domingo, 24 de diciembre de 2023

EL DESERTOR


Abdulrazak Gurnah (Zanzíbar, 1948) es un escritor de origen tanzano, afincado en Inglaterra desde hace más de medio siglo, que en 2021 recibió el Premio Nobel de Literatura. Es el sexto escritor africano que ha recibido ese galardón en sus 120 años de existencia. La concesión de tan importante premio supone siempre un escaparate excepcional y ha permitido que sus novelas se traduzcan a numerosos idiomas y se estén publicando también en nuestro país. Gurnah, que emigró a Inglaterra en su juventud, se doctoró en 1982 por la Universidad de Kent, ejerció la docencia en las universidades de Bayero (Nigeria) y de Kent, donde dio clases de literatura hasta su jubilación en 2017. Es autor de numerosos cuentos, ensayos y una decena de novelas, entre las que destacan “Paraíso”, “A orillas del mar” y “La vida, después”, todas ellas publicadas en España por Salamandra en los últimos dos años. “El desertor”, otra de sus grandes novelas, acaba de ser publicada en nuestro país, también por Salamandra y con la traducción de Rita da Costa García.

“El desertor” transcurre principalmente en una ciudad situada en las costas africanas del Océano Índico, en la isla de Zanzíbar, antigua colonia británica de lo que actualmente es Tanzania, país que se independizó del Reino Unido en 1961, fusionando los territorios y los nombres de la antigua Tanganica continental y la isla de Zanzíbar. La mayor parte de la novela sucede en la época colonial británica y solo la parte final transcurre tras la independencia del nuevo país africano. En cualquier caso, la ciudad de referencia y que más aparece citada en la novela es Mombasa, actualmente en Kenia y uno de los principales puestos del África oriental. La novela cuenta dos historias narrativas distintas en dos momentos históricos y cronológicos diferentes. La historia de amor entre el británico Martin Pearce y la nativa musulmana Rihana, que transcurre a finales del siglo XIX, y la de la familia de los hermanos Amín, Rashid y Farida y la relación de Amín con la bella y enigmática Jamila, que se sitúa a mediados del pasado siglo XX. Los dos relatos tienen puntos de confluencia en algún momento del desarrollo narrativo del relato.

Salvo los pocos personajes británicos de la novela, los demás son todos musulmanes. En ellos, la religión tiene una presencia fundamental y condiciona en buena medida sus vidas. Por otro lado, hay una ascendencia india en algunos de los personajes y la novela muestra el crisol y la mezcla racial y el cruce de culturas de Zanzíbar, con presencia de árabes, comerciantes indios y nativos originarios isleños. El personaje Rashid va a estudiar a Londres y tiene algunas características biográficas del propio Abdulrazak Gurnah, pero, como el escritor ha señalado, no coinciden entre ambos ni las fechas ni los motivos de sus respectivos viajes a Inglaterra.

Los principales temas de la novela son la multiculturalidad, el colonialismo y sus efectos, el exilio, el choque de culturas diferentes, el encuentro y desencuentro entre la tradición y la modernidad, el desarraigo, la religión, la dificultad de inserción en la sociedad inglesa de los emigrantes africanos y, sobre todo, el amor, con los tabúes, las presiones familiares y los prejuicios y diferencias raciales y sociales que dificultan el disfrute libre de la relación amorosa. Es un tanto desalentador que en las dos historias, con medio siglo de diferencia, sigan vigentes los mismos problemas y obstáculos.

Abdulrazak Gurnah es un gran contador de historias que se recrea en las descripciones, llenas de vida y colorido, de las calles de la ciudad y el interior de las casas, y que profundiza en los personajes cuyas personalidades y relaciones va forjando y tejiendo con lentitud en un sólido desarrollo literario. Su estilo es elegante y cuidado y juega con maestría con la diversidad de enfoques narrativos para contar la historia desde distintos puntos de vista. Hay aspectos de la escritura del escritor tanzano que recuerdan al maestro egipcio, y también Premio Nobel, Naguib Mahfuz y sus novelas cairotas. Hay gusto por la literatura en el libro y referencias a escritores como Stevenson, Shakespeare o Rimbaud. Incluso Farida se convierte en autora de un libro de poesía y Amín y Rashid en narradores epistolares de buena parte de la novela.

“El desertor” es una magnífica novela, bella y triste a la vez en las historias que cuenta, y llena de realismo, referencias geográficas y culturales, reflexiones sociales, pasión y viveza. Tras su deleitosa lectura, uno queda con más ganas de leer sus otras novelas ya publicadas y las que aún quedan por traducir a nuestra lengua. La concesión del Premio Nobel nos ha permitido descubrir esta vez a un novelista de enorme fuste y gran altura literaria.

