sábado, 22 de mayo de 2021

OCHO RELATOS OSCUROS

“La oscuridad es un lugar” ha sido una de las mayores y más gratas sorpresas literarias de los últimos meses. Su autora, Ariadna Castellarnau (Lérida, 1979), era, hasta la aparición de este libro, prácticamente desconocida en nuestro país. Licenciada en Filología Hispánica y en Teoría Literaria y Literaturas Comparadas por las universidades de Lérida y Barcelona respectivamente, ha vivido y trabajado durante años en Argentina, donde publicó artículos en diversos periódicos y revistas de aquel país. Es autora de una novela titulada “Quema” (Catedral, 2017), que obtuvo VI Premio Internacional Las Américas. “La oscuridad es un lugar” es su segundo libro y el primero publicado por una editorial española. En este caso, la prestigiosa Destino del grupo Planeta.

“La oscuridad es un lugar” es un conjunto de ocho relatos en los que Ariadna Castellarnau, como se dice en la promoción del libro, “se adentra en el terreno de la fantasía oscura para explorar el lado extraño y tenebroso de las relaciones humanas”. Son relatos de una gran calidad literaria que tienen como eje temático principal la presencia de personajes con características físicas o psicológicas que los hacen diferentes al común de los mortales y que los convierten en protagonistas de historias oscuras e inquietantes, tanto por su propia condición como por su relación con sus familiares más próximos (padres o hermanos) y con el resto de personas, que ven en ellos seres extraños, excepcionales y absolutamente alejados de los patrones de lo que puede considerarse como normalidad

Otra característica de estos relatos es que están principalmente protagonizados por niños. Niños de diferente condición, algunos con poderes sobrenaturales y otros con características físicas que son explotadas económicamente por sus familiares. Y otros que escapan a situaciones de violencia y cuya infancia, que se ven obligados abandonar antes de tiempo, ha sido truncada por el mundo de los adultos. Porque, como escribe Maielis González sobre el libro, puede decirse que en “muchos de los cuentos de ‘La oscuridad es un lugar’, el horror que suscitan no nace de los aspectos supraterrenales que aparecen en ellos, sino de los elementos más realistas; el monstruo es demasiadas veces el hombre común; no ya el loco, el depravado o el psicópata; sino el hombre pragmático, cotidiano e indiferente”.

En “La oscuridad es un lugar”, primer relato del libro al que da título, encontramos a una niña que es liberada de su dura situación familiar por un muchacho que simboliza la naturaleza. En “Calypso”, se cuenta la relación del chófer de una mafia dedicada al trato de blancas con una joven a la que debe transportar a un prostíbulo. En “Marina Fun”, encontramos a un niño mitad hombre mitad pez al que sus padres exhiben como una atracción de feria para hacer negocio y al que su hermano, que cuenta el relato en primera persona, envidia por una situación que él considera de privilegio. En “De pronto el diluvio”, un niño debe enfrentarse a las tremendas inundaciones que, provocadas por la construcción de una urbanización, sufre la isla en la que vive y a la locura que sus consecuencias han ocasionado en su padre.  “Al mejor de nuestros hijos” cuenta la vuelta de una joven a su pueblo natal para recibir un homenaje y las reacciones que su éxito despierta en su propia familia. En “Los chicos juegan en el jardín”, los amigos de una joven que acaba de ser enterrada invaden tras el funeral la casa de su madre, que ve inquietante y progresivamente perturbada su tranquilidad. En “La isla del cielo”, la aparición de un bebé abandonado altera la soledad de una pareja que se ha refugiado en una isla para alejarse del mundo y reflexionar sobre el rumbo que debían tomar sus vidas. “El hombre del agua”, relato que cierra el libro, cuenta la relación entre un padre con poderes de zahorí para descubrir agua subterránea y su joven hija que pretende que herede su preciado don.

Estos relatos se inscriben en una tradición de narrativa breve, conectada con la corriente del realismo mágico, que tiene un mayor y más brillante arraigo en la literatura hispanoamericana. En esa línea, y aunque hay también en ellos otras influencias anglosajonas, estos cuentos de Ariadna Castellarnau sintonizan claramente con los de destacadas escritoras hispanoamericanas actuales, como  Mariana Enríquez, Samanta Schweblin o Paulina Flores, algunos de cuyos libros hemos reseñado en esta sección. En cualquier caso, Ariadna Castellarnau ha sido un verdadero descubrimiento literario y “La oscuridad es un lugar” constituye uno de los mejores libros de relatos publicados recientemente en nuestro país.

“La oscuridad es un lugar”. Ariadna Castellarnau. Ediciones Destino. 2020. 160 páginas.

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