La importante editorial
Planeta ha publicado recientemente el libro “Cataluña para marcianos”, una
brillante, ácida y divertida parodia en la que se pretende desmontar, de una manera
cómica, irónica y sarcástica, muchos de los tópicos y principios en los que
suele asentarse el independentismo político catalán. El libro está firmado por
Jaume Pi i Bofarull, pseudónimo tras el que se esconde su autor, cuya verdadera
identidad desconocemos. Según la solapa del libro, se trata de “un intelectual
catalán decidido a tomar la palabra contra las que, a su juicio, son las
falacias más sobresalientes del inventario nacionalista”. El libro está
teniendo un éxito considerable y, como es obvio, será leído con regocijo y
fruición por quienes son contrarios a esos “tópicos, falacias y ensoñaciones
del nacionalismo independentista”, a las que se hace referencia en el subtítulo
del libro, y no gustará en absoluto, incluso enojará bastante, a quienes
defienden como dogmas esos principios inmutables del secesionismo. Un libro,
por tanto, que tendrá posiblemente más enardecidos defensores y furibundos detractores
que lectores que lo aborden desde una cierta distancia sin una toma de partido
previa.
Para referirme a su contenido, copiaré la acertada
sinopsis incluida por la propia editorial en la contraportada del libro: “Oriol
Conill i Pi, funcionario de la Generalitat y destacado dirigente de Òdium Cultural,
dicta al taxista andaluz, y por tanto charnego, Cucufato Redrojo García, 47
lecciones para que pueda convertirse, como desea, en un buen catalán. Con
buenas dosis de cinismo, este catalán de pura cepa le cuenta al converso todos
los tópicos, invenciones y ensoñaciones históricas en las que se basa el
movimiento secesionista. El resultado es una crítica vehemente que levantará
ampollas porque cuenta hechos y usa argumentos que son considerados tabú en el
mundo nacionalista y su entorno, y que tampoco suelen desplegar sus opuestos
por timidez o prudencia”.
La obra es muy original y de difícil etiquetaje, pero, en
buena medida, puede ser considerada como un ensayo. Tiene cierta apariencia de
novela porque encontramos en ella dos personajes de ficción, aunque encarnan
claramente a sendos arquetipos de la sociedad catalana: el nacionalista
fanático, militante y supremacista y el acomplejado “charnego” que desea
cambiar su comportamiento para ser aceptado como verdadero catalán de primera.
Oriol Conill i Pi ejerce de narrador y, siempre dirigiéndose a Cucufato en
segunda persona, le imparte 47 lecciones para adoctrinar al taxista andaluz en
los usos del verdadero y buen catalanismo que debe aprender e incorporar para
mejorar su estatus y alcanzar la condición de converso. El propio Oriol Conill
deja clara su misión en el proemio de la obra: “Porque uno de los deberes
patrióticos que asumimos los apóstoles del Òdium reside precisamente en el
apostolado con els nous catalans”. Y así comienza a dirigirse a su
interlocutor: “Querido Cucufato, tu deseo de liberarte de tu condición de
“xarnego” y adquirir la catalanidad plena te honra. Nada más noble que el
anhelo, inherente al alma humana, que trascenderse y elevarse a un nivel
superior”.
Por las 47 lecciones van desfilando todas las
falsificaciones y tergiversaciones históricas del nacionalismo catalán desde la
antigüedad hasta la Guerra Civil, las diferentes señas de identidad como el
porrón, los calçots, el castellers o el caganer, Jordi Pujol y Marta Ferrusola
como los padres del nacionalismo moderno, el 1 de octubre y hasta Tabarnia (“Si
a Catalunya li restas Tabarnia, ens queda Catetunya”). Todo, obviamente, en tono
de parodia y con objeto de criticar y ridiculizar al secesionismo tópico que
aparece, además, como una singular mezcla de fanatismo y cinismo. Las lecciones
doctrinales van acompañadas de infinidad de notas y citas bibliográficas, que
indican que la mayoría de las referencias del texto no son fruto de la
imaginación sino que aparecen bien documentadas con la fuente de la que
proceden.
Como yo viví muchos años en Cataluña y he conocido,
entonces y después, a muchos personajes con grandes similitudes de fondo con
los dos que aparecen en el libro, no puedo decir sino que he disfrutado y me he
reído mucho con su lectura.