domingo, 29 de agosto de 2021

EL BANDIDO CUCARACHA


José Antonio Adell (Tamarite de Litera, 1955) y Celedonio García (Menasalbas, Toledo, 1961), ambos docentes y licenciados en Geografía e Historia, han publicado conjuntamente más de cuarenta libros de temática aragonesa, sobre juegos tradicionales, leyendas, fiestas, brujas, etc., y han escrito multitud de artículos. Desde que en 2008 publicara “El último templario de Aragón”, José Antonio Adell ha firmado en solitario unas cuantas novelas históricas. La última, “La dama de Guara”, fue publicada hace unos meses y reseñada en esta sección a principios de este año. Ahora, por primera vez, ambos autores han dado otra vuelta de tuerca a su colaboración y han escrito a cuatro manos su primera novela conjunta: “Cucaracha, el bandido”, que, como en las narraciones anteriores, ha publicado la editorial oscense Pirineo.

La novela narra la historia de Mariano Gavín Suñén, “Cucaracha”, un popular bandolero, nacido en Alcubierre en 1838, que actuó sobre todo en la zona de Monegros en la década de los años 70 del siglo XIX. Cucaracha se convirtió en un personaje de leyenda: para muchos era un bandido generoso que robaba a los ricos para ayudar a los pobres y para otros era un malhechor cuya banda causó numerosos muertos y sembró el terror en la zona. La novela cuenta, con una cronología y una geografía muy precisas, numerosos episodios del personaje, así como la relación con su primero novia y luego esposa, Jobita Amador, y con las varias amantes que el bandido tuvo en diversos lugares. Todo ello, muy bien documentado y contextualizado en la situación política y social de la época y bien resuelto literariamente; con muchos personajes, intriga, bastante acción y eficaces y ágiles diálogos.

El relato se estructura en treinta capítulos, cada uno de los cuales va encabezado por el nombre del lugar y la fecha precisa en que suceden los hechos. No se sigue un orden cronológico lineal y las fechas se mezclan de manera aleatoria, de tal forma que el lector tiene que ordenar la historia que se le va contando y componer el puzle temporal de la narración. Salvo un capítulo que se sitúa en la primavera de 1864, todos los demás suceden en la década de los setenta del siglo XIX, entre 1870 y 1875, excepto el epílogo que se sitúa en 1876. El marco geográfico más presente es la comarca de los Monegros y el pueblo de Alcubierre; aunque aparecen otros lugares como Senés, La Almolda, la cárcel de Sariñena, Tramaced, Lanaja, Monegrillo, La Perdiguera, Albalatillo, Pina de Ebro, Zuera, Farlete, Belver de Cinca, Monte Jubierre, Albalate de Cinca o la Piedra Arenosa en el monte de Robres. Un lugar con gran protagonismo en la novela es el Corral de la Nica, en Lanaja, donde en febrero de 1875 tiene lugar el desenlace de la narración. El libro se cierre con dos apéndices que incluyen una amplia relación alfabética de nombres de bandoleros y malhechores relacionados con Cucaracha y una sucesión de datos cronológicos de la época del bandolero.

Como ocurre en las narraciones en solitario de José Antonio Adell, estamos ante una novela histórica, en la que predomina la rigurosa documentación de los acontecimientos narrados con, en este caso, aspectos más legendarios relacionados con el protagonista. Sobre todo, algunos de los episodios que alimentaron su leyenda de un Robín Hood monegrino que robaba a los ricos y ayudaba a los pobres. En este sentido, es importante el contexto histórico de la época, un periodo en el que la pobreza asolaba buena parte de la España rural, en gran medida como consecuencia del desigual reparto de la tierra y la riqueza y de los abusos e injusticias de muchos terratenientes con los jornaleros o las gentes más pobres. Además, las acciones de Cucaracha y su banda, que llegó a tener más de cincuenta integrantes, se producen en plena Tercera Guerra Carlista, con lo que las partidas carlistas y los bandoleros coinciden en sus correrías por el mismo territorio. Cucaracha se muestra siempre como un personaje hábil y bien informado por sus numerosos confidentes, que logra escabullirse con ingenio de la persecución permanente de la Guardia Civil que sigue sus andanzas.

