domingo, 25 de mayo de 2014

EL PAN A SECAS

                                                      
   
El pan a secas. Mohamed Chukri. Cabaret Voltaire. 2012. 272 páginas. 

El pan a secas es la obra más destacada del escritor marroquí Mohamed Chukri  (El Rif, 1935 – Rabat, 2003) y una de las más importantes de la literatura magrebí moderna. Publicada por primera vez en 1973, se trata de una novela autobiográfica que fue traducida a varias lenguas y obtuvo un importante éxito internacional Sin embargo, fue censurada por escandalosa en los países árabes y no se publicó definitivamente en Marruecos hasta el año 2000. Mohamed Chukri fue un escritor autodidacta, que nació en la empobrecida región de El Rif en una familia que se vio obligada a emigrar a Tánger y sobrevivía con las escasas ganancias obtenidas por una madre que, pese a sus sucesivos embarazos, lograba vender algunas hortalizas en un mísero puesto en el mercado. Sometido a continuos castigos físicos por parte de un padre violento y cruel, Chukri abandonó su casa y desde los once años vivió en las calles de Tánger, rodeado de violencia, miseria, alcoholismo, drogas y prostitución. Consiguió escapar a esa desgraciada vida y aprender a leer a los veinte años para convertirse luego en escritor de éxito, frecuentar la amistad de algunos de los más famosos autores afincados en Tánger –Paul Bowles, Jean Genet o Tenesse Williams–, e incluso traducir al árabe a grandes poetas españoles como Machado, Aleixandre o Lorca. El pan a secas ha sido editado recientemente de nuevo en España por Cabaret Voltaire, con una espléndida traducción del árabe de la marroquí Rajae Boumediane El Metni que fue revisada por el propio Chukri poco antes de morir.

Ambientada al principio de los años 50 del pasado siglo XX, cuando Marruecos todavía era un protectorado francés, El pan a secas cuenta de manera autobiográfica y en primera persona los años en que Chukri abandona la casa de sus padres y sobrevive en los bajos fondos de Tánger, robando o practicando el contrabando y frecuentando los burdeles más sórdidos de la ciudad. En las páginas del libro se suceden los episodios de violencia, sexo y miseria, descritos sin eufemismos y de la manera más cruda y directa. No es pues de extrañar que la obra levantara ampollas, y aún las siga levantando, en el mundo árabe, y que su lectura resulte todavía hoy de un realismo desnudo e impactante, al que ni siquiera los lectores modernos estamos demasiado acostumbrados.

El libro es una sucesión de anécdotas y vivencias que termina cuando el autor ronda los veinte años y, tras una primera estancia en la cárcel, comienza a sentirse atraído por la cultura y se decide a aprender a leer. Escrita en una prosa desnuda, afilada y cortante, la novela trasciende la época en que fue publicada y se convierte en un paradigma de la sordidez y la miseria, tanto material como moral, que envuelve los bajos fondos de los barrios más pobres de muchas ciudades del mundo.

A El pan a secas siguieron otras dos novelas autobiográficas del autor: Tiempo de errores (1992) y Rostros, amores, maldiciones (1996). Cabaret Voltaire acaba de editar de nuevo en nuestro país la primera de ellas. Recuerdo haberla leído hace unos años en una edición de Círculo de Lectores. Después de hacerlo con El pan a secas, creo que no voy a tardar demasiado en releerla para recordar cómo Mohamed Chukri consiguió salir de la sordidez y la miseria a las que parecía irremediablemente condenado.

Carlos Bravo Suárez

domingo, 18 de mayo de 2014

LA CASA Y EL CEREBRO


La casa y el cerebro. Edward Bulwer-Lytton. Impedimenta. 2014. 108 páginas.

Impedimenta es una de las editoriales españolas con mejor gusto y más bonitas y cuidadas ediciones de sus libros. Su catálogo de novedades suele ser variado y casi siempre muy recomendable. Entre sus últimas obras, me llamó la atención La casa y el cerebro, una novela corta sobre fantasmas y casas encantadas. Aunque fui en mis años más jóvenes mucho más aficionado al género fantástico y de terror de lo que lo soy ahora, me atrajo este relato al que H. P Lovecraft consideró como uno de los mejores sobre casas encantadas jamás escritos y del que hasta ahora no era fácil encontrar una edición en español. La actual de Impedimenta ha sido traducida por Arturo Agüero Herranz, autor también del breve y didáctico prólogo a la obra.

