“El
bar de las grandes esperanzas”. J. R. Moehringer. Duomo ediciones. Traducción
de Juanjo Estrella. 2015. 460 páginas.
J. R. Moehringer (Nueva York, 1964) es un prestigioso
periodista estadounidense cuyos trabajos como reportero han recibido diversos
premios, entre los que destaca el
importante Premio Pulitzer de Periodismo que se le concedió en el año 2000. En
2005 publicó en Estados Unidos la novela “The Tender Bar”, que ha obtenido un
gran éxito en todo el mundo y que en España fue publicada el año pasado por
Duomo Editores con el título de “El bar de las grandes esperanzas” y magnífica
traducción de Juanjo Estrella. En 2007 se estrenó la película “Resurrecting the
Champ”, traducida al español como “El último asalto”, basada en un artículo
periodístico sobre el exboxeador Bob Satterfield publicado por Moehringer en Los
Angeles Times Magazine. En 2008, el tenista Andrea Agassi le encargó la
redacción de su autobiografía, que se publicó con el título de “Open” y que en
2014 fue editada en España por Duomo y también traducida por Juanjo Estrella.
“El bar de las grandes esperanzas” es en buena medida una
novela autobiográfica que, aunque dé un salto en el tiempo en sus últimas
páginas, abarca fundamentalmente los primeros veinte años de la vida del autor.
La historia transcurre en su mayor parte en Manhasset, una pequeña ciudad
próxima a Nueva York, y el centro neurálgico en torno al que gira toda la
novela es el bar Dickens, posteriormente rebautizado como Publicans. Desde muy
pequeño, J.R. siente devoción por ese bar cercano a su casa donde trabaja un
tío suyo y al que van sobre todo los hombres de su barrio y su ciudad. J.R.
vive en la maltrecha casa de sus abuelos, con estos, sus primos y su madre. Su
padre los abandonó hace unos años y apenas va a verlo, aunque el pequeño J.R.
escucha a veces su voz a través de un programa radiofónico. A través del tío
Charlie y sus amigos, el joven descubre la inicialmente atractiva carga de la
masculinidad y el alcohol que envuelve a los clientes del Dickens. J.R. pasa
alguna temporada en Arizona con su madre, consigue entrar en la importante universidad
de Yale, empieza a trabajar como chico de las fotocopias en The New York Times
y se enamora perdidamente de la atractiva Sidney, que solo le corresponde a
ratos y nunca del todo ni en exclusiva. Tras sus fracasos y tropiezos, el joven
siempre vuelve al Publicans, al calor de la camaradería masculina y al consumo
cada vez más adictivo del alcohol. Al final, deberá alejarse de ese refugio que,
a la vez que lo cobija y se convierte en el sustitutivo de su hogar y su
familia, comienza a amenazar con destruirlo y convertirlo en un alcohólico.
Porque, además, a la postre, descubre que “todas las virtudes que yo asociaba a
la masculinidad –dureza, persistencia, determinación, fiabilidad, honestidad,
integridad, agallas– las ejemplificaba mi madre” y que “beber es la única cosa
que no se mejora con la práctica”. La conclusión es un retruécano: “Pensé que
nosotros, antes, perseguíamos el Publicans, y que ahora el Publicans siempre
nos perseguirá a nosotros”.
“El bar de las grandes esperanzas” es una gran novela, de
las mejores que he leído últimamente. Por sus páginas, como por la infancia y
juventud de su protagonista, desfilan multitud de personajes y se suceden las
situaciones de iniciación y aprendizaje que van forjando la personalidad de J.R.
Parece claro que el autor ha mezclado autobiografía y ficción para lograr una
narración de enorme fuerza y solidez, en la que encontramos humor, intensidad, sentimientos, emoción y pura vida a
borbotones.
Carlos
Bravo Suárez
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