Estuve en Ascaso el último día del pasado año 2011. Varios amigos quisimos despedir el año montañero subiendo al pico Nabaín, un magnífico mirador del Pirineo de acceso relativamente fácil si uno está medianamente en forma. Iniciamos la ascensión a esta bonita montaña de 1799 metros de altitud desde Ascaso, un pueblo cuya visita nos deparó, entre otras, la posibilidad de contemplar sus singulares y llamativos relojes de sol.
Ascaso es una pequeña localidad sobrarbense perteneciente al municipio de Boltaña, población de la que dista unos seis kilómetros. Se accede desde Boltaña por la carretera N-260 en dirección a Fiscal, pero aproximadamente a unos dos kilómetros hay que tomar un desvío señalizado a la derecha. Una pista de unos cuatro kilómetros con un primer tramo asfaltado nos lleva directamente al pueblo.
Ascaso es prácticamente un pueblo calle, con una media docena de casas que se disponen a lo largo de un estrecho espolón rocoso que se prolonga hacia el sur. En el extremo final del caserío se halla la iglesia parroquial y a pocos metros, ya en el límite de promontorio sobre el que la se asienta localidad, se abre una pequeña era con un par de bordas y unas vistas magníficas del valle del río Ara. El lugar quedó despoblado en los años sesenta del pasado siglo; sin embargo, tiene en la actualidad al menos un par de casas rehabilitadas, una de las cuales -la casa Juez- funciona como alojamiento de turismo rural.
Al entrar en el pueblo encontramos su plaza, con una fuente y un pequeño lavadero. Allí, en la fachada sur de la primera casa, antigua herrería comunal del lugar, puede contemplarse un magnífico reloj de sol con llamativas pinturas al fresco y una curiosa inscripción en verso que reza así: “Cuando me relumbre el sol / acércate paso a paso / y sabrás la hora que es / en este reló de Ascaso”. Junto al reloj, en el dintel de una ventana de la casa en que se halla, aparece la fecha de 1831. En el pueblo encontramos otro reloj de sol, más sencillo y sin ningún tipo de pintura que lo adorne, en la fachada orientada al sur de la torre de la iglesia parroquial, una construcción popular en ruinas sin demasiado interés arquitectónico.
Muy parecido al de la fragua de Ascaso es el reloj solar que puede verse en una fachada todavía en pie de la pardina de Santa María de Ascaso, una enorme vivienda, situada más o menos a mitad de camino de la pista que sube a Ascaso, que quedó despoblada en los años sesenta y que hoy se halla en avanzado estado de ruina Por las dimensiones de la casa, que disponía de oratorio exterior y múltiples dependencias, sería ésta sin duda una de las más fuertes de la zona. Su reloj de sol es bastante similar al de la herrería de Ascaso y probablemente serían ambos obra del mismo pintor decimonónico. También aquí encontramos una inscripción con una fecha en su cabecera (ASCASO AÑO 1890) y unos versos en los que, aunque tienen alguna letra borrada, puede leerse lo siguiente: “De casa Santa María / son los dueños a toda costa / Don José Lacort e hijos / y d[oñ]a Teresa Bellosta”. Este reloj está sostenido por una figura masculina, a diferencia del de Ascaso en el que aparece dibujado el rostro de una mujer. Podría decirse, pues, que ambos relojes se complementan y hacen una pareja.
También la Ronda de Boltaña dedica una estrofa al reloj solar de la antigua herrería de Ascaso en su canción “O viento rondador”: “Puya ta Ascaso y verás un reló de sol / que diz que marca o tiempo d’a chen que marchó. / De coloricos pintau en una paré, / como yo, aguarda o día de vielos volvé”.
Desde Ascaso merece la pena acercarse hasta el puente de piedra que cruza el barranco homónimo cercano a la localidad. Se halla a unos diez minutos de ésta, siguiendo a pie un sendero que se toma a la izquierda de la plaza y que coincide con un tramo del PR-HU40 que se dirige hacia Morillo de Sampietro y San Vicente de Labuerda. Se trata de un puente de un solo ojo que se levanta sobre unas magníficas pozas excavadas por el río a lo largo de los siglos y frecuentadas en verano por los bañistas. Aunque algunos lo consideran más antiguo, Adolfo Castán, buen conocedor de la materia, cree que es de construcción moderna, probablemente de los siglos XVIII o XIX.
Como he dicho al principio, Ascaso es el punto de partida para la ascensión al pico Nabaín. El camino de subida a esta montaña se toma pocos metros antes de llegar al pueblo, a la izquierda de la pista que conduce hasta él. El sendero está bastante bien señalizado con sucesivos mojones de piedra. Desde Ascaso, tras superar un desnivel de unos 800 metros, se tarda alrededor de dos horas en alcanzar la cima. Casi en el inicio de la ascensión hay un tramo de suelo de losa que está repleto de pequeños fósiles marinos incrustados en la piedra. En la cumbre del pico quedan los restos de la ermita de Santa Marina, por lo que la montaña es también conocida como punta o puntón de Santa Marina. La ermita, en uno de cuyos muros se levantó una pilona de cemento como punto geodésico, es una construcción religiosa de tipo popular levantada probablemente entre los siglos XVI y XVIII. Antiguamente, a mediados de julio, se subía a ella en romería desde algunos pueblos de la zona, costumbre recuperada recientemente por el club excursionista Nabaín de Boltaña. Con algunos de sus miembros, amables y obsequiosos, coincidimos en la cima de la montaña el día de fin de año y, desde allí arriba, contemplamos juntos las extraordinarias vistas que ofrece este excepcional mirador del Pirineo.
Carlos Bravo Suárez.
Artículo publicado hoy en Diario del Alto Aragón.
Imágenes: Reloj de sol de Ascaso -dos fotos-, reloj de sol de Santa María -dos fotos-, iglesia de Ascaso -dos fotos, en la segunda se ve el sencillo reloj de sol bajo la campana-, panorámica de Ascaso y puente sobre las pozas del barranco -dos fotos- y ruinas de la ermita de Santa Marina en la cima del pico Nabaín.