La casa y el cerebro fue publicado por Edward Bulwer-Lytton (Londres, 1803 - Londres, 1873) por primera vez en 1859, aunque luego su autor eliminó en la siguiente edición la parte final del libro. Esta se incluye en la edición española, y hace el relato más completo y con una terminación más sugerente y redonda. Edward Bulwer-Lytton fue político, poeta y crítico, además de un prolífico novelista entre cuyas narraciones destaca Los últimos días de Pompeya. La casa y el cerebro es su relato más logrado y responde a muchas de las características habituales en las narraciones de misterio, tan frecuentes en el siglo XIX, ambientadas en casas en las que habitan fantasmas que aterrorizan a sus inquilinos.

En el Londres decimonónico, un caballero inglés conoce la existencia de una casa que nadie quiere alquilar por los extraños fenómenos que en ella suceden y que hacen que todo el que intente habitarla salga aterrorizado y despavorido del edificio. Aficionado a las corrientes mesmeristas y al hipnotismo, y convencido del poder de la mente sobre lo supuestamente sobrenatural, decide alquilar la casa y enfrentarse abiertamente a sus fantasmas. Le acompañan su valiente criado y su perro. Y ahí empiezan las descripciones de lo que ocurre en la casa y los intentos racionales posteriores –de ahí el binomio casa-cerebro del título- por explicarse la verdadera causa de esos misteriosos sucesos que lógicamente no voy a desvelar en esta breve reseña.

Lafcadio Hearn, otro de los grandes autores del género fantástico del siglo XIX, escribió lo siguiente sobre esta novela: “Les mencioné el otro día una narración breve de Bulwer-Lytton (La casa y el cerebro) calificándola como la mejor historia de fantasmas en lengua inglesa. Es el mejor cuento de este género porque reproduce con asombrosa fidelidad las vivencias de una pesadilla. El terror de los grandes cuentos sobrenaturales es el terror de una pesadilla proyectado dentro de la consciencia despierta”.

La bella y cuidada edición que nos ofrece Impedimenta de La casa y el cerebro –subtitulada “Un relato victoriano de fantasmas” nos permite conocer y disfrutar de una breve narración que contiene algunos de los ingredientes clásicos de un género sobre el que ejerció posteriormente una considerable influencia.

Carlos Bravo Suárez

            

domingo, 11 de mayo de 2014

PESTE & CÓLERA



Peste & Cólera. Patrick Deville. Anagrama. 2014. 240 páginas.

Peste & Cólera cuenta la vida de Alexander Yersin (Suiza, 1863 – Vietnam, 1943). Yersin fue un importante científico, explorador y viajero, nacido en Suiza y posteriormente nacionalizado francés, que, entre otros logros, descubrió el bacilo responsable de la peste bubónica, llamado después en su honor Yersinia pestis. La posterior creación de la correspondiente vacuna permitió combatir con éxito esa devastadora enfermedad. El escritor francés Patrick Deville (1957), viajero y autor de varias novelas destacadas, ha construido en Peste & Cólera un hermoso libro sobre el itinerario vital de este personaje que es hoy más conocido y recordado en Vietnam y el sudeste asiático, donde murió y pasó buena parte de su vida, que en la Europa en la que se formó en su juventud bajo la batuta del gran Louis Pasteur.