El bandolerismo fue un fenómeno extendido en algunas regiones españolas. Fueron famosos algunos bandoleros andaluces y, sobre ellos, hay unos cuantos libros y novelas. Y alguna exitosa serie de televisión protagonizada por algún bandido de ficción. Adell y García ya habían escrito sobre bandoleros aragoneses en alguno de sus libros en común. Sobre Cucaracha, el más popular de los bandidos de Aragón, se hizo tiempo atrás una película y Los Titiriteros de Binéfar montaron sobre él un atractivo espectáculo de marionetas. Faltaba una novela sobre el personaje. Y Adell y García han llenado ese hueco con eficacia y soltura.

“Cucaracha”. José Antonio Adell y Celedonio García. Editorial Pirineo. 2021. 268 páginas.


MAGNÍFICA ASCENSIÓN AL PICO VALLIBIERNA DESDE LLAUSET


El pasado domingo, treinta y un miembros del Centro Excursionista Ribagorza realizamos una magnífica ascensión al pico Vallibierna, situado a 3056 m. de altitud, en el municipio de Benasque. Hace unos años, el CER hizo esta misma ascensión desde el refugio de pescadores de Vallibierna. Esta vez, la excursión tuvo su inicio en la presa de Llauset, perteneciente al pueblo de Aneto, en el municipio de Montanuy.

Los participantes en la actividad salimos de Graus a las seis de la mañana para dirigirnos con nuestros vehículos hasta el pueblo de Aneto y, desde allí, subir por una pista de unos once kilómetros, sólo en parte asfaltada y con un largo túnel final algo tétrico, hasta el aparcamiento situado junto a la presa de Llauset, a 2200 m. de altitud. Allí, a las 7.45 horas, comenzamos nuestra excursión a pie siguiendo las marcas del GR-11 que van hacia el refugio del Cap de Llauset. Tras pasar un pequeño túnel, bordeamos el embalse por un sendero muy bien marcado. Al llegar a la cola del pantano, giramos a nuestra derecha, dejando a la izquierda el sendero que sube a la collada de Llauset, por donde bajarían luego los excursionistas del grupo que decidieran ir también a la Tuca de Culebras y hacer un recorrido circular desde este punto. A la ida, todos subimos hacia la cabaña de Botornás y desde allí descendimos el ibón o  estany del mismo nombre. Subimos luego en dirección al refugio de Cap de Llauset pero, sin llegar a él, giramos a nuestra izquierda abandonando el GR-11 y tomando un sendero exclusivamente señalizado con hitos de piedras.

Entramos en un valle con una sucesión de varios ibones, que en la zona son conocidos como Els Basons y cuyo nombre más oficial suele ser el de los ibones de Coma Arnau. Los tres más grandes son también llamados específicamente Negre, Redó y Chelat. El camino es pedregoso y hay que estar atento a los montoncitos de piedras. Tras pasar por varios de los ibones citados, giramos a la izquierda e iniciamos una fuerte subida por la ladera norte del Vallibierna. Terminada la subida, que tiene unas extraordinarias vistas del Aragüells, el Aneto, el Tempestades, el Margalida o el Russell, entre otros, se inicia una larga cresta bastante aérea en cuyo extremo occidental se halla la cima del pico Vallibierna, a la que llegamos sobre las 11.15 horas. Allí nos hicimos una foto de grupo en la que no estamos todos, pues casi no cabíamos en ella y algunos de nuestro grupo aún no habían llegado y otros ya habían continuado hacia la Tuca de Culebras, llamada así por los estratos curvilíneos de sus laderas.

Una vez alcanzada la cima del Vallibierna, un grupo regresó por el mismo camino de ida, pero haciendo una parada en el refugio del Cap de Llauset para comer algo o tomar un refresco. Otro grupo continuó desde el Vallibierna hasta el Culebras, situado a 3051 m. de altitud. Para ir de una a otra cima, hay que atravesar el famoso paso del Caballo, llamado así porque muchos lo atraviesan a horcajadas. Es una afilada arista de unos veinte metros con caída hacía ambos lados. Puede pasarse a caballo, por uno de los lados buscando agarres en la roca o de pie a modo equilibrista. También, por un sendero por debajo. Todos los miembros del grupo lo pasaron de la segunda manera citada, excepto uno que lo pasó de pie.

Tras hacer cima en el Culebras, este grupo continuó hacia el collado de Llauset (2865 m.), desde el que varios excursionistas subieron a los picos Llauset (2904 m.) y Guadieso (2879 m.), y descendió hasta la cola del embalse de Llauset, donde confluyó con el otro grupo que bajaba del refugio. Tras bordear de nuevo el pantano, llegamos todos al aparcamiento donde terminamos nuestra excursión sobre las 16.30 horas. El primer grupo recorrió 13,8 km con 1062 m. de desnivel. El grupo que hizo los dos tresmiles y los otros dos picos recorrió 14,4 km, con 1150 m. de desnivel. En total, y con todas las paradas, la excursión duró unas ocho horas.

domingo, 15 de agosto de 2021

EL HOMBRE PERDIDO

Con solo tres novelas, Jane Harper se ha convertido en una de las más conocidas escritoras australianas actuales. Aunque nacida en Manchester en 1980, su familia emigró a Australia cuando ella sólo tenía ocho años. Residente en Melbourne, se graduó en Historia y Literatura Inglesa en la Universidad de Kent y ha trabajado como periodista en medios como el “Hull Daily Mail” o el “Herald Sun”. Su magnífica primera novela, “Años de sequía”, publicada en España en 2017, y reseñada en esta sección, obtuvo varios premios y un enorme éxito internacional. Menos aclamada fue su segunda narración, “Naturaleza salvaje” (2019). Ahora, también editada por Salamandra, y con traducción de Jofre Homedes Beutnage, la escritora anglo-australiana vuelve a su mejor nivel y acaba de publicar en nuestro país “El hombre perdido”, una extraordinaria novela ambientada nuevamente en la Australia más seca y extremadamente calurosa.

Como en sus anteriores novelas, en “El hombre perdido” el marco geográfico, implacable y hostil, y la naturaleza extrema tienen un protagonismo fundamental en el desarrollo del relato. En este caso, la novela está ambientada en Queensland, en el noreste australiano, una extensísima región cuya capital es Brisbane, donde las pequeñas comunidades y las casas de las grandes extensiones ganaderas están a enormes distancias entre sí y cuya temperatura ha alcanzado en los últimos tiempos los 50º. La novela comienza cuando encuentran a Cameron, el mayor de los tres hermanos Bright, muerto por deshidratación en un lugar alejado al que se conoce como la tumba del ganadero. La tumba proyecta la única sombra en la que Cam buscó una protección que no lo libró de la muerte.

Victoria Velasco, en su web “Negra y mortal”, explica muy bien el inicio del relato: “En una comunidad de Queensland con sesenta y cinco habitantes y cien mil cabezas de ganado dirigidas por el ruido y movimiento de los helicópteros, la familia Bright posee 3.500 kilómetros cuadrados de terreno. Cameron sale un día a arreglar un  repetidor y nunca regresa.  Su cuerpo es localizado junto a la antigua tumba del ganadero —legendario y simbólico lugar desde hace un siglo— donde buscaba la pequeña sombra escurridiza proyectada por la lápida. ¿Qué hacía Cameron junto a la tumba? ¿Por qué habría abandonado su coche, bien abastecido y en funcionamiento, a nueve kilómetros de distancia, con las llaves dentro? Junto al cadáver se reúnen sus hermanos Nathan y Bub, que llevan meses sin verse, con la policía. No hay signos de violencia, por lo que los agentes piensan que se trata de un extraño suicidio. Sin embargo, Nathan duda de que esta sea la razón de su muerte”.

Así comienza una novela de misterio que va derivando poco a poco, y de manera magistral, sin prisa pero con un ritmo y una historia absorbentes, hacia un intenso drama familiar, lleno de secretos inconfesables, emociones renovadas y contenidas, silencios y violencias ocultas. El narrador, equiscente, cuenta el relato desde el punto de vista de Nathan, el hermano que, tras su divorcio hace años, vive solo en un terreno colindante. Nat sufrió el ostracismo por parte de la comunidad por un suceso ocurrido en el pasado, periodo que vamos conociendo a través de sucesivos flash-backs. El drama se va concentrando en la casa y la familia, donde habitan en ese momento los principales personajes del libro, entre los que se ha ido tejiendo una red de relaciones enrarecidas y envolventes: Nathan y Bub Bright, los dos hermanos de Cameron; la madre viuda; la esposa del fallecido Cam; el hijo adolescente de Nathan que está pasando parte de las vacaciones navideñas con su padre; el capataz del rancho que lleva muchos años con la familia; y una pareja de mochileros ingleses que están trabajando temporalmente en la casa. Y también el difunto padre de los tres hermanos, enterrado en el jardín de la hacienda tras su muerte en un accidente de coche, pero cuyo recuerdo pesa de manera inexorable sobre los presentes. Todos ellos se verán envueltos en una trama extraordinariamente contada, sin premura y con un desenlace sorprendente e inesperado.

“El hombre perdido” es una extraordinaria novela, en la que todo tiene su peso en oro en perfecto equilibrio: el marco geográfico, el clima, la naturaleza y la magnífica trama con unos personajes muy bien construidos y trazados. Escrita en una prosa sosegada, sencilla pero llena de matices, los treinta y nueve capítulos y las casi cuatrocientas páginas del libro se leen con avidez creciente y con la satisfacción final de haber leído una novela de las que uno, como le ocurrió con “Años de sequía”, va a recordar en el futuro. Jane Harper ya ha publicado en su país una nueva novela, titulada “The Survivors”. Suponemos que Salamandra no tardará en traducirla y publicarla en nuestro país. La esperamos con impaciencia. 

   “El hombre perdido”. Jane Harper. Salamandra. 2021. 384 páginas.

 

BASILISCO


 “Basilisco” es el último libro de Jon Bilbao, otro de los valores en alza de la literatura española actual. De origen vasco y, en consonancia con su apellido,  residente en Bilbao, aunque nacido en 1972 en la localidad asturiana de Ribadesella, es ingeniero de Minas por la Universidad de Oviedo y autor de varias novelas y libros de relatos breves, género en el que destaca sobremanera y en el que ha ganado algunos importantes galardones literarios. Ha publicado algunas biografías destinadas al público juvenil y se dedica también a la traducción. Su último trabajo en este campo es la edición española de la novela  “A lo lejos”, de Hernán Díaz, escritor de origen argentino afincado en Estados Unidos, de la que hicimos aquí recientemente una reseña y que ha sido publicada por la exquisita editorial Impedimenta, la misma que ha publicado “Basilisco” y otros libros anteriores de Jon Bilbao.

“Basilisco” es, y parece esta una tendencia cada vez mayor en nuestra narrativa, una obra híbrida y mestiza, que puede leerse como novela, pero también como libro de relatos. Contiene, además, algunas dosis autobiográficas del propio autor del libro. Hay en la narración dos planos cronológicos distintos y dos personajes principales. Por un lado, el propio narrador, un escritor de clase media que cuenta sus relaciones sentimentales con la alemana Katherine, que ya ha aparecido en otros libros de Bilbao, con los dos hijos que tienen juntos y con los propios padres del escritor. Por otro lado, a través de las historias de sus antepasados que les cuenta el dueño de un rancho próximo a Virginia City, donde Jon y Katherine en un viaje por Estados Unidos pasan unos días con unos amigos, toma gran protagonismo en el relato el personaje llamado John Dunbar, un tipo duro del viejo oeste al que, por su fuerza física y su mal humor, llaman Basilisco.

