“El
hijo del chófer” ha sido una de las mayores sorpresas editoriales de los
últimos meses. Publicada en noviembre por Tusquets en su colección Andanzas, la
obra va ya por su quinta edición a la hora de escribir estas líneas y ha sido
considerada por el diario La Vanguardia como el mejor libro editado en Cataluña
durante el pasado año. “El hijo del chófer” es una biografía, algo novelada,
pero más bien poco, del periodista Alfons Quintà (1943-2016), que tuvo una
especial relevancia en los medios de comunicación catalanes, sobre todo durante
la década de los años ochenta.
Su
autor es Jordi Amat (Barcelona, 1978), filólogo y escritor que ha publicado “Las
voces del diálogo. Poesía y política en el medio siglo”, libro ganador en 2007
del Premio Casa de América de Ensayo; “La primavera de Múnich”, con el que
obtuvo en 2016 el premio Comillas de Historia, Biografía y Memorias; el
panfleto sobre la política actual “La conjura de los irresponsables”; y el
polémico “Largo proceso, amargo sueño”, que ha sido considerado como
un libro fundamental para entender la Cataluña del siglo XX. Con “El hijo del
chófer”, Amat ha dado un importante salto cuantitativo y está obteniendo un
gran éxito de difusión y ventas.
“El
hijo del chófer” narra, en un estilo rápido y muy ágil, de frases muy breves y
concisas, la vida de Alfons Quintà, desde su infancia y juventud hasta su
violenta muerte por suicidio tras asesinar a su mujer en 2016. Su padre, Josep
Quintà, ejerció durante años como chófer –de ahí el título del libro– del escritor Josep Pla, personaje que
adquiere cierto protagonismo en la primera parte del relato. Desde muy joven,
Alfons Quintà muestra una personalidad difícil y retorcida, con una tendencia
muy precoz al chantaje y la amenaza y cargado de resentimiento hacia su padre
por el abandono de sus obligaciones familiares, en parte por su devoción hacia
el escritor ampurdanés. Quintà destaca luego como periodista y es el primer
delegado del diario El País en Cataluña, desde cuyas páginas denuncia la
responsabilidad de Jordi Pujol en el caso Banca Catalana, en un primer artículo
que ya no tendrá continuidad por las presiones recibidas desde las altas
esferas. Siempre astuto, Jordi Pujol, ya presidente de la Generalitat, nombra a
Quintà primer director de TV3 en 1983, y el joven y brillante periodista
contribuirá desde la nueva y moderna televisión catalana al endiosamiento del
líder convergente desde un nacionalismo acentuadamente victimista. Quintà
estará también en los inicios del fallido diario “El Observador”, detrás de
cuyo lanzamiento se hallaba la omnipresente figura del más tarde condenado por
corrupción, y mano derecha de Pujol, Lluís Prenafeta.
Además
de la trayectoria vital y profesional de Alfons Quintà, “El hijo del chófer” es
un demoledor retrato de la sociedad catalana de la transición y el pujolismo,
con las enconadas luchas por el poder y el control de los medios de
comunicación, la corrupción económica, la falta de ética y escrúpulos, las continuas
presiones y chantajes desde el poder y los silencios y las traiciones entre
unos y otros. Todo ello, disfrazado casi siempre de una desvergonzada y
escalofriante hipocresía y un recurrente victimismo frente al malvado Madrid.
Por el libro desfilan numerosos personajes de la Cataluña de esas décadas,
desde Josep Tarradellas a Narcís de Carreras, Vicens Vives, Carlos Sentís o Manuel
Ortínez, entre otros; además de muchos nombres conocidos del periodismo catalán.
Lluís
Bassets explica con precisión el que para mí es el momento cumbre del libro: “El
30 de mayo de 1984 fue el momento estelar de esta sombría biografía.
Convergència i Unió había ganado las elecciones por segunda vez. La Fiscalía
había presentado la querella por el caso Banca Catalana. Quintà controlaba
directamente todas las informaciones de TV3 que afectaban al caso. Y Pujol
pronunció desde el balcón de la Generalitat dos frases cuyo eco no se ha
apagado: “El Gobierno central ha hecho una jugada indigna. A partir de ahora,
de ética y de moral hablaremos nosotros, no ellos”. Fue un momento fundacional,
sobre todo de la impunidad que permitió todo lo que vino luego, en corrupción y
en huida política hacia adelante”.
No hay
aquí espacio para más, pero concluiré diciendo que esta es la biografía de “un
malo”, un personaje que aunque por momentos sea brillante, inteligente y
trabajador, no deja de ser un villano, extorsionador, despótico, acosador y violento,
ególatra y manipulador, chantajista y chaquetero según los intereses que le
conviene defender en cada momento. Pero tampoco en eso, salvo en su cariz
psicopático personal, es demasiado diferente de otros personajes que aparecen
en el libro y tal vez de una parte de una sociedad que ha cobijado, y aun cobija,
determinados comportamientos dentro una impunidad que ha durado décadas y que
no resulta fácil de entender ni de explicar. De aquellos polvos, estos lodos.
“El
hijo del chófer”. Jordi Amat. Tusquets Editores. 2020. 256 páginas.
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