Tras
el gran éxito de sus cinco novela anteriores, “Grand Union” es el primer libro
de relatos publicado por Zadie Smith (Londres, 1975). Con tan solo 25 años, y
gracias en gran parte a la habilidad comercial de su agente literaria, la
escritora británica, hija de madre jamaicana y padre inglés, tuvo un exitoso
debut literario en 2001 con su novela “Dientes blancos”. Premiada con numerosos
galardones, la novela fue adaptada por Channel 4 para una serie de televisión y
llevada al teatro. Además de algunos ensayos, a “Dientes blancos” siguieron las
novelas “El cazador de autógrafos” (2002), “Sobre la belleza” (2005), “NW
London” (2012) y “Tiempos de Swing” (2016), todas ellas editadas en España por
Salamandra. Esta misma editorial ha publicado recientemente en nuestro país “Grand
Union”, el primer libro de relatos de Zadie Smith, con traducción de Eugenia
Vázquez Nacarino.
“Grand
Union” es un conjunto de diecinueve relatos, de temáticas y enfoques literarios
muy dispares y diferentes entre sí. Encontramos crónica y crítica social, autoficción,
parábolas políticas, consignas para un taller de escritura y hasta varios
relatos distópicos o de ciencia ficción. La crítica Johanna Thomas-Corr, de The
Guardian, lo resume así: “Aquí hay autoficción, experimentación formal, ciencia
ficción distópica, surrealismo, sátira social, parábola y una historia desde el
punto de vista de Dios (“Bloqueado”) que se lee como una graciosa reflexión
sobre la inquietud creativa”. El resultado es, en mi opinión, bastante
desigual. Hay algunos relatos estupendos, llenos de ingenio, mordacidad y
crítica, y otros más confusos y por debajo del nivel y calidad esperables.
Ocurre esto, sobre todo, con algunos de los textos distópicos, que aunque
entrañan una crítica al uso de algunas nuevas tecnologías y vislumbran un
futuro poco halagüeño, no logran demasiada claridad argumental ni una buena resolución literaria. Sólo “Huida de
Nueva York”, entre los relatos de este tipo, incide en la sátira social
haciendo escapar juntos de Nueva York a Michael Jackson, Liz Taylor y Marlon
Brando tras los atentados del 11-S.
La
mordacidad y la sátira social ácida e irónica, con destacable atrevimiento ante
los tabúes de lo políticamente incorrecto, están presentes en relatos como “La
dialéctica”, el sentimiento de culpa de una madre ante las recriminaciones de
su hija por la relación con los animales, o “La señorita Adele entre corsés”, que
narra la bronca que monta un travestido en una tienda de ropa interior. Sin
embargo, hay certero feminismo y crítica al racismo en “Educación sentimental”
o en “Kelso deconstruido”. Muy divertido
es “El Río Vago”, una irónica parodia de la banalidad de un grupo de turistas
británicos en su lugar de veraneo en Almería. En “Por el rey”, encontramos el
amor y la paciencia de una madre ante el tic repetitivo de su hijo, como coda a
una interesante conversación entre la propia autora y un amigo, al que se cita
simplemente como V, con quien queda para cenar juntos en el Café de Flore de
París. No me resisto a transcribir aquí algunas interesantes reflexiones que se
deslizan en el texto: “Escuchar a V me hizo sonreír. Cuando él me preguntó por
qué sonreía, le dije que estaba pensando en toda la gente de mediana edad del
mundo que en ese instante se torturaba (sobre todo a través de los artículos sobre
estilos de vida del periódico dominical) observando el poliamor de los jóvenes,
preguntándose si después de veinte años de matrimonio aún no era demasiado
tarde para introducir la idea de abrir de algún modo sus relaciones”. O esta
otra: “Le confesé a V que antes prensaba que la gente sentía envidia malsana
por la presunta libertad sexual de hombres como él, pero ahora me parecía que
la mayoría no quería libertad sexual, en el fondo, al menos si significaba
conceder la misma libertad a quien uno mismo desea en exclusiva”. ”Grand Union”
es el último relato del libro y el que le da título. En él, la autora queda con
su madre muerta en el Grand Union Canal, en Londres, que sirve de metáfora del encuentro
y la fusión casi panteísta entre todas las generaciones de mujeres del linaje
familiar.
No es
fácil encontrar algo en común entre tanta variedad de relatos y técnicas
narrativas. Zadie Smith parece necesitar mostrar su falta de encasillamiento y
su permeabilidad a toda clase de fuentes e influencias. Necesita cambiar de
escenario (Nueva York, Londres, París, Almería…) y ser poliédrica y
polifacética en su escritura. Rebeca Makkai, crítica de The New York Times, se
atreve a buscar ese común denominador y apunta a que hay un hilo que guía a
todas las historias, que es la manera en que Smith muestra a los personajes: “La
idea central es siempre la misma: un personaje se siente víctima singular de
las circunstancias, pero termina dándose cuenta de lo tangencial que es a la
vida de los demás, o al menos lo hace el lector”.
En
cualquier caso, a juzgar por este libro, Zadie Smith parece mucho mejor
novelista que autora de relatos. Mientras que en sus novelas logra desarrollar
sus historias y sus personajes, el formato breve parece encorsetarla demasiado
y resulta con frecuencia insuficiente para lograr sus objetivos. Veremos por
qué línea narrativa se decanta en su próxima entrega literaria.
“Grand Union”. Zadie Smith. Salamandra. 2022. 288
páginas.