Dunbar ha sido trampero, participó en la Guerra de Secesión, trabajará para una expedición científico-religiosa que paradójicamente pretende refutar empíricamente las teorías de Darwin y se enfrentará a una peligrosa y misteriosa banda de forajidos que parece desaparecer sin dejar huellas tras realizar sus devastadoras y sanguinarias incursiones. De esa manera, buena parte del relato, y para mí sin duda la más interesante del mismo, se convierte en una sucesión de aventuras de este personaje del más genuino oeste americano, dentro de lo que podríamos considerar un auténtico western, al que podemos añadir, aquí con motivo, el adjetivo de crepuscular. Vemos por tanto a Jon Bilbao contribuyendo con esta novela a la revitalización de este género literario que parece actualmente en auge, en la línea del citado Hernán Díaz y su novela “A lo lejos” que, como ya hemos dicho, el propio Bilbao ha traducido recientemente del inglés, o la magnífica “La encrucijada del roble”, de Elizabeth Crook, publicada por Siruela y también reseñada aquí en su momento

Hay que decir que Jon Bilbao es un magnífico escritor, que maneja muy bien la frase corta y el punto y aparte y da velocidad y fluidez a su elegante prosa, dotada a su vez de un vocabulario rico y preciso que combina a la perfección lo popular y lo culto. Otro ingrediente fundamental de la narración es la metáfora, pero no tanto la que se inserta en las frases del texto como la más conceptual que ayuda a relacionar y entender los vínculos ocultos entre los dos planos que componen el libro. La novela contiene en realidad ocho relatos, algunos de los cuales, como el titulado “La playa del naufragio”, de diecinueve páginas, parecen no tener conexión con el resto de la narración, pero que, como se descubre más tarde, también tienen su encaje en ella. Como bien se lee en el resumen de la propia editorial, “‘Basilisco’ se ordena en una serie de capítulos autoconclusivos, alternando los que acontecen en el presente con los que tienen lugar un siglo atrás por los parajes de Nevada, Idaho y Montana, y proponiendo un diálogo entre realidad y ficción”.

“Basilisco” es un libro muy recomendable para los lectores que busquen nuevos desafíos literarios. Encontrarán en él un logrado equilibrio entre lo innovador y lo moderno por un lado y el relato de aventuras más clásico y emocionante que transita al galope por los territorios míticos Far West americano por el otro. Aunque para mí, no hay duda de que este segundo plano en clave de western proporciona una lectura más placentera y amena y resulta en lo literario mucho más convincente que el primero. En cualquier caso, Jon Bilbao es otro de los escritores españoles actuales con nuevas y atractivas propuestas literarias y al que conviene seguir muy de cerca.

“Basilisco”.  Jon Bilbao. Impedimenta. 2020. 320 páginas.

sábado, 14 de agosto de 2021

ASCENSIÓN AL PICO ARAGÜELLS EN UNA MAÑANA FRÍA Y VENTOSA

Grupo en la cima del Aragëlls
Ibón de Cregüeña desde el collado
 

El pasado domingo, un grupo de miembros del Centro Excursionista Ribagorza, con sede en Graus, realizamos una ascensión al pico Aragüells, una montaña de 3044 m. de altitud que se encuentra enclavada en el valle de Benasque, muy próxima a las mayores elevaciones de la zona como el Aneto, las Maladetas o el pico Tempestades.  

Los doce excursionistas que participamos en la actividad salimos de Graus muy temprano, a las cuatro de la madrugada, para desplazarnos en nuestros vehículos hasta Benasque, donde teníamos que coger a las cinco el autobús 4x4 que sube a Vallibierna y que, en los meses de verano, es el único transporte rodado que puede acceder a esa zona. Sobre las seis de la mañana, y tras ascender por una vertiginosa pista de tierra, llegamos al antiguo refugio de pescadores, hoy más conocido como refugio libre de Coronas, donde se halla el aparcamiento, a 1960 m. de altitud. Todavía de noche, y con nuestros frontales iluminados, comenzamos la caminata.

