“La
sal de todos los olvidos” es la última novela de Yasmina Khadra (Kenadsa, Argelia,
1955), pseudónimo literario del escritor argelino Mohammed Moulessehoul, actualmente
residente en Francia y posiblemente el escritor actual en lengua francesa que
más libros vende en todo el mundo. Tras publicar sus seis primeras novelas con
su verdadero nombre, Moulessehoul, que era por aquel entonces militar, y por un
tiempo destinado en la lucha contra el terrorismo islámico, decidió ocultar su
auténtica identidad y comenzó a firmar sus libros como Yasmina Khadra, el
nombre de soltera de su esposa. Desvelado su nombre real, abandonó el ejército,
en el que había alcanzado el grado de comandante, y desde el año 2000 se dedica
profesionalmente a la literatura. Ha escrito todos sus libros en francés y
trasladó a Francia su lugar de residencia, aunque cada vez más descontento con
el trato que recibe en el país vecino, pasa muchas temporadas en España, en la
costa alicantina donde posee una casa.
Traducido
a más de cuarenta idiomas, Yasmina Khadra ha publicado una treintena de novelas,
algunas de ellas adaptadas al cine, y ha recibido numerosos premios literarios
en diversos países. Entre sus obras más destacadas –varias reseñadas en esta
sección–, figuran las tres novelas de la “Trilogía de Argel”, “El atentado”,
"Las
golondrinas de Kabul", "Lo que el día debe a la noche" o "Las
sirenas de Bagdad". “La sal de todos los olvidos” ha sido recientemente
editada en España por Alianza Editorial, que ha publicado aquí la mayor parte
de sus novelas, con traducción del francés de Wenceslao-Carlos Lozano.
“La
sal de todos los olvidos” transcurre íntegramente en Argelia, durante los años
60 del pasado siglo XX. En la época postcolonial, en los años inmediatamente posteriores
a la independencia de Argelia, tras la guerra entre el FNL y el ejército
francés que finalizó en 1962 tras miles de muertos por ambos bandos. La novela
termina el 19 de junio de 1965, día en que se produjo el golpe de estado contra
el presidente Ben Bella. El contexto histórico del relato dibuja una Argelia destruida
por la guerra, muy atrasada y con una población en su mayor parte analfabeta y,
sobre todo en las zonas rurales, aferrada a unas costumbres muy arraigadas,
refractarias a cualquier intento de modernización. Por otro lado, aunque hay nuevos
dirigentes que tienen buenas intenciones, se critica la corrupción y la tiranía
de algunos de los miembros del FNL que acaban de acceder al poder. El
desencanto con la revolución es evidente.
El
protagonista de la novela Adem Naït-Gacem, un maestro cuya vida se derrumba
cuando su mujer, Dalal, lo abandona por otro hombre. Eso es muy poco frecuente
en Argelia y supone para el joven maestro una humillación que no logra superar.
Destrozado, Adem abandona su trabajo, se da a la bebida y empieza a errar por el país como un vagabundo
que, resentido contra todo y todos, malvive por las calles de diferentes
pueblos y ciudades. En el camino irá conociendo a diversos personajes, de los
que el más interesante es el enano Mika, que vive en una cueva y cree en la
amistad y la busca continuamente pese a las numerosas decepciones y
humillaciones que recibe. También aparecen un músico ciego de profético cantar,
un psiquiatra que lee a Gógol y Pushkin, veteranos marcados por la guerra,
presidiaros convalecientes... Posteriormente, Adem llegará a la casa de unos
granjeros donde vive un matrimonio sometido al chantaje de un capitoste
corrupto del FNL. Adem intentará ayudarles y vivirá una nueva situación vital y
emocional que lo pondrá a prueba.
“La
sal de todos los olvidos” es una novela de estructura clásica, cronológicamente
lineal y con un personaje itinerante a la manera cervantina. Con rasgos de un
cierto naturalismo y algunas reminiscencias de las novelas de Emile Zola o del
gran escritor egipcio Naguib Mahfuz. Es, en buena medida, un verdadero descenso
a los infiernos de la depresión y los bajos mundos y un recorrido por la
Argelia que sale de la tutela colonial francesa e inicia un camino nuevo que se
adivina incierto y lleva ya dentro el germen de la desilusión y el fracaso que
se acabarán consumando. Desde el punto de vista político, pero también de las
relaciones, las emociones y las pasiones humanas, la novela es, en general,
pesimista y oscura. Aunque como contrapunto tenga una importante presencia un
personaje tan optimista como el enano Mika y un músico ciego cante en un
momento del relato esta canción con su laúd: Si tu mundo te decepciona/ que
sepas que hay otros en la vida/ Seca el mar y camina/ sobre la sal de todos los
olvidos/Seca el mar y camina/ Sobre todo no te detengas/ Y cuenta lo que andas
buscando/ a cada una de tus zancadas.
Yasmina
Khadra, o Mohammed Moulessehoul, ha vuelto a demostrar su maestría y oficio
literario en esta excelente novela, que se lee con facilidad e interés
creciente. Aunque, según recientes entrevistas, el escritor esté atravesando un
momento de desánimo y anuncia su retirada como narrador tras la publicación de
dos próximas novelas, esperemos que reconsidere sus planes y nos siga haciendo
disfrutar con muchas más en el futuro. Somos muchos los lectores de todo el
mundo que esperamos con impaciencia la publicación de nuevas obras suyas y, a
la vista de la novela que acabamos de reseñar, no parece asomar por ningún lado
indicio alguno de declive en su prodigiosa y fértil creatividad literaria.
“La
sal de todos los olvidos”. Yasmina Khadra. Alianza Editorial. 2021. 280
páginas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario