El
pasado lunes, el grupo grausino Tardes al Sol organizó una excursión circular
desde Campo, pasando por las ruinas del castillo de Sin, Biescas de Bardají, su
iglesia románica de San Saturnino y sus pozas y un gran enebro o chinebro
próximo al camino. En una tarde soleada y con muy buena temperatura, fueron
treinta las personas que participamos en esta actividad que conjugó el
senderismo con el conocimiento del patrimonio y el paisaje de esta zona media
de la comarca de Ribagorza.
Los
excursionistas salimos de Graus a las 15.30 horas y nos dirigimos en coche
hasta Campo. Allí, junto a un conocido restaurante local situado junto a la
carretera N-260, aparcamos nuestros vehículos e iniciamos nuestra excursión a
pie. Atravesamos el casco antiguo de Campo en dirección al este, pasamos por la
plaza mayor y su iglesia parroquial y junto a la ermita de San Sebastián,
giramos a nuestra izquierda para tomar el PR-HU122, que lleva a las ruinas del
castillo de Sin, situadas en el llamado Tozal de las Viñas. Tras una corta
subida con sol y bastante calor, llegamos a los restos de este castillo, cuyo
basamento algunos remontan a la época romana. Desde allí se contemplan
espléndidas vistas de Campo y de Biescas con el Turbón al fondo.
Tras
una parada, retornamos al sendero que ahora enlaza con el PR-HU 50 que también
viene desde Campo por Beleder y nos lleva hasta Biescas. Después de pasar junto
a varios bellos ejemplares de roble o caixigo, llegamos a esta pequeña
localidad perteneciente al municipio de Valle de Bardají. Desde su escaso, pero
bien arreglado, caserío, descendimos por carretera hasta la iglesia parroquial
de San Saturnino, románica y restaurada, junto a la cual nos hicimos una foto
de grupo. Desde allí, volvimos al PR-HU50 y enseguida tomamos un camino a la
izquierda que lleva a las pozas. Es un lugar muy bucólico con numerosos árboles
y algunos bancos de madera. En el pequeño barranco que baja de Cervín, se ha
formado una sucesión de presas naturales que han conformado un conjunto de
pozas de no demasiada profundidad pero gran belleza. Junto a ellas, paramos a
merendar antes de continuar nuestro camino.
Continuamos
por un sendero bien señalizado en dirección a Campo. Enseguida nos desviamos
unos metros a la derecha para ver un enorme ejemplar de enebro o chinebro.
Retornamos al camino y pasamos por una zona de margas o terreros antes de
volver al casco urbano de Campo y cerrar el círculo de nuestro itinerario.
Había sido un agradable y relajado paseo de poco más de ocho kilómetros, en el
que invertimos casi cuatro horas con las largas paradas de la merienda y la
detallada visita a los diversos lugares de interés que el camino nos fue
deparando. Aún rematamos la tarde tomando unos gratificantes refrescos en Campo
antes de volver por carretera a Graus.
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