 Tras un breve tramo por el GR-11, enseguida tomamos un sendero a nuestra izquierda, siguiendo las señales que dirigen a los ibones de Coronas. Por este mismo camino, se puede subir al Aneto por el collado de Coronas. La primera parte del recorrido va por el bosque, por una senda ancha flanqueada de pinos. Poco después, salimos a zona abierta y tomamos un sendero de ascenso, por la izquierda del curso del barranco de Coronas, que desciende, entre cascadas, de los ibones homónimos. A nuestra izquierda dejamos el ibonet de Coronas, casi colmatado, y unas impresionantes paredes rocosas. Siguiendo los hitos y algunas marcas rojas de espray, ascendimos rápidamente hasta alcanzar el ibón inferior de Coronas, a 2640 m., donde hicimos una pequeña parada para comer algo. Allí continuamos hacia el oeste, dejando a la derecha el camino que lleva al Aneto.

Nuestro sendero entra ahora en un terreno de grandes bloques de roca y piedra descompuesta que dejan algunos trazos de camino más evidente. A medida que subimos en dirección al pico Aragüells, que llevábamos viendo en lo alto desde casi el inicio, van apareciendo hacia el este ante nosotros los ibones grande y superior de Coronas. Las paredes que se levantan sobre estos ibones, y sobre las que sobresalen el Aneto y los grandes picos de la zona, se hallaban ese día cubiertas por una espesa niebla, que ya no iba a levantar en ningún momento de la excursión. Siguiendo los hitos, nos dirigimos al collado de Cregüena, a 2913 m. de altitud, desde donde contemplamos unas espectaculares vistas del ibón de Cregüeña en toda su integridad. Con casi 40 hectáreas de extensión y una profundidad de más de 90 m., este es el ibón no represado más grande de todo el Pirineo.

Desde la izquierda del collado, y siguiendo como mejor pudimos los muchos hitos de piedras existentes, alcanzamos en poco rato la cima del pico Aragüells, que para nuestra desgracia estaba tomada por la niebla, por lo que no pudimos disfrutar de las magníficas vistas que ofrece. Como, además, el viento era bastante frío, después de hacernos algunas fotos bien abrigados, iniciamos el descenso por el mismo itinerario de nuestra subida.

Eran las 14 horas cuando llegamos al refugio de pescadores desde donde habíamos iniciado nuestro recorrido ocho horas antes. Habían sido algo menos de diez kilómetros y casi 1100 m. de desnivel. Desde el refugio de Coronas, una parte del grupo esperó a coger el autobús de las 16 horas y otros decidimos bajar los más de 13 kilómetros de pista que hay desde allí hasta Benasque, adonde llegamos, unos y otros, alrededor de las 17 horas. Habíamos vivido una completa e intensa jornada de excursionismo.


( Artículo publicado el pasado jueves en Diario del Alto Aragón)

domingo, 1 de agosto de 2021

NOCTURNO A TÁNGER


 Kevin Barry (Limerick, 1969) es uno de los narradores irlandeses actuales más destacados. Ha publicado dos libros de relatos y un par de novelas a medio camino entre la cultura pop y la estética noir: “Ciudad de Bohane” (2011) y “Beatlebone” (2015), ambas publicadas en castellano por Rayo Verde. “Nocturno a Tánger”, su tercera novela, fue nominada para el Booker Prize 2019, quedó finalista como novela del año por el Irish Book Awards (entre otros reconocimientos), ha obtenido efusivos elogios de la crítica (está entre los diez mejores libros de 2019 según el New York Times) y ha tenido una magnífica acogida por parte de los lectores. Recientemente, ha sido publicada en España por la meritoria editorial Alpha Decay, con traducción de Héctor Castells.