   “El desertor”. Abdulrazak Gurnah. Salamandra. 2023. 336 páginas.



jueves, 21 de diciembre de 2023

EXCURSIÓN Y COMIDA NAVIDEÑA DEL CER EN LA ERMITA DE SAN MARTÍN



Un año más, el Centro Excursionista Ribagorza celebró el pasado domingo su despedida de la temporada en la ermita de San Martín, en la sierra de Torón, en el término municipal de Secastilla, entre los valles del Ésera y el Cinca. En un día muy soleado, la jornada festiva constó de una excursión circular desde Graus y una suculenta comida al aire libre junto a la ermita. En la excursión participamos 46 caminantes y en la comida, rematada con cotillón navideño, 58 comensales.

Los participantes en la caminata salimos de Graus a las 8.30 horas y nos dirigimos a Grustán, primero por el GR-1 y luego por el sendero de la Ruta de los Miradores. En el despoblado Grustán, hicimos una parada de descanso junto a la bonita iglesia románica de Santa María, cuyo interior visitamos. Ya siempre por el GR-1, por el tramo de sendero inaugurado el pasado año, subimos hasta la Sierra de Torón, más conocida en la zona como de San Martín o de Panillo. En lo alto de la sierra, dejamos el GR-1 y, por una pista a la izquierda, a las 12.30 horas, llegamos a la ermita de San Martín.

Tras una visita al nuevo mirador instalado en la zona, con magníficas vistas del Cinca y del Pirineo, al aire libre, a algo más de mil metros de altitud, con muy buena temperatura, y en las mesas que ya estaban dispuestas, los 58 comensales dimos buena cuenta de la magnífica comida preparada por la Peña La Meliguera de Capella. En un espléndido ambiente, rematamos la comida con un cotillón navideño y un animado baile.

Sobre las 15.30 horas, un grupo de excursionistas iniciamos la caminata de bajada. Descendimos por la ermita de San Pedro de Verona, la Piedra Plana y el barranco del Torroc y, casi a las 18 horas, y ya oscureciendo, llegamos de vuelta a Graus. En el itinerario completo, habíamos recorrido una distancia de 23 km, con 780 m. de desnivel. Estuvimos unas seis horas y media caminando. A las que hay que sumar las tres horas largas de comida campestre y celebración. Un magnífico broche para cerrar la temporada anual del Centro Excursionista Ribagorza. El próximo año volveremos con nuevas excursiones. Feliz Navidad.

https://www.diariodelaltoaragon.es/noticias/deportes/2023/12/21/excursion-y-comida-navidena-del-cer-en-la-ermita-de-san-martin-1699172-daa.html? utm_source=Whatsapp&utm_medium=social&utm_campaign=mobile_web

domingo, 10 de diciembre de 2023

EL BUEN DEBUT NOVELÍSTICO DE REBECA ARGUDO

“Todos los hombres tristes llevan abrigos largos” es la primera novela de Rebeca Argudo, brillante periodista que publica con regularidad ingeniosas y contundentes columnas de opinión en diversos diarios nacionales. Siempre alejada de la imperante y asfixiante corrección política al uso, la escritora, que vive a caballo entre Mallorca y Madrid, acaba de hacer, por encargo de la editorial Harper Collins, su primera incursión en la narrativa. Y supera la prueba con solvencia y buena nota.

Llama la atención al lector el largo título de la novela. A decir de su autora, se trata simplemente de una frase de su agrado y que tiene poco que ver con la historia que cuenta el relato. “Todos los hombres tristes llevan abrigos largos” está narrada en primera persona y en modo epistolar. La narradora, Paula, deja a su antiguo amante, Martín, unas páginas sobre la mesa de la cocina, encabezadas por la frase LÉEME. Él todavía no lo sabe, pero si lo hace, encontrará en esas líneas las respuestas a un montón de preguntas que se ha hecho o que se está haciendo, a las que se hará y las que hubiera preferido no hacerse. Y, si decide leerlo, si finalmente hace caso a una indicación precisa en un momento inusitado, es muy probable que, al llegar a la palabra FIN, su vida haya cambiado para siempre. Porque en esas páginas, que son también las que el lector tiene ahora entre sus manos, su novia le hace la más sorprendente de las confesiones: en sus vidas razonablemente felices, llenas de amigos intelectuales, gin-tonics y muebles de diseño, ha tenido lugar el más absurdo y atroz de los sucesos. Además de la introducción, el libro se divide en tres partes que giran en torno a ESE DÍA, así con mayúsculas, con un antes y un después respecto a ese momento crucial de su relación.