Peste & Colera, que recibió en Francia los premios Femina y FNAC y el Prix des Prix en 2012, es un libro magníficamente escrito; con una destacable traducción del francés de José Manuel Fajardo. Se trata de un relato a caballo entre la novela y la biografía, aunque con mucho más de la segunda que de la primera, pues lo que se busca es una narración histórica que reconstruya de  manera fiel la vida del brillante investigador y viajero. Tal como ha dicho de ella su autor, “Peste & Colera” es una novela de aventuras de verdad. El narrador, como si de un fantasma invisible se tratara, sigue los pasos de Yersin y describe con amenidad y fluidez su largo periplo personal, que discurre desde sus decididos inicios en el positivismo científico de la segunda mitad del siglo XIX hasta casi el ecuador del siglo XX con sus dos espantosas guerras mundiales. La segunda de ellas –que el propio Yersin ya no vio terminar– es el punto de partida del relato. El bacteriólogo suizo-francés abandona París para volver definitivamente a su querida Indochina, donde, entre los muchos que recorrió, encontró su lugar preferido en el mundo. Allí reposan hoy sus restos, permanentemente recordados y venerados con independencia de los cambios políticos sufridos en aquel rincón asiático. La narración va dando saltos en el tiempo y en la geografía a lo largo de los ochenta años de la vida del personaje. Un hombre sabio y polifacético como pocos. Además de sus descubrimientos científicos siguiendo la estela pasteuriana, Yersin, que se mantuvo siempre soltero, exploró regiones remotas y poco conocidas del actual Vietnam, introdujo en aquellas tierras el árbol del caucho y de la quina, además de otras especies vegetales y animales, y construyó allí su refugio laboratorio donde, al final de sus días, se entregó a la literatura y a la traducción del latín y del griego de los grandes autores clásicos. Patrick Deville dice en uno de los últimos capítulos de su libro que se podría escribir una “Vida de Yersin” como una vida de santo: “un anacoreta retirado al fondo de un chalet en la jungla fría, reacio a toda obligación social, una vida de eremita, de oso, de salvaje, un genio original, un auténtico extravagante”.

Pudo dedicarse solamente a la ciencia y recibir grandes honores por ello, pero era un hombre que rechazaba el boato social casi tanto como la política, y necesitaba cambiar de actividad y descubrir continuamente nuevos mundos con los que saciar su inagotable afán de conocimiento. Peste & Cólera narra con admirable concisión la maravillosa aventura de su vida. 

Carlos Bravo Suárez

domingo, 4 de mayo de 2014

LAS REPUTACIONES


Las reputaciones. Juan Gabriel Vásquez. Alfaguara. 2013. 144 páginas.

El colombiano Juan Gabriel Vásquez (Bogotá, 1973) se ha convertido en una de las principales voces de la narrativa hispanoamericana actual. Articulista y traductor, es autor de varias novelas entre las que destaca El ruido de las cosas al caer, Premio Alfaguara de Novela en 2011. Ahora, esa misma editorial ha publicado Las reputaciones, su último libro hasta la fecha.

Las reputaciones es un relato breve ambientado en Bogotá en la segunda mitad del siglo XX. Su protagonista es Javier Mallarmino, un caricaturista de éxito de la prensa colombiana que recibe un gran homenaje nacional tras cuarenta años de profesión y que está inspirado en parte en otro dibujante real al que se hace abundante referencia en la novela: Ricardo Rendón, personaje de principios del siglo XX que se suicidó en 1931 tras dispararse un tiro en el corazón. Mallarmino ha logrado superar rechazos y censuras iniciales y se ha convertido en una figura respetada y admirada, pero también temida y enormemente influyente entre la opinión pública que espera con impaciencia su viñeta diaria en el periódico. A lo largo del libro, el caricaturista recuerda su pasado y su relación de pareja con Magdalena, con quien tiene una hija y de quien anda ahora separado. La aparición de la joven Samanta Leal, antigua amiga de su hija Beatriz, y el recuerdo de un turbio episodio ocurrido años atrás obligarán a Mallarmino a replantearse algunas cosas y a tomar decisiones inesperadas.

Dos son, en mi opinión, los principales temas de la novela: la importancia que la reputación tiene entre las personas y las trampas y la fragilidad de la memoria. La reputación viene a ser, como la fama o la honra tan presentes en nuestra literatura, la opinión –verdadera o falsa– que los demás tienen de uno. De un personaje de la novela  –el diputado Cuéllar– se dice  que llevaba “su reputación parada en el hombro como un loro, anudada al cuello como lleva un culebrero su culebra”. Tal vez la reputación sea “el momento en que una presencia fabrica, para quienes la observan, un precedente ilusorio”.