“Nocturno a Tánger” es una novela extraordinaria. Cuenta la historia de dos viejos mafiosos irlandeses, uno tuerto y otro cojo, que están en el puerto de Algeciras intentando localizar a la hija de uno de ellos, que se fue de su casa hace tiempo y supuestamente debe tomar el ferry nocturno a Tánger. Sentados en un banco, los dos amigos recuerdan los diferentes episodios de sus vidas en un relato intenso y espléndidamente contado. Los dos hombres conversan. Son traficantes de droga viejos y cansados, expertos en introducir el hachís desde las costas de Marruecos hasta Andalucía. Comparten una larga trayectoria de violencia y aventuras al margen de la ley, plagada de romances y traiciones mutuas, y llegados a estas alturas de la vida ya carecen de ilusiones y esperanzas. El barco parece no llegar nunca y, mientas tanto, los dos hombres comentan crímenes pasados y planes de futuro, escrutan a su alrededor, interrogan a otras personas que esperan en el muelle, se impacientan. Y en lo que dura esta vigilia nocturna, vamos conociendo su historia y la de Dilly, la hija de uno de ellos desaparecida más allá de Tánger.

Estamos ante un libro muy singular, difícil de encasillar en un determinado género literario. Parece una novela negra, pero no lo es en puridad. Tiene mucho en común con las películas de gánsteres y algunos críticos la han asociado a la cinematografía de Tarantino; pero, desde luego, no hay en la novela tanta violencia  como en esos films y esta es solo puntual en algunos pasajes del relato. Los protagonistas, Maurice Hearne y Charlie Redmond, a través de números flash-backs, rememoran episodios de su vida sentimental, familiar o profesional. Y hablan sobre los temas más variados: la masturbación, la caída en la adicción a la heroína, sus enfermedades, sus relaciones sentimentales, sus desavenencias o hasta de los “perroflautas” –como ellos mismos traducen el término irlandés para referirse a la hija de Maurice y sus amigos–. Son muchos los temas que aparecen en esta novela que en menos de doscientas páginas condensa todo un pequeño universo de las luces y las sombras de la vida humana. Una vida que, según repiten los protagonistas, está movida por siete motores o distracciones: amor, pena, dolor, sentimentalismo, avaricia, lujuria y deseo de morir.

 Como acertadamente se escribe en la contraportada del libro, “escrita con un estilo cortante y sintético, como un coloquio metafísico –que recuerda a “Esperando a Godot”, de Samuel Beckett–, ‘Nocturno a Tánger’ es una proeza narrativa a medio camino entre la novela negra de verbo sucio y el drama psicológico. Una tragicomedia descarnada de belleza melancólica, con la que Kevin Barry ha alcanzado la mayor cumbre de su obra hasta la fecha”.

La novela se divide en 14 capítulos, algunos de cuyos títulos hacen referencia a canciones irlandesas modernas, componiendo una pequeña banda sonora de la época y los personajes. Cada capítulo, y sin un orden cronológico lineal, hace referencia a los años y los lugares en los que transcurre. El relato abarca así un periodo de tiempo que va desde 1994 hasta 2018, año en que los personajes rememoran su pasado en el puerto de Algeciras. Además de en esta ciudad, encontramos también a Maurice y Charlie en otras ciudades españolas como Málaga, Sevilla, Cádiz, Barcelona o Segovia. Además de en Londres y lugares irlandeses como Cork o el valle de Maan. 

Lo ha descrito muy bien el prestigioso crítico literario Alan Warner: “Un viaje cómico y oscuro al interior del abismo. Lo que llama la atención en este libro, más allá del humor, el terror y la belleza de sus descripciones, es su agudeza moral, la profunda inmersión espiritual que hace en las almas peligrosas de dos hombres descarriados”. Un híbrido fascinante de poesía, prosa y drama. Uno de esos libros que, sin duda, quedan en la memoria del lector.  Ha sido para mí una lectura apasionante. Muy recomendable.

“Nocturno a Tánger”. Kevin Barry. Alpha Decay. 2021. 192 páginas.