Como ya sabíamos por sus magníficos artículos, Rebeca Argudo escribe muy bien. Así que la buena prosa, la elegancia estilística y la cuidada sintaxis estaban garantizadas en la novela. Pero además el relato está bien construido, es original y construye una trama entretenida y bien resuelta. La narración se mueve entre el thriller, el enredo emocional, la novela femenina (que no feminista) y la comedia negra, con un delicioso tono tragicómico lleno de elocuencia, vivacidad y frescura. Con un lenguaje agudo y mordaz, en la novela encontramos amor y desamor, enredos amorosos, infidelidades y engaños, reuniones y cenas de amigas, celos… y una inesperada situación final muy sorprendente. Aunque si hubiera que elegir el tema central del libro podría decirse que plantea el dilema de qué hacer cuando descubrimos los secretos más íntimos de nuestros allegados. Todo contado con mucho humor e ironía y con un magistral equilibrio entre la puntual gravedad y el divertimento literario que envuelve todo el relato. Como escribe Karina Sainz Borgo estamos ante “un thriller delirante, como el gazpacho de Rossy de Palma, al borde de un ataque de nervios”. Pedro Narváez también acierta al asegurar que “la novela es tremendamente divertida, delirante, y a la vez, conserva un poso triste”.

Además de la siempre nerviosa y algo neurótica Paula y el impenitente conquistador Martín, destacan las amigas de la narradora, en especial la enigmática y misteriosa Ana. O el personaje que, sin un nombre concreto, es denominado como El Escritor, objeto de una sátira mordaz en un despiadado retrato algo hiperbólico para acentuar su ridiculización. Aunque su autora no parece coincidir demasiado con esa apreciación, algunos críticos han querido ver similitudes entre “Todos los hombres tristes llevan abrigos largos” y novelas como “Bonjour tristesse”, de Françoise Sagan, o “El diario de Bridget Jones”, de Helen Fielding, y sus correspondientes adaptaciones cinematográficas. Otros han encontrado en la novela reminiscencias a la española de la estadounidense Patricia Highsmith. Tal vez se den algunas de estas concomitancias, pero si algo destaca en el libro que reseñamos es su fresca y singular originalidad.

Y lo que es indudable es que “Todos los hombres tristes llevan abrigos largos” supone un brillante debut narrativo de Rebeca Argudo. Y que, a partir de ahora, además de leer con deleite sus jugosas columnas periodísticas, quedamos a la espera, ojalá no demasiado larga, de su segunda novela. 

“Todos los hombres tristes llevan abrigos largos”. Rebeca Argudo. Harper Collins. 2023. 208 páginas.

 

EL CER SUBIÓ SU BELÉN MONTAÑERO A LA CIMA DEL TURBÓN



Un año más, el Centro Excursionista Ribagorza subió su belén montañero a la cima del Turbón, una mítica montaña que, envuelta en mágicas leyendas ancestrales, se halla ubicada, a 2492 m. de altitud, en el corazón mismo de la comarca ribagorzana. Fieles a la tradición, veintiocho miembros del club grausino cumplimos el pasado miércoles, 6 de diciembre, este rito prenavideño que constituye una de las citas más destacadas del calendario anual de la entidad excursionista.

Los participantes en la actividad salimos de Graus a las 7.30 horas para dirigirnos por carretera en nuestros vehículos hasta Las Vilas del Turbón. Desde allí, pudimos abreviar la aproximación a la montaña por una pista forestal y pasadas las 8.30 horas iniciar nuestra ascensión a pie. El día era bueno; con una temperatura agradable y ausencia de viento, aunque con algunos restos de nieve en el camino. Tomamos un sendero a la izquierda de la pista y, entre bojes y matorral, empezamos a ascender por una pronunciada subida. En un collado, en espacio abierto y con el llamado Frontón de las Brujas frente a nosotros, hicimos la primera parada para reagruparnos.

Desde allí, iniciamos la parte más dura de la ascensión por la conocida como Canal de los Pasos, una zona más expuesta que por la presencia de algunos tramos con nieve exigía una mayor precaución. Entre imponentes rocas, giramos a la izquierda y salimos a un espacio más cómodo que enlaza con el camino tradicional de ascenso. Desde esta parte más alta y abierta de la montaña, descendimos ligeramente hasta la Portella, donde nuestro camino confluyó con el que sube por el valle de San Adrián desde la cara norte. Pasado este tramo, en el que había algunas placas de hielo bajo la fina superficie nevada, encaramos la subida final. Sin viento y con la nieve que seguía en buen estado y sin apenas espesor, sobre las 11.30 horas, llegamos a la cima del Turbón, donde, a 2492 m. de altitud, colocamos, como siempre con mimo, nuestro belén en una oquedad entre las piedras de la cumbre.

Tras reponer fuerzas y las fotos de rigor, iniciamos el descenso que realizamos por el mismo itinerario por el que habíamos subido. Sobre las 14.30 horas, llegamos a los coches y terminamos la excursión. Fueron algo menos de ocho kilómetros, con unos 850 metros de desnivel, en algo más de cinco horas y media con las paradas. Antes de volver a Graus, hicimos una parada en el bar del balneario de Las Vilas del Turbón para disfrutar de un rato de asueto. Una temporada más, habíamos cumplido con la tradición de subir el belén hasta la cima de nuestra montaña más querida.