José
Antonio Adell Castán (Tamarite de Litera, 1955) es uno de los más destacados y
prolíficos escritores altoaragoneses actuales. Con una larga trayectoria
iniciada a finales de la década de los 80, el escritor literano, que ha
recibido importantes premios literarios y ha impartido numerosas conferencias,
es autor de un buen número de libros sobre historia, leyendas, costumbres y
tradiciones aragonesas, muchos de ellos escritos junto a su amigo Celedonio García.
En 2007 debutó en el género narrativo con “El último templario” y, desde
entonces, ha publicado nueve novelas, todas ellas firmadas en solitario salvo
“El bandido Cucaracha”, también escrita con Celedonio García, editada el pasado
año y reseñada, como casi todas las anteriores, en esta sección. “En busca de
Pedro Saputo”, publicada recientemente por Editorial Pirineo, es la más
reciente de sus narraciones.
Prácticamente
todas las novelas de José Antonio Adell tratan sobre episodios, leyendas o
personajes populares de la historia aragonesa de diferentes épocas. En este
caso, Adell se ha inspirado en Pedro Saputo, un personaje perteneciente a la
tradición oral aragonesa al que el turolense Braulio Foz convirtió en
protagonista de su magnífica novela "Vida de Pedro Saputo", publicada
en Zaragoza en 1844. Para seguir los pasos de Saputo, Adell ha creado otro
personaje, también nacido en Almudévar, llamado Juan Captioso (la novela se
subtitula “Las aventuras de Juan Captioso”), que es el verdadero protagonista
del libro. Si el apellido Saputo significa sabio en su raíz etimológica latina,
Captioso, del latín “captiosus”, significa que capta o entiende bien las cosas,
es decir, persona inteligente o con gran capacidad de entendimiento. Captioso,
admirador acérrimo de su paisano Saputo y seguidor de sus pasos y enseñanzas,
se convertirá también él en otro ilustre almudevano, cuyo ingenio y sabiduría
alcanzarán gran fama y predicamento en su localidad natal y en toda la
provincia oscense. La creación de este personaje y la elección de su nombre son
un verdadero logro y una muestra del ingenio y el sentido literario de José
Antonio Adell, que inicia cada uno de los capítulos del libro con una cita de
la novela de Braulio Foz.
Las aventuras
de Juan Captioso se sitúan en el primer tercio del siglo XX. La novela se inicia
en octubre de 1899 con el noviazgo de Calíope y Amador, padres de Captioso, que
vendrá al mundo en la medianoche del último día de 1900, y termina en diciembre
de 1928. En su afán por seguir los pasos de su ilustre predecesor, Captioso
saldrá con frecuencia de Almudévar para recorrer la provincia de Huesca, la
región aragonesa y buena parte de España. En ese aspecto, la novela puede
considerarse en buena medida como un estupendo libro de viajes, en el que se
hace referencia a los lugares más destacados, las anécdotas y chascarrillos
populares, los motes y otras características peculiares de cada uno de los
muchos pueblos y ciudades que visita el protagonista. De interés especial son
también los diferentes personajes que Captioso conoce y trata en sus andanzas.
Al final del libro, el lector encontrará una extensa relación de los topónimos
geográficos de las ciudades, villas y lugares citados en la obra y de los
personajes, tanto ficticios como reales, que aparecen en la novela. También un
completo recorrido cronológico por la obra de Pedro Saputo desde la publicación
de la novela de Braulio Foz hasta nuestros días y de los sucesos históricos
reales, algunos de ellos citados en la novela, del periodo que abarcan las
aventuras de Captioso.
Dividida
en cuatro partes y cuarenta capítulos, la novela se lee con sumo placer e
interés y el lector se regodea y disfruta con los lances y sucesos que vive el
protagonista, su relación con la familia, con los personajes que encuentra en
el camino, los oficios que aprende, las habilidades en que destaca, su
enamoramiento de Nunilona en el vecino pueblo de Alcalá de Gurrea, las otras novias
o candidatas a novias que va conociendo... Todo ello, escrito con un adecuado
sentido del ritmo narrativo y una bien equilibrada mezcla de variados
ingredientes (geográficos, etnográficos, costumbristas y hasta filosóficos) y
aderezado con la continua presencia de una sátira y un sentido del humor típicamente
aragoneses. Hay mucha sorna, ironía y picaresca en los hechos narrados y en la
forma de contarlos. Y, como ya sabíamos de sobra, mucho conocimiento por parte
del autor de las costumbres, leyendas, anécdotas, tradiciones y otras
realidades del territorio aragonés. Pocos serán los lectores aragoneses, y en
especial altoaragoneses, que no encuentren alguna referencia a su pueblo o ciudad
en las páginas de este sustancioso relato.
Considero
un gran acierto la reivindicación que este libro supone de la obra y el
personaje de Pedro Saputo. La "Vida de Pedro Saputo" de Braulio Foz
no ha sido nunca, en mi opinión, suficientemente valorada, siendo como es, sin
duda alguna, la mejor novela aragonesa del siglo XIX. Una narración híbrida y atípica, de difícil clasificación,
de estructura itinerante y delicioso costumbrismo de raigambre cervantina y
claras influencias picarescas. José Antonio Adell ha mantenido estas
características y recreado con oficio y buen gusto, criterio propio y sobrada
documentación, las andanzas de este singular personaje en las de su Juan Captioso.
Todo un mérito digno de aplauso y reconocimiento.
“En
busca de Pedro Saputo”. José Antonio Adell. Editorial Pirineo.2022. 400 páginas