El grupo grausino Tardes al
Sol organizó la pasada semana una excursión por el municipio ribagorzano de
Monesma y Cajigar. El recorrido, en su mayor parte circular, incluyó paradas en
la ermita de San Antonio, Las Badías, El Puyol y la ermita de Santa Valdesca y
los restos del castillo medieval de Monesma.
Los
dieciocho participantes en la actividad salimos de Graus a las 8.30 horas y nos
dirigimos en coche hasta Castigaleu, situado a 25 km de la capital ribagorzana.
Desde allí, continuamos por un tramo de la carretera que va a Monesma y Cajigar
hasta el Km 15 de la A-2613, donde el GR-1 cruza la carretera y hay, a la
derecha, un poste indicador y una explanada en la que aparcamos los vehículos.
Nuestro primer objetivo era la ermita de San Antonio, o Sant Antoni, situada en
un pequeño cerro a la izquierda de la carretera. Atentos a las marcas
rojiblancas del GR-1, ascendimos por una ladera con bosque de robles y en menos
de un kilómetro llegamos a la ermita. Se trata de una construcción grande y
moderna, resultado de la restauración realizada en 2015, junto a la que se
levantan varios robles centenarios.
Desde
la ermita, descendimos por una pista de tierra hasta la carretera y por ella
retornamos al lugar donde estaban los coches para conectar de nuevo con el
GR-1, ahora ya al otro lado de la calzada, y bajar hasta el barranco de San
Antonio. Tras cruzarlo sin dificultar, por un bello camino con paredes de
piedras secas a ambos lados, ascendimos hasta Las Badías. Era este el centro
administrativo y religioso de Monesma, un municipio con más de treinta casas en
un hábitat muy disperso. Aquí había tres casas, hoy deshabitadas, y el
ayuntamiento, la iglesia parroquial de San Vicente, la escuela y el cementerio,
que sigue siendo el lugar de enterramiento de las gentes del lugar. El pequeño
caserío se dispone en torno a una espaciosa plaza central. En ella, y al calor
de un sol ya radiante, hicimos una parada para comer algo y reponer fuerzas.
Desde
Las Badías proseguimos, siempre por el GR-1, hasta El Puyol, antigua aldea de
seis casas de las que solo la Casa Sarroca, que contaba con capilla propia,
sigue hoy habitada. Allí abandonamos el GR-1 para ascender por una pista de
tierra y, en menos de media hora, llegar a lo alto del cerro en el que, a 1240
m. de altitud, se hallan los restos del antiguo castillo medieval de Monesma.
De esta importante fortaleza, construida en el siglo XI por el rey Sancho el
Mayor, solo quedan restos del ábside de la antigua iglesia castrense en el
extremo norte y la base de la torre defensiva y de vigilancia en el extremo sur. En el antiguo aljibe, próximo a la iglesia
castrense, se construyó más tarde la pequeña ermita de Santa Valdesca, a la que
se va en mayo en romería. Las vistas de los Pirineos aragonés y catalán y de
las tierras situadas más al sur son extraordinarias. Tras disfrutar del lugar, descendimos
a El Puyol y bajamos hasta la carretera que, rodeando el castillo de Monesma, seguimos
hasta Las Badías para retornar por el GR-11 hasta el punto de inicio y terminar
así nuestra ruta.