Con
solo tres novelas, Jane Harper se ha convertido en una de las más conocidas escritoras
australianas actuales. Aunque nacida en Manchester en 1980, su familia emigró a
Australia cuando ella sólo tenía ocho años. Residente en Melbourne, se graduó
en Historia y Literatura Inglesa en la Universidad de Kent y ha trabajado como
periodista en medios como el “Hull Daily Mail” o el “Herald Sun”. Su magnífica
primera novela, “Años de sequía”, publicada en España en 2017, y reseñada en
esta sección, obtuvo varios premios y un enorme éxito internacional. Menos
aclamada fue su segunda narración, “Naturaleza salvaje” (2019). Ahora, también
editada por Salamandra, y con traducción de Jofre Homedes Beutnage, la
escritora anglo-australiana vuelve a su mejor nivel y acaba de publicar en
nuestro país “El hombre perdido”, una extraordinaria novela ambientada
nuevamente en la Australia más seca y extremadamente calurosa.
Como
en sus anteriores novelas, en “El hombre perdido” el marco geográfico,
implacable y hostil, y la naturaleza extrema tienen un protagonismo fundamental
en el desarrollo del relato. En este caso, la novela está ambientada en Queensland,
en el noreste australiano, una extensísima región cuya capital es Brisbane,
donde las pequeñas comunidades y las casas de las grandes extensiones ganaderas
están a enormes distancias entre sí y cuya temperatura ha alcanzado en los
últimos tiempos los 50º. La novela comienza cuando encuentran a Cameron, el
mayor de los tres hermanos Bright, muerto por deshidratación en un lugar
alejado al que se conoce como la tumba del ganadero. La tumba proyecta la única
sombra en la que Cam buscó una protección que no lo libró de la muerte.
Victoria
Velasco, en su web “Negra y mortal”, explica muy bien el inicio del relato: “En
una comunidad de Queensland con sesenta y cinco habitantes y cien mil cabezas
de ganado dirigidas por el ruido y movimiento de los helicópteros, la familia
Bright posee 3.500 kilómetros cuadrados de terreno. Cameron sale un día a
arreglar un repetidor y nunca
regresa. Su cuerpo es localizado junto a
la antigua tumba del ganadero —legendario y simbólico lugar desde hace un
siglo— donde buscaba la pequeña sombra escurridiza proyectada por la lápida.
¿Qué hacía Cameron junto a la tumba? ¿Por qué habría abandonado su coche, bien
abastecido y en funcionamiento, a nueve kilómetros de distancia, con las llaves
dentro? Junto al cadáver se reúnen sus hermanos Nathan y Bub, que llevan meses
sin verse, con la policía. No hay signos de violencia, por lo que los agentes piensan
que se trata de un extraño suicidio. Sin embargo, Nathan duda de que esta sea
la razón de su muerte”.
Así
comienza una novela de misterio que va derivando poco a poco, y de manera
magistral, sin prisa pero con un ritmo y una historia absorbentes, hacia un
intenso drama familiar, lleno de secretos inconfesables, emociones renovadas y
contenidas, silencios y violencias ocultas. El narrador, equiscente, cuenta el
relato desde el punto de vista de Nathan, el hermano que, tras su divorcio hace
años, vive solo en un terreno colindante. Nat sufrió el ostracismo por parte de
la comunidad por un suceso ocurrido en el pasado, periodo que vamos conociendo a
través de sucesivos flash-backs. El drama se va concentrando en la casa y la
familia, donde habitan en ese momento los principales personajes del libro,
entre los que se ha ido tejiendo una red de relaciones enrarecidas y envolventes:
Nathan y Bub Bright, los dos hermanos de Cameron; la madre viuda; la esposa del
fallecido Cam; el hijo adolescente de Nathan que está pasando parte de las vacaciones
navideñas con su padre; el capataz del rancho que lleva muchos años con la
familia; y una pareja de mochileros ingleses que están trabajando temporalmente
en la casa. Y también el difunto padre de los tres hermanos, enterrado en el
jardín de la hacienda tras su muerte en un accidente de coche, pero cuyo
recuerdo pesa de manera inexorable sobre los presentes. Todos ellos se verán
envueltos en una trama extraordinariamente contada, sin premura y con un
desenlace sorprendente e inesperado.
“El
hombre perdido” es una extraordinaria novela, en la que todo tiene su peso en
oro en perfecto equilibrio: el marco geográfico, el clima, la naturaleza y la
magnífica trama con unos personajes muy bien construidos y trazados. Escrita en
una prosa sosegada, sencilla pero llena de matices, los treinta y nueve
capítulos y las casi cuatrocientas páginas del libro se leen con avidez
creciente y con la satisfacción final de haber leído una novela de las que uno,
como le ocurrió con “Años de sequía”, va a recordar en el futuro. Jane Harper
ya ha publicado en su país una nueva novela, titulada “The Survivors”.
Suponemos que Salamandra no tardará en traducirla y publicarla en nuestro país.
La esperamos con impaciencia.
“El
hombre perdido”. Jane Harper. Salamandra. 2021. 384 páginas.
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