La memoria y su imposibilidad absoluta son el otro asunto primordial de la novela.  Cuando Samanta Leal le pide a Mallarmino que haga memoria, este reflexiona sobre ese giro curioso, “hacer memoria”, “como si la memoria fuera algo que fabricamos o pudiera conjurarse, a partir de ciertos materiales bien escogidos, con la mera fuerza del trabajo físico”. “Es muy pobre la memoria que sólo funciona hacia atrás” se convierte en uno de los pensamientos recurrentes del caricaturista. Por eso, otro de los aspectos más interesantes de la novela son los vacíos o huecos del pasado, cuya reconstrucción parece imposible y quedan al criterio del lector.

También es importante en Las reputaciones la influencia que algunos personajes –como el dibujante con su viñeta diaria en la prensa y con un prestigio ya consolidado–  pueden ejercer sobre la opinión pública, que, por otro lado, es siempre voluble y tornadiza.

Juan Gabriel Vásquez confirma con esta novela su maestría para el relato corto y su habilidad literaria para tratar de manera sugerente y moderna la ambigüedad moral de nuestro tiempo.

Carlos Bravo Suárez

jueves, 1 de mayo de 2014

DE GRAUS A PANO POR EL SENDERO HISTÓRICO







El GR-1 es un sendero de largo recorrido que atraviesa España de este a oeste –o viceversa– uniendo el Mediterráneo con el Atlántico, desde Ampurias hasta Finisterre. También conocido como Sendero Histórico, el GR-1 recorre transversalmente la provincia de Huesca, donde –procedente de Cataluña–, comienza su itinerario en el magnífico núcleo medieval de Montañana, en Ribagorza, para adentrarse luego en Sobrarbe por la comarca natural de La Fueva.

Voy a describir aquí una de las etapas ribagorzanas de este largo sendero, la que lleva desde Graus hasta la pequeña aldea de Pano, situada ya en los límites entre Ribagorza y Sobrarbe. Se trata de un recorrido de unos catorce kilómetros, en el que se invierte algo menos de cinco horas.

En el sentido aquí propuesto, el itinerario es en general ascendente. Partiendo de los 460 metros de altitud de Graus se llega a los 891 de Pano, tras alcanzar en el collado de San Martín, situado a 1144 metros, el punto más elevado del recorrido. Hacer el camino en sentido contrario resultará, obviamente, algo más cómodo y menos exigente para el caminante.

El punto de partida es la histórica villa de Graus, entre cuyos atractivos turísticos destaca su magnífica Plaza Mayor. Tanto si la tomamos como inicio o como final de nuestra excursión, la capital ribagorzana merece una tranquila visita que nos permita descubrir sus numerosos encantos.

De Graus saldremos por la carretera A-139 en dirección a Benasque. Al llegar a la zona conocida como Regrustán, donde se encuentra el camping del mismo nombre, debemos tomar una pista a la izquierda de la carretera. En su inicio, encontramos las tablillas indicadoras que irán reapareciendo en los momentos claves del sendero y nos ayudaran a seguirlo en todo momento sin dificultad.

Siempre en ascenso, al cabo de cuatro kilómetros y medio, y tras  aproximadamente una hora y media de caminata, llegaremos al pueblo de Grustán. Antes, aproximadamente a mitad del recorrido y a la izquierda del camino, sale un sendero bien marcado que nos lleva a la ermita de San Miguel, conocida en la zona como Los Templarios. Se trata de las ruinas de una antigua construcción románica situada en la “ubaga” (zona sombría) de Grustán, en un sorprendente paraje escondido en un espeso bosque de pinos. Ahora, en un tiempo aproximado de un par de horas, es posible realizar un atractivo itinerario circular perfectamente señalizado entre Graus y la ermita, que según la tradición pudo haber sido construida por la orden del Temple entre los finales del siglo XI y los inicios del XII.

Pero, dejando este ramal del GR-1 y siguiendo nuestra ruta, llegamos al despoblado Grustán, una pequeña localidad cuyo caserío está hoy en ruinas, aunque conserva integra y exteriormente restaurada su magnífica iglesia románica dedicada a Santa María. Grustán se levanta sobre una amplia elevación rocosa que constituye una verdadera fortaleza natural. Esta privilegiada ubicación le proporcionó sin duda una destacada posición estratégica durante los siglos medievales. La calidad de su iglesia, construida con grandes sillares que conservan numerosas marcas de cantería, da una idea de la pasada importancia del lugar.

