, recomiendo los ”Cuentos completos” del oscense Ramón Gil Novales.
De lo recientemente publicado han despertado mi interés, y espero leer pronto,
“Polvo de neón”, de Carlos Castán, y “El desembarco de Alah”, de Lorenzo
Mediano.
Seguro
que son muchos los buenos libros que me han quedado por leer, y no he incluido
aquí ni poesía ni teatro, géneros que frecuento mucho menos que el ensayo y la
novela. En cualquier caso, de muchas de mis próximas lecturas iré escribiendo sucesivas
reseñas en el suplemento dominical de este diario.
Carlos
Bravo Suárez
Artículo publicado hoy en el suplemento especial dedicado a la Feria del Libro de Huesca en Diario del Alto Aragón