El
pasado sábado, el grupo grausino Tardes al Sol, organizó una excursión matinal
por el valle de Estós, en Benasque, con ascensión al ibonet de Batisielles y a
los bonitos ibones de Escarpìnosa. En una mañana nublada, pero sin lluvia ni
calor durante el recorrido.
Los
once participantes salimos de Graus a las 7.15 horas, para dirigirnos a
Benasque por la carretera A-139 y la N-260, recién abierta al tráfico para el periodo
estival. Pasado Benasque y el desvío de Cerler, cruzamos el puente de San Jaime
y giramos a la izquierda para llegar al aparcamiento de Estós, donde comenzamos
a andar. En vez de seguir por el GR-11, tomamos un sendero que va en paralelo
por la derecha, a algo más de altura, y que desemboca en la pista al cabo de
poco rato. Ya en el GR-11, continuamos por la margen izquierda del caudaloso río
Estós, que enseguida cruzamos por la palanca de Aguacari.
El
ancho camino transita ahora por la margen derecha del río, en suave pero
constante subida y con vistas más amplias de prados, bosques y montañas. Dejamos
a la izquierda la cabaña-refugio de Santa Ana y, en un bello bosque de hayas,
encontramos la fuente de Coronas, construida rústicamente sobre madera. Desde
aquí, no tardaremos mucho en llegar a un cruce. Si siguiéramos recto, iríamos
al refugio de Estós, pero nosotros cogeremos el camino de la izquierda que,
como indican los carteles, nos lleva a la zona de Batisielles.
El
sendero va acentuando su subida por espesos bosques y, tras atravesar el
barranco o aigüeta de Batisielles por el puente metálico de los Carboneros, se
hace más estrecho y asciende en continuo zig-zag hasta el ibonet de Batisielles,
un lugar bucólico, rodeado de verdor y custodiado a nuestra izquierda por las
tucas de Ixeia y a nuestra derecha, y algo más lejanas, por las prominentes
agujas de Perramó. Situado a 1.870 m. de altitud, es este un buen lugar para
hacer una parada, recrearse en el paisaje y reponer fuerzas.
Desde
aquí, dejamos a la derecha los desvíos al ibón Gran de Batisielles y al Refugio
de Estós y continuamos hacía Escarpinosa, bordeando el ibonet de Batisielles
por la derecha y dejando a la izquierda el barranco, que nos ofrece durante el
camino la vista de varias bonitas cascadas. El sendero, siempre en
ascenso, pero sostenido y bien señalizado, nos conduce a uno de los parajes más
bellos y concurridos del valle, en el que merece la pena hacer otra parada. Llegados
al primero y más grande de los dos ibones de Escarpinosa, decidimos cruzar el
barranco por nuestra izquierda y subir hasta el otro ibón, de aguas algo más
verdosas. Desde este camino, las vistas del precioso ibón grande y más azulado
con el Perdiguero y otros picos al fondo son extraordinarias.
Desde
aquí, retornamos al punto de partida por el mismo camino de ida y, ya con el
último tramo también por el GR-11, llegamos al aparcamiento. Fueron 15 km de
recorrido, con 873 m. de desnivel. El punto de mayor altitud fueron 2036 m.; el
más bajo, 1300 m. Invertimos casi 7 horas, incluyendo las paradas y caminando a
ritmo tranquilo.