Tras atravesar el arruinado caserío de Grustán, el sendero desciende de nuevo a la pista por la que habíamos subido desde Graus. Siguiéndola siempre en ascenso, y tras dejar atrás un cruce de caminos bien señalizado, llegaremos hasta lo alto de la sierra de Torón, más conocida aquí como sierra de San Martín o de Panillo. A Panillo se puede bajar por el PR-HU149 cuyo arranque quedará a nuestra derecha. A San Martín, ermita de construcción popular perteneciente al municipio de Secastilla, se llega en pocos minutos por un sendero que arranca a la izquierda del GR-1. La ermita de San Martín se encuentra situada en un escarpado mirador con hermosas vistas sobre el pantano de El Grado, ya en la vertiente del río Cinca. 

Siguiendo nuestro camino, tras dejar a la izquierda el llamado mirador de Malterrero –situado a cinco minutos–, iniciaremos una fuerte bajada que, por el dibujo que describe sobre la ladera de la sierra, es conocida como “la zeta”. Ya al final de este pronunciado descenso, un corto desvío a nuestra derecha nos lleva a las ruinas del castillo de Panillo, históricamente más conocido como castillo de Pano. Estamos ante una importante fortaleza medieval cuyo recinto amurallado fue sometido a una necesaria limpieza no hace demasiados años. Quedan, ahora bien visibles, los restos de una torre cilíndrica y de la iglesia castrense de Santa Engracia. El lugar tiene magníficas vistas y domina un amplio territorio en la divisoria de los valles del Ésera y el Cinca.

De nuevo en la pista principal, en pocos minutos llegaremos a la collada de Pano, una pequeña explanada donde el camino que hemos seguido hasta aquí se encuentra con la carretera HU-V-6441 que une Graus con Tierrantona por Panillo, Troncedo y Formigales. En este punto encontramos la ermita de la virgen de la Collada, de planta rectangular, con un pequeño pórtico en la entrada y un moderno retablo de madera en su interior.

Desde aquí, el GR-1 continúa por una nueva carretera –pista engravada hasta hace muy pocas fechas– que en poco más de un kilómetro nos lleva a Pano. Algo antes de llegar a este pequeño pueblo, tomaremos un sendero señalizado a nuestra derecha, para visitar la magnífica ermita románica de San Antón, que fue posiblemente parte de un antiguo monasterio dedicado a San Juan Bautista. La actual ermita es una construcción austera y hermosa, con tres ábsides semicirculares de arquillos ciegos y una rústica ventana en su muro meridional, en el que se abre la actual puerta de acceso. El interior, desnudo y humilde, invita a la meditación y al sosiego. Restos de las pinturas murales que lo decoraban se conservan en el Museo Diocesano de Barbastro. La ermita de San Antón, declarada Bien de Interés Cultural en 1983, merece una detenida visita que sorprenderá sin duda al caminante.

Nosotros continuaremos nuestro camino y volveremos a la pista que de inmediato nos conduce a Pano. El pueblo, hasta hace unas décadas en absoluta ruina, ha sido rehabilitado por su actual propietario, Kurtz Fridez, un suizo que recaló hace ya unos cuantos años en estas tierras. En la actualidad tiene muy avanzada, a través de la Fundación Pano, y tras un laborioso y meritorio trabajo, la reconstrucción de la antigua iglesia parroquial de esta pequeña localidad que se halla situada en un paraje rocoso de gran belleza. Pano constituye el final de la etapa del GR-1 que hemos recorrido en estas líneas. Desde aquí, el Sendero Histórico continúa en dirección a Troncedo y La Fueva, ya en la comarca del Sobrarbe.

Datos útiles: Distancia: 14 Km. Tiempo: 4 horas 45 minutos. Desniveles: Graus (460 m.) – Collado de San Martín (1144 m.)  Pano (891 m.)

Carlos Bravo Suárez
(Centro Excursionista Ribagorza)

Artículo publicado hoy en el suplemento "Aragón, un país de montañas" de Heraldo